La casa llena de gafas… y ni una cuando de verdad las necesito

Tiempo de lectura: 2 min

Cómo pasé de vivir a base de apaños a un solo par de gafas que me deja hacer mi vida sin interrupciones.

Tengo 49 años y, como mucha gente a partir de los 45, empecé con la famosa vista cansada.

Al principio me lo tomé a broma.

Un par de gafas baratas en el bazar.

Luego otro par “por si acaso”.

Y luego otro.

En poco tiempo mi casa estaba llena de gafas.

Y, aun así, cada vez que quería hacer algo, acababa diciendo la misma frase:

“Espera… que ahora mismo no veo.”

Si tienes gafas en la cocina, en el salón, en la mesilla…

Si aun así nunca las tienes cuando las necesitas.

Si sientes que cualquier cosa sencilla se convierte en un lío solo por la vista…

Te vas a ver en mi historia.

El domingo del bizcocho que acabó en cabreo

Era un domingo por la mañana.

Quería hacer un bizcocho rápido con una receta del móvil.

Nada complicado.

Una hora tranquila en la cocina.

En 15 minutos viví esto:

  • En la encimera no veía bien las cantidades en la pantalla.

    Fui al salón a buscar unas gafas.

  • Las del salón estaban sucias, llenas de huellas.

    Volví a la cocina y las limpié con la camiseta.

  • Intenté leer y mezclar a la vez.

    Se me cayó un huevo en la encimera.

  • Fui a mirar el horno:

    no veía bien la temperatura sin pegar la cara al cristal.

  • Sonó el grupo de amigas en el móvil con una foto.

    Ni me paré a verla porque “con estas ahora no veo bien el móvil”.

Al final dejé la receta a medias, de mal humor,

y solté en voz alta:

“Tengo gafas en cada habitación… y, aun así, acabo siempre sin poder hacer lo que quiero.”

No era solo el bizcocho.

Era la sensación de que nada fluía:

que cualquier cosa, por pequeña que fuera, se torcía por culpa de la vista.

El “sistema de parches” visual que me estaba agotando

Hasta ese día yo pensaba que mi problema era la presbicia, sin más.

“Es la edad”, me decía.

Pero con el tiempo me di cuenta de que lo que de verdad me desgastaba

no eran solo mis ojos,

sino el sistema que había montado para apañarlo.

Había hecho esto:

  • Unas gafas de cerca en la cocina.

  • Otras en el salón.

  • Otras en la mesilla.

  • Otras en el bolso.

Cada una comprada “para salir del paso”.

Cada una con una graduación parecida,

pero pensada solo para una situación:

leer un poco sentada, mirar el móvil un rato…

El resultado era lo que ahora llamo mi “sistema de parches visual”:

  • Cada tarea del día exigía parar, buscar el parche correcto, ponérmelo, quitármelo, recolocarlo.

  • Si estaban sucias, vuelta a limpiar.

  • Si no estaban donde pensaba, vuelta a buscar.

Mi cabeza vivía en modo “interrupción constante”.

Nunca había una sensación de

“me pongo las gafas y ya está, me olvido”.

Siempre era:

“Un momento, que con estas no veo el horno.”

“Espera, que estas son las del salón, con estas no veo bien la tele.”

Ese ruido de fondo, esa microfrustración continua,

es lo que me iba comiendo la paciencia día tras día.

El día que entendí que no necesitaba más gafas… sino menos

Después del famoso bizcocho fallido,

me senté en la mesa del salón y miré alrededor.

Había gafas por todas partes.

Y pensé algo muy simple, pero muy duro:

“He llenado la casa de parches…

y ni uno me sirve para vivir tranquila.”

Empecé a buscar información y a leer opiniones de otras personas de mi edad.

Vi que no era la única:

  • Mucha gente tenía tres, cuatro o cinco gafas distintas y aun así vivía con la sensación de no ver bien.

  • Muchas se quejaban de estar todo el día quitando y poniendo gafas.

  • Y casi todas hablaban de lo mismo: cansancio, dolores de cabeza, sensación de torpeza.

En varios sitios aparecía la misma idea:

“Tu problema no es que necesites más gafas,

sino que necesitas un solo sistema visual para todo el día.”

Ahí empecé a leer sobre las gafas progresivas.

Lo que nunca nadie me explicó sobre las progresivas

Siempre había oído lo mismo de las progresivas:

  • “Marean.”

  • “No te adaptas.”

  • “Son carísimas y luego ni las usas.”

Pero también encontré la otra cara:

Cuando están bien hechas y bien ajustadas,

funcionan como un solo sistema visual que cubre:

  • Distancia de lectura (móvil, libro, receta).

  • Distancia media (encimera, ordenador, mandos).

  • Lejos (tele, calle, conducir).

Es decir:

Te las pones por la mañana…

y te las quitas por la noche.

Sin andar cambiando.

Sin tener gafas tiradas por toda la casa.

Entre todos los modelos y marcas,

terminé encontrando unas de las que mucha gente hablaba muy bien:

se llamaban VisionPro.

Decían que estaban pensadas justo para eso:

para cubrir las distancias reales del día a día

y dejar de vivir “a trozos” según las gafas que llevaras.

Decidí probar.

VisionPro: un solo sistema visual para todo mi día

Fui a la óptica con una idea muy clara:

—No quiero otra gafa más para dejar en la cocina.

—Quiero un solo par que me sirva para todo.

La óptica me explicó cómo funcionaban las VisionPro:

  • Son gafas progresivas, con una lente que va cambiando de graduación de arriba abajo.

  • La parte de arriba está pensada para ver bien de lejos (tele, calle, conducir).

  • La zona central, para la distancia de la casa y el ordenador.

  • La parte de abajo, para leer el móvil, recetas, etiquetas…

Además:

  • La lente está diseñada para tener un campo cómodo en la zona de cerca,

    ideal para leer en la encimera o mirar el horno sin torcer el cuello.

  • Llevan tratamiento antirreflejos y endurecido,

    para poder usarlas todo el día sin que a la mínima se llenen de reflejos o se rayen.

Era justo lo que buscaba:

un sistema visual completo, no otro apaño más.

Encargamos mis VisionPro.

El primer domingo con VisionPro

Las estrené, a propósito,

otro domingo por la mañana con un bizcocho.

Esta vez fue así:

  • Me puse las VisionPro al levantarme.

  • Fui a la cocina con el móvil.

  • Leí la receta sin problema, con el móvil en la encimera.

  • Miré las medidas de la jarra, la temperatura del horno,

    el reloj del microondas.

  • Sonó el grupo de amigas, abrí la foto y la vi bien sin cambiar de gafas.

No hubo carreras al salón.

No hubo “espera, que estas no son”.

No hubo huevos en la encimera.

Por primera vez en mucho tiempo,

sentí que el día fluía.

No estaba pensando en mis gafas.

Estaba pensando en mi bizcocho.

Lo que ha cambiado desde que uso VisionPro

Llevo ya varios meses con VisionPro

y estos son los cambios reales que noto:

  • Solo uso un par de gafas.

    Las demás se han quedado en un cajón.

  • En casa ya no se oye el “mamá, ¿has visto tus gafas?”

    porque siempre las llevo puestas.

  • Puedo cocinar, mirar el móvil, ver la tele o leer un libro

    sin pararme cada dos minutos a cambiar de gafa.

  • Tengo menos dolores de cabeza y menos sensación de cansancio visual.

  • Y, sobre todo, he dejado de sentir que mi vida es

    una cadena de pequeños “espera, que no veo”.

No he cambiado de casa.

No he cambiado de horno ni de móvil.

He cambiado de sistema:

de parches por todas partes

a un solo sistema visual para todo el día.

Qué hace diferentes a las VisionPro

En resumen, esto es lo que para mí hace especiales a las VisionPro:

  • Son gafas progresivas pensadas para cubrir las distancias reales del día:

    móvil, encimera, horno, ordenador, tele y calle.

  • Un solo par desde la mañana hasta la noche.

  • Lentes con zona de cerca amplia y cómoda, ideales para cocinar, coser, leer etiquetas y recetas.

  • Tratamiento antirreflejos, para ver mejor en interiores sin ir con dos “focos” en los ojos.

  • Menos necesidad de estar quitando y poniendo gafas,

    menos sensación de vivir a base de apaños.

Y una garantía de devolución: si no te adaptas o no notas mejora,puedes devolverlas y recuperar tu dinero.

Si tu casa está llena de gafas… pero tú sigues sin ver tranquila

Si:

  • Tienes más de 45 años,

  • Tienes gafas repartidas por toda la casa,

  • Vives diciendo “espera, que con estas no veo”,

  • Sientes que cualquier cosa se hace cuesta arriba por culpa de la vista…

…te diría que, al menos, mires si las VisionPro siguen disponibles.

Ahora mismo hay descuentos especiales por compra por internet

y una garantía de unos 30 días para probarlas sin riesgo en tu día a día.

Al final solo hay dos caminos:

  1. Seguir con una casa llena de gafas

    y una vida llena de interrupciones.

  2. O probar un solo par pensado para que

    todo tu día fluya sin peleas con tu vista.

Yo necesité un bizcocho fallido

y un domingo de mal humor para reaccionar.

Ojalá tú puedas decidirlo

antes de que la frustración te estropee otro día más.

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Dr. Luis Herrera, (Oftalmólogo especialista)

“Veo a diario pacientes que llegan con tres o cuatro gafas distintas y aun así terminan el día con la vista agotada. En muchos casos, el problema no es el ojo en sí, sino el caos de soluciones que usan. Por eso me llamó la atención VisionPro: un solo par pensado para cubrir casi todas las distancias reales del día a día. En los pacientes que lo han probado, he visto menos quejas de dolor de cabeza, menos necesidad de estar quitando y poniendo gafas y, sobre todo, una frase que se repite: ‘por fin siento que mis gafas me ayudan, en vez de estorbarme’. No es una varita mágica, pero como concepto de sistema visual único y estable me parece mucho más sensato que seguir acumulando gafas “para todo y para nada”.”

PREGUNTAS FRECUENTES

¿Y si solo noto un poco de vista cansada, no es demasiado pronto para cambiar de gafas?

La vista rara vez pasa de “un poco cansada” a “perfecta” sola. Ese “solo un poco” suele ser el aviso de que tus ojos llevan tiempo trabajando de más. Esperar suele significar llegar al punto en el que ya hay dolores de cabeza, irritabilidad y ganas de dejarlo todo. Elegir VisionPro ahora no es exagerar, es adelantarte al problema y evitar que tu día a día gire alrededor de lo que tus ojos ya no aguantan.

El mareo suele venir de dos cosas: progresivas mal diseñadas o mal adaptadas. VisionPro se plantean como un campo de visión estable, pensado para las distancias reales que usas (móvil, ordenador, lectura y casa), no como un “experimento raro”. Es normal notar algo diferente los primeros días, pero la mayoría de personas describe la sensación como pasar de ir “a trompicones” a ir mucho más fluida. Y si aun así notas que no te adaptas, tienes la tranquilidad de la garantía de devolución, sin quedarte atrapada con unas gafas que no te encajan.

Ese es el miedo más lógico: invertir y que todo siga igual. Por eso la idea con VisionPro no es que te enamores el primer minuto, sino que en unas semanas notes cambios muy concretos: menos dolores de cabeza, menos “espera, que no veo”, menos necesidad de levantar y bajar la gafa. Si no sientes esa mejora en tu día a día, no tiene sentido que te las quedes. Para eso está la garantía: te permite probar sin quedarte con la duda ni con el cargo de conciencia.

Tu óptica de siempre te conoce, sí, pero también tiene un modelo muy claro: venderte un par de gafas diferente para cada problema. Eso puede darte confianza, pero también te ata a una cadena de compras sin fin. VisionPro no compite con tu óptica, cambia el enfoque: en vez de trocear tu vida en muchas gafas, propone un solo sistema visual que cubra casi todo. Lo realmente seguro no es repetir lo de siempre, sino elegir una solución que te dé más control, más claridad y menos dependencia… con una prueba que te permite decir “no” sin perder tu dinero.

Ver bien no debería estar reñido con gustarte en el espejo. Una de las mayores resistencias a usar gafas todo el día es mirarte en una foto y pensar “parezco mayor”. VisionPro se plantea justo al revés: monturas pensadas para que te veas actual, cuidada y tú misma, no como “la señora de las gafas de batalla”. Si cada vez que te ves con ellas piensas “así sí”, es mucho más fácil que las lleves puestas… y si las llevas puestas, tus ojos están protegidos todo el día, no solo a ratos.

La duda es normal, porque llevas años oyendo lo contrario: gafas para leer, para ordenador, para conducir… VisionPro se diseña precisamente para romper esa dinámica. El cristal está calculado para crear un recorrido suave desde lejos hasta cerca, con una zona central muy cómoda para pantalla y entorno. ¿Significa que nunca más necesitarás nada más? En la mayoría de casos, no. Pero para el 90 % de tu día (móvil, trabajo, casa, calle, tele) la idea es clara: que no tengas que pensar qué gafa toca ahora, y eso es lo que te devuelve sensación de libertad.

La frase “es la edad” tapa muchas cosas. Pasar horas frente a una pantalla con gafas inadecuadas castiga la vista aunque tengas buena salud general. VisionPro se centra justo en ese punto: la zona clave del cristal está optimizada para la distancia de pantalla y documentos, que es donde tus ojos se dejan la energía cada día. No se trata de aceptar resignada que “es lo que hay”, sino de darle a tus ojos una herramienta que reduzca el esfuerzo y te permita acabar el día más despejada y menos quemada.

Es una duda muy sana, sobre todo si vienes de sentir que siempre hay un “extra” que sumar. La diferencia psicológica aquí es otra: el objetivo de VisionPro no es que compres más cosas, sino que dejes de necesitar tantas. Cambias varios pares que usas a medias por uno que usas de verdad. A nivel económico, suele salir más rentable invertir en un sistema que te acompañe todo el día que ir comprando gafas baratas que luego no solucionan el problema de fondo. Y saber que puedes devolverlas si no cumplen baja el miedo a sentirte engañada.

Es normal pensar “para qué voy a invertir si total, la vista irá a peor”. Pero hay una diferencia enorme entre dejar que tus ojos se cansen sin ayuda y darles un cristal que distribuya mejor el esfuerzo. Cuidar tu visión hoy no es un capricho: es una forma de que cada cambio futuro sea más suave, menos brusco y menos doloroso. Además, el hecho de tener un único sistema como VisionPro hace que cada ajuste posterior sea más sencillo: no tienes que actualizar cinco gafas, sino un solo par que lo hace todo.

La pereza es uno de los mayores ladrones de calidad de vida. Es fácil pensar “ya iré”, “ya lo haré”, y mientras tanto tus ojos siguen sumando horas de esfuerzo. Aquí la pregunta clave no es cuánto cuesta adaptarte a VisionPro, sino cuánto te está costando no hacer nada: dolores de cabeza, mal humor, depender de otros para leer cosas, sentir que tu día se rompe a cada momento por culpa de tus gafas. Dar el paso una vez para probar un solo par que simplifique tu vida es, en el fondo, elegir un futuro con menos fricción y más calma… y eso vale mucho más que la incomodidad temporal de cambiar.

Lo que opinan nuestros clientes

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David G
Compra Verificada
OCT 2025
Ligeras y comodas, se adaptan y se ve todo muy nitido gracias
Lucía M
Compra Verificada
OCT 2025
Genial tanto de cerca como de lejos, le compre una a mi marido tambien
Victor M
Compra Verificada
OCT 2025
Multi focal tal y como dicen se adapta sola
Carmen M
Compra Verificada
OCT 2025
Resistentes y duraderas, se ve muy bien
Francisco M
Compra Verificada
OCT 2025
Una pasada, compralas y pruebalas por que es una locura lo buen que se ve y no cansa la vista, no como otras que he probadio

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