Casi pierdo mi trabajo por mi vista...

Tiempo de lectura: 2 min

Cómo unas gafas especiales me devolvieron la seguridad con las hojas de cálculo… y en mi puesto de trabajo.

Tengo 48 años y trabajo en administración.

Durante toda mi vida he sido “la de los números”.

La que detectaba un error en un informe a la primera.

La que el jefe llamaba cuando algo no cuadraba en la hoja de cálculo.

Y, sin embargo, hace unos meses viví el momento más vergonzoso de mi carrera.

Si trabajas muchas horas delante de un ordenador…

Si ya has pasado de los 40…

Si notas que las letras y las cifras pequeñas se mezclan en la pantalla…

Quiero que leas mi historia.

Porque yo pensaba que estaba “perdiendo facultades”.

Pero lo que estaba perdiendo, en realidad, era visión nítida.

La reunión en la que sentí que ya no servía

Era una reunión de seguimiento de resultados.

El jefe encendió el proyector y abrió una hoja de cálculo llena de cifras.

Ventas, gastos, porcentajes, totales.

Todo en números muy pequeños.

En un momento dado dijo:

“María, ¿puedes comentar los datos de tu departamento?”

Noté todas las miradas sobre mí.

Entrecerré los ojos.

Me acerqué un poco a la mesa.

Cambié de postura en la silla.

Los números empezaron a bailar.

Las columnas se mezclaban.

Me costaba distinguir un 3 de un 8.

Intenté seguir la fila correcta, pero me equivoqué.

Confundí una cifra.

Dije un dato que no era.

Silencio en la sala.

El jefe frunció el ceño.

Un compañero joven, sentado más atrás, miraba la pantalla con total tranquilidad.

Sentí cómo se me calentaban las mejillas.

Salí de aquella reunión con un nudo en la garganta.

Ese día, en casa, me repetía una frase una y otra vez:

“No puedo permitirme fallar en mi trabajo solo porque ya no veo bien los números.”

Ahí entendí que el problema ya no era una simple molestia.

Era vergüenza profesional y miedo real a perder valor.

Lo que intenté antes (y por qué no funcionó)

Como muchas personas, pasé años tirando de “apaños”:

  • Subir el brillo de la pantalla.

  • Acercarme al monitor.

  • Llevar casi todo el día unas gafas de lejos normales.

  • Sacar las gafas de cerca de farmacia cuando tenía que leer un documento en papel.

Con eso iba tirando.

Pero, en la práctica, mi jornada era así:

  • Hoja de cálculo en la pantalla.

  • Documento en la mesa.

  • Correo electrónico.

  • Otra vez la hoja de cálculo.

Cada cambio de mirada era un esfuerzo.

Al final del día tenía:

  • Dolor de cabeza,

  • los ojos secos y pesados,

  • sensación de “niebla” delante de la vista.

Y, lo peor, miedo a haber cometido algún fallo en las cifras.

Yo pensaba:

“Será el estrés, será la edad… es lo que hay.”

Hasta que en una revisión visual me hablaron de algo que lo explicó todo:

la fatiga de enfoque continuo.

La fatiga de enfoque continuo: la parte que nadie nos cuenta

En la óptica le conté al especialista lo que me había pasado en la reunión.

Me dijo:

“Tú no has perdido capacidad con los números.

Lo que se ha agotado es tu capacidad de mantener el enfoque fijo todo el día.”

Me lo explicó con palabras sencillas:

  • Con la edad, la lentilla interna del ojo se vuelve más rígida.

  • Antes cambiaba de enfoque (cerca–medio–lejos) casi sin esfuerzo.

  • Ahora necesita mucho más trabajo para mantener nítida la distancia de la pantalla.

¿Qué pasa cuando pasas cinco o seis horas seguidas delante del ordenador?

  • Tus ojos hacen microajustes constantes para enfocar las cifras pequeñas.

  • Cada ajuste añade tensión.

  • Esa tensión se acumula en forma de dolor de cabeza, escozor y, al final, borrosidad.

Es como sostener un peso con el brazo todo el día:

al principio aguantas, pero llega un momento en que el músculo tiembla.

Con la vista ocurre lo mismo.

Y aquí vino la frase que me abrió los ojos:

“Tus gafas están hechas para ‘ver en general’.

Pero tu trabajo exige precisión continua a una distancia muy concreta.

Y esas gafas no están pensadas para eso.”

Yo había oído hablar mil veces de la vista cansada…

pero nunca de esta fatiga de enfoque continuo que machaca a quienes trabajamos con pantallas.

La “ventana de precisión continua”: cuando la pantalla deja de ser una amenaza

Entonces me habló de otra forma de usar gafas:

“En tu caso, lo ideal es crear una especie de ventana estable justo a la distancia de tu trabajo.”

Me explicó que existían lentes progresivas modernas diseñadas con lo que él llamaba una “ventana de precisión continua”:

  • Una zona específica de la lente está calculada para la distancia del monitor y la mesa.

  • Esa zona ofrece un foco constante y cómodo.

  • Puedes pasar de la hoja de cálculo al correo, y del correo a un documento en papel, sin que tu enfoque se venga abajo.

Es como tener un pequeño “marco” en el que todo lo que entra se ve claro, nítido y estable.

Sin forzar los ojos.

Sin estar todo el rato “enfoca–desenfoca”.

Me dijo que muchas personas de oficina ya estaban usando unas gafas llamadas VisionPro, que incorporaban este tipo de lente.

Cómo llegué a VisionPro y por qué me animé

Al llegar a casa, me puse a buscar opiniones.

Vi comentarios de gente que decía:

  • “Ya no temo las presentaciones con la pantalla compartida.”

  • “Puedo trabajar con hojas de cálculo sin acabar con migraña.”

  • “Sigo siendo la persona de confianza para revisar números.”

VisionPro son gafas progresivas pensadas para quienes trabajamos con ordenador y documentos.

Lo que más me llamó la atención fue:

  • Una zona de la lente ajustada a la distancia típica del monitor,

  • otra optimizada para los papeles de la mesa,

  • y una transición suave entre ambas para que el ojo no se maree.

Además, llevan tratamiento antirreflejos, y tienen una garantía de devolución del dinero si no te adaptas.

El precio era más alto que el de unas gafas de farmacia, claro.

Pero muy por debajo de lo que me pedían en algunas ópticas por progresivas que ni siquiera estaban pensadas para el trabajo con pantalla.

Pensé en aquella reunión.

Y en lo que podría costarme, a la larga, parecer “despistada” con los números.

Pedí mis VisionPro.

La siguiente reunión… y la sorpresa

Unas semanas después, tocaba otra reunión de resultados.

Esta vez yo ya llevaba varias semanas trabajando con VisionPro.

Mi día a día había cambiado:

  • Podía mirar la pantalla durante horas sin notar ese temblor en la vista.

  • Las cifras pequeñas se veían nítidas dentro de esa ventana de precisión continua.

  • Si bajaba la mirada a un informe en la mesa, seguía viéndolo claro.

Entré en la sala.

Se apagaron las luces.

El jefe proyectó la hoja de cálculo en la pantalla grande.

Cuando llegó el turno de mi departamento y dijo:

“María, ¿nos comentas estos datos?”,

respiré hondo… y miré.

Todo estaba limpio y ordenado.

Las filas.

Las columnas.

Los porcentajes.

Fui comentando las cifras una a una.

Incluso detecté un dato que no cuadraba y lo señalé.

El silencio tenso de la reunión anterior se convirtió en asentimientos.

Un compañero, al salir, me dijo:

“Hoy has estado finísima con los números, como siempre.”

Y, por primera vez en mucho tiempo, pensé:

“No he cambiado yo.

Lo que ha cambiado es cómo veo lo que tengo delante.”

Lo que ha cambiado en mi trabajo con VisionPro

Después de varios meses con VisionPro, esto es lo que he notado:

  • Muchos menos errores tontos. Las cifras dejan de mezclarse; veo claro lo que reviso.

  • Cero miedo a la pantalla compartida. Puedo seguir la hoja de cálculo delante de todos sin agobios.

  • Mucho menos dolor de cabeza. La fatiga de enfoque continuo se ha reducido muchísimo.

  • Más seguridad en mí misma. Vuelvo a sentirme la persona fiable con los números.

Y todo con un solo par de gafas que llevo todo el día.

No voy cambiando entre gafas de lejos, de cerca y de ordenador.

VisionPro me da una ventana de precisión continua justo donde la necesito.

Qué hace distintas a las VisionPro

Por lo que he aprendido y comprobado en mi propia piel, VisionPro ofrece:

  • Una zona específica en la lente ajustada a la distancia del monitor,

    pensada para trabajar con ordenador y hojas de cálculo.

  • Una franja cómoda para documentos en la mesa: contratos, informes, listados.

  • Transiciones suaves entre zonas, para evitar mareos y tirones de enfoque.

  • Tratamientos antirreflejos y antirrayaduras, para soportar la luz de oficina y el uso diario.

  • Un diseño actual, para sentirte profesional y segura, no “disfrazada de mayor”.

Y, además, una garantía total:

Si no te adaptas o no notas mejora, puedes devolverlas y recuperar tu dinero.

Sin riesgos.

Si también temes que los números te dejen en evidencia…

Si:

  • Tienes más de 40–45 años,

  • Trabajas varias horas al día con ordenador,

  • Las cifras pequeñas se mezclan y empiezas a dudar de tus propios ojos,

  • Has salido alguna vez de una reunión con vergüenza por un error absurdo…

…entonces creo de verdad que deberías ver si las VisionPro siguen disponibles.

Ahora mismo hay descuentos especiales por compra por internet y una garantía de unos 30 días para probarlas en tu propio trabajo sin riesgo.

Al final, solo tienes dos opciones:

  1. Seguir soportando la fatiga de enfoque continuo, con miedo a equivocarte cada vez que se proyecta una hoja de cálculo.

  2. O probar unas gafas pensadas para crear una ventana de precisión continua delante de tu pantalla… y volver a ser la persona en la que todos confían con los números.

Yo tuve que pasar por la vergüenza de ver cómo las cifras se mezclaban delante de toda la oficina para reaccionar.

Ojalá tú no tengas que llegar a ese punto.

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Dr. Luis Herrera, (Oftalmólogo especialista)

“Veo a diario pacientes que llegan con tres o cuatro gafas distintas y aun así terminan el día con la vista agotada. En muchos casos, el problema no es el ojo en sí, sino el caos de soluciones que usan. Por eso me llamó la atención VisionPro: un solo par pensado para cubrir casi todas las distancias reales del día a día. En los pacientes que lo han probado, he visto menos quejas de dolor de cabeza, menos necesidad de estar quitando y poniendo gafas y, sobre todo, una frase que se repite: ‘por fin siento que mis gafas me ayudan, en vez de estorbarme’. No es una varita mágica, pero como concepto de sistema visual único y estable me parece mucho más sensato que seguir acumulando gafas “para todo y para nada”.”

PREGUNTAS FRECUENTES

¿Y si solo noto un poco de vista cansada, no es demasiado pronto para cambiar de gafas?

La vista rara vez pasa de “un poco cansada” a “perfecta” sola. Ese “solo un poco” suele ser el aviso de que tus ojos llevan tiempo trabajando de más. Esperar suele significar llegar al punto en el que ya hay dolores de cabeza, irritabilidad y ganas de dejarlo todo. Elegir VisionPro ahora no es exagerar, es adelantarte al problema y evitar que tu día a día gire alrededor de lo que tus ojos ya no aguantan.

El mareo suele venir de dos cosas: progresivas mal diseñadas o mal adaptadas. VisionPro se plantean como un campo de visión estable, pensado para las distancias reales que usas (móvil, ordenador, lectura y casa), no como un “experimento raro”. Es normal notar algo diferente los primeros días, pero la mayoría de personas describe la sensación como pasar de ir “a trompicones” a ir mucho más fluida. Y si aun así notas que no te adaptas, tienes la tranquilidad de la garantía de devolución, sin quedarte atrapada con unas gafas que no te encajan.

Ese es el miedo más lógico: invertir y que todo siga igual. Por eso la idea con VisionPro no es que te enamores el primer minuto, sino que en unas semanas notes cambios muy concretos: menos dolores de cabeza, menos “espera, que no veo”, menos necesidad de levantar y bajar la gafa. Si no sientes esa mejora en tu día a día, no tiene sentido que te las quedes. Para eso está la garantía: te permite probar sin quedarte con la duda ni con el cargo de conciencia.

Tu óptica de siempre te conoce, sí, pero también tiene un modelo muy claro: venderte un par de gafas diferente para cada problema. Eso puede darte confianza, pero también te ata a una cadena de compras sin fin. VisionPro no compite con tu óptica, cambia el enfoque: en vez de trocear tu vida en muchas gafas, propone un solo sistema visual que cubra casi todo. Lo realmente seguro no es repetir lo de siempre, sino elegir una solución que te dé más control, más claridad y menos dependencia… con una prueba que te permite decir “no” sin perder tu dinero.

Ver bien no debería estar reñido con gustarte en el espejo. Una de las mayores resistencias a usar gafas todo el día es mirarte en una foto y pensar “parezco mayor”. VisionPro se plantea justo al revés: monturas pensadas para que te veas actual, cuidada y tú misma, no como “la señora de las gafas de batalla”. Si cada vez que te ves con ellas piensas “así sí”, es mucho más fácil que las lleves puestas… y si las llevas puestas, tus ojos están protegidos todo el día, no solo a ratos.

La duda es normal, porque llevas años oyendo lo contrario: gafas para leer, para ordenador, para conducir… VisionPro se diseña precisamente para romper esa dinámica. El cristal está calculado para crear un recorrido suave desde lejos hasta cerca, con una zona central muy cómoda para pantalla y entorno. ¿Significa que nunca más necesitarás nada más? En la mayoría de casos, no. Pero para el 90 % de tu día (móvil, trabajo, casa, calle, tele) la idea es clara: que no tengas que pensar qué gafa toca ahora, y eso es lo que te devuelve sensación de libertad.

La frase “es la edad” tapa muchas cosas. Pasar horas frente a una pantalla con gafas inadecuadas castiga la vista aunque tengas buena salud general. VisionPro se centra justo en ese punto: la zona clave del cristal está optimizada para la distancia de pantalla y documentos, que es donde tus ojos se dejan la energía cada día. No se trata de aceptar resignada que “es lo que hay”, sino de darle a tus ojos una herramienta que reduzca el esfuerzo y te permita acabar el día más despejada y menos quemada.

Es una duda muy sana, sobre todo si vienes de sentir que siempre hay un “extra” que sumar. La diferencia psicológica aquí es otra: el objetivo de VisionPro no es que compres más cosas, sino que dejes de necesitar tantas. Cambias varios pares que usas a medias por uno que usas de verdad. A nivel económico, suele salir más rentable invertir en un sistema que te acompañe todo el día que ir comprando gafas baratas que luego no solucionan el problema de fondo. Y saber que puedes devolverlas si no cumplen baja el miedo a sentirte engañada.

Es normal pensar “para qué voy a invertir si total, la vista irá a peor”. Pero hay una diferencia enorme entre dejar que tus ojos se cansen sin ayuda y darles un cristal que distribuya mejor el esfuerzo. Cuidar tu visión hoy no es un capricho: es una forma de que cada cambio futuro sea más suave, menos brusco y menos doloroso. Además, el hecho de tener un único sistema como VisionPro hace que cada ajuste posterior sea más sencillo: no tienes que actualizar cinco gafas, sino un solo par que lo hace todo.

La pereza es uno de los mayores ladrones de calidad de vida. Es fácil pensar “ya iré”, “ya lo haré”, y mientras tanto tus ojos siguen sumando horas de esfuerzo. Aquí la pregunta clave no es cuánto cuesta adaptarte a VisionPro, sino cuánto te está costando no hacer nada: dolores de cabeza, mal humor, depender de otros para leer cosas, sentir que tu día se rompe a cada momento por culpa de tus gafas. Dar el paso una vez para probar un solo par que simplifique tu vida es, en el fondo, elegir un futuro con menos fricción y más calma… y eso vale mucho más que la incomodidad temporal de cambiar.

Lo que opinan nuestros clientes

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David G
Compra Verificada
OCT 2025
Ligeras y comodas, se adaptan y se ve todo muy nitido gracias
Lucía M
Compra Verificada
OCT 2025
Genial tanto de cerca como de lejos, le compre una a mi marido tambien
Victor M
Compra Verificada
OCT 2025
Multi focal tal y como dicen se adapta sola
Carmen M
Compra Verificada
OCT 2025
Resistentes y duraderas, se ve muy bien
Francisco M
Compra Verificada
OCT 2025
Una pasada, compralas y pruebalas por que es una locura lo buen que se ve y no cansa la vista, no como otras que he probadio

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