Cuando todos hablan de sus ex… y tú no tienes ninguna
Tiempo de lectura: 2 min
Soy el único de mi grupo que nunca ha tenido una ex.
Me llamo David, tengo 31 años
y soy “ese amigo”.
El único del grupo que nunca ha tenido una ex.
No tengo historias de “cuando estuve con aquella chica”.
No tengo fotos de viajes en pareja.
No tengo ni una anécdota de “mi primera vez”.
Cuando mis amigos empiezan con el típico:
“¿Os acordáis de cuando Laura me dejó por…?”
Yo me río, hago alguna broma.
Pero por dentro sé que no tengo nada que aportar.
Si estás leyendo esto y sientes algo parecido,
quédate conmigo unos minutos.
Porque voy a contarte
cómo pasé de sentirme “el atrasado del grupo”
a notar por fin que mi vida amorosa empezaba a moverse…
Y sí, tiene mucho que ver con algo que nadie me explicó nunca:
Un “reloj social desincronizado”
y cómo un perfume llamado PheroPro me ayudó a ponerlo en hora.
Hasta el más pringado tuvo novia antes de los 22…
Mi momento más duro llegó una noche de verano, en una terraza.
Éramos seis amigos, las cervezas sobre la mesa
y el tema inevitable: las ex.
Empezaron a repasar sus historias:
- La primera novia del instituto.
- Los dramas con 20 años.
- La relación tóxica de otro.
Se reían de sus versiones adolescentes.
Comentaban fotos antiguas.
Yo escuchaba, sonreía… y callaba.
Hasta que uno suelta:
“Buah, si hasta el más pringado de la clase tuvo novia antes de los 22.”
De golpe se hizo un silencio raro.
Noté cómo una mirada rápida caía sobre mí.
Nadie dijo nada.
Yo solté una risa forzada y cambié de tema.
Pero ese comentario me taladró la cabeza de camino a casa.
Esa noche, tumbado en la cama mirando al techo, pensé:
“No estoy solo, estoy atrasado.
Soy el tío de 31 años sin ex
cuando todos ya van por su segunda ruptura.”
Y ahí ya no me dolía solo la soledad.
Me dolía el hueco en mi historia.
Estaba convencido de que había perdido años que nunca volverían.
Lo que probé antes (y por qué seguía en el mismo sitio)
Como muchos, lo primero que hice fue culparme.
“Deberías salir más”.
“Apúntate a más planes”.
“Descárgate todas las aplicaciones para conocer gente”.
Lo hice todo:
- Aplicaciones para conocer gente.
- Frases aprendidas de vídeos.
- Cambios de estilo, peinado, barba.
¿El resultado?
Quedaba con alguna chica, sí.
Pero en persona algo no encajaba.
Yo sentía que ellas me miraban como si fuese más joven de lo que ponía en mi perfil.
Como si el “David de la pantalla” y el “David en directo”
fueran dos personas distintas.
Las citas no avanzaban.
Volvía a casa con la misma frase en la cabeza:
“Con 31 años… y sigo sin ex.”
El “Reloj Social Desincronizado”: la parte que nadie me contó
Un día, harto de dar vueltas, empecé a leer historias de otros hombres como yo.
No buscaba trucos, buscaba entender el porqué.
Ahí encontré una idea que me hizo daño… y a la vez me abrió los ojos:
Mi “reloj social” iba atrasado.
Te lo explico sencillo:
- En el documento de identidad pone que tengo 31 años.
- Pero, a nivel de presencia y energía,
muchas veces no parecía un hombre de 31.
Mi cuerpo y mi forma de estar en el mundo enviaban señales de:
- Postura algo encogida.
- Dudas en cada gesto.
- Y un detalle en el que jamás había pensado:
un olor totalmente neutro, casi juvenil.
Gel de ducha cualquiera.
Desodorante barato.
Nada más.
Las mujeres de mi edad, aunque no lo piensen en voz alta,
buscan mínimas señales de adultez:
- Cierta calma.
- Naturalidad física.
- Un olor que no recuerde a “chaval que va saliendo del instituto”.
Yo no emitía nada de eso.
Y mi propio cerebro, sin darse cuenta,
interpretaba cada intento de contacto como:
“Esto no encaja con tu edad.
Estás fuera de lugar.”
¿Resultado?
- No me exponía.
- No practicaba.
- No acumulaba experiencias.
No es que “no hubiera tenido novia porque sí”.
Es que mi reloj social llevaba años sin avanzar
porque nunca había tenido ni un solo entorno
donde sentirme realmente a la altura de mi edad.
El “Salto Sensorial de Edad”: cuando por fin te sientes de tu edad
Leyendo y leyendo, llegué a un concepto que me llamó mucho la atención:
En vez de intentar cambiar todo mi carácter de golpe,
podía empezar por algo más simple:
Alinear mi presencia sensorial con mi edad real.
Es decir:
Que lo que se ve, se oye y se huele de mí
dijera: “hombre de treinta y pico”,
no “chaval que todavía está probando”.
Ahí fue cuando empecé a leer sobre perfumes para hombres de mi edad.
No colonias adolescentes.
No olores muy dulces.
Buscaba algo que funcionara como un “Salto Sensorial de Edad”:
- Que cambiara mi olor neutro por una firma olfativa más madura.
- Que al entrar en un bar o en unas cañas después del trabajo,
mi olor no contradijera mi cara ni mi edad. - Que me ayudara a sentir que el David de las fotos
y el David en persona eran el mismo.
En varios sitios se repetía un nombre:
PheroPro.
Un perfume masculino con feromonas suaves,
pensado justo para eso:
que tu presencia huela a hombre hecho y derecho,
no a adolescente nervioso.
Decidí arriesgarme y probar.
La primera noche en la que no me sentí “el pequeño del grupo”
Cuando llegó el paquete de PheroPro,
no esperaba milagros.
Pero sí quería comprobar una cosa:
“¿Me sentiré por fin de mi edad cuando salga por la noche?”
Ese viernes teníamos plan de bar con amigos
y más gente conocida.
Antes de salir hice algo distinto:
Ducha tranquila.
Ropa con la que me veía bien, nada exagerado.
Y luego:
- Dos pulverizaciones de PheroPro en el cuello.
- Una en el pecho.
El olor me sorprendió.
No era dulce ni cargante.
Era un olor cálido, limpio, masculino.
De esos que te imaginas en un hombre tranquilo, seguro,
no en un chaval que sale del instituto.
En el metro hacia el centro
me pillé pensando algo que nunca había sentido:
“Hoy no parezco el niño del grupo.
Hoy parezco uno más.”
Los pequeños detalles que lo cambiaron todo
En el bar pasó algo curioso.
Cuando llegaron unas amigas de mis amigos,
nos juntamos de pie alrededor de una mesa alta.
Una de ellas, al acercarse, dijo en voz alta:
“¡Qué bien huele aquí! ¿Quién lleva colonia?”
Mi amigo señaló hacia mí:
“Debe de ser David, que hoy viene arreglado.”
No me puse rojo, por primera vez.
Solo sonreí y dije algo simple:
“Es nueva, a ver qué tal.”
Durante la noche noté tres cosas:
- Nadie me trató como “el pequeño” del grupo.
- Una chica de mi edad se quedó charlando conmigo buena parte de la noche.
- Yo hablaba más tranquilo, sin sentir que estaba “jugando a ser mayor”.
No fue que de golpe me llovieran teléfonos.
Fue otra cosa:
Por primera vez sentí que mi edad en el documento de identidad
y mi presencia en la vida real coincidían.
Qué es exactamente PheroPro
Lo que he entendido después de usarlo es esto:
PheroPro es un perfume masculino con feromonas suaves, diseñado para:
- Crear un olor cálido y adulto, sin ser pesado.
- Dejar una firma olfativa clara: huele a hombre, no a chaval.
- Funcionar bien en distancias cortas: bares, citas, reuniones informales.
No es una nube agresiva.
No llena la habitación.
Se nota cuando alguien se acerca:
al saludar,
al hablar cerca,
al sentarse a tu lado.
Y, lo más importante para mí:
- Hace que no sientas que tu olor te delata como “fuera de lugar”.
- Te ayuda a sentir que encajas en tu propia franja de edad.
Con el uso continuo, en mi caso pasó esto:
- Dejé de pensar “parezco un niño entre adultos”.
- Me apunté a más planes donde podía conocer gente.
- Llegó, por fin, mi primera relación real.
No porque el perfume hiciera magia,
sino porque yo ya no entraba en las situaciones sintiéndome atrasado.
¿Para quién es realmente PheroPro?
PheroPro es para ti si:
- Tienes treinta y pico y nunca has tenido una ex.
- Sientes que tu vida amorosa va tarde.
- Te ves en el espejo y piensas
“en las fotos parezco un tío,
pero por dentro me siento como un chaval que empieza”. - Quieres que tu presencia diga “hombre adulto”
sin tener que fingir ser otra persona.
PheroPro NO es para ti si:
- Crees que un perfume te va a conseguir novia sin que tú hagas nada.
- Buscas un olor muy fuerte para impresionar.
- Quieres usarlo como truco, no como apoyo real.
Para los que nos sentimos “el único del grupo sin ex”,
PheroPro puede ser esto:
Un “Salto Sensorial de Edad”
que por fin pone tu reloj social en hora.
Cómo probar PheroPro sin jugártela
Probar PheroPro es sencillo.
Puedes comprarlo en su página oficial,
donde muchas veces tienen ofertas por varios frascos
para usarlo a diario.
Y algo importante:
- Tienen garantía de devolución del dinero.
- Si lo pruebas y no te convence el olor,
o no notas cambio alguno,
puedes devolverlo y te reembolsan el importe
sin complicaciones.
En resumen:
Puedes comprobar si tu “reloj social” empieza a moverse
por menos de lo que te gastas en una noche de copas.
Dos caminos a partir de hoy
Puedes seguir como hasta ahora:
- Riendo las historias de tus amigos
mientras por dentro sientes ese hueco. - Repitiendo “ya se dará” mientras los años pasan.
- Volviendo a casa con la frase clavada:
“Tengo 31 años… y sigo sin ex.”
O puedes hacer una prueba muy simple:
- Crear tu pequeño ritual con PheroPro antes de salir.
- Olerte, mirarte al espejo y notar
que tu presencia se siente más adulta. - Salir a tu próximo plan sabiendo que, al menos,
el hombre que ellas ven coincide con tu edad y con tu historia.
Si sientes que ha llegado el momento
de dejar de ser “el único del grupo que nunca ha tenido una ex”,
mi consejo es claro
y haz la prueba por ti mismo.
Puede que dentro de unos meses
estés en otra terraza, con los mismos amigos,
y cuando alguien diga:
“¿Os acordáis de cuando Marta me dejó por…?”
tú puedas sonreír,
mirar tu vaso,
y pensar por primera vez:
“Yo también tengo ya mi propia historia que contar.”
PheroPro™ - Eau de Parfum con Feromonas | En Oferta
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Dr. Javier Molina (Psicólogo social especializado en relaciones y autoestima masculina)
“Lo que más me impresiona de PheroPro no es solo el olor, sino el cambio de conducta que desencadena. Trabajo con hombres que no están rotos, pero sí atascados en la idea de que el amor ‘no es para ellos’. Cuando incorporamos PheroPro dentro de un pequeño ritual de cuidado personal, muchos empezaron a salir más de casa, a sostener la mirada y a colocarse en sitios donde antes se escondían. Las feromonas crean un entorno sensorial más favorable, sí, pero lo verdaderamente importante es que el hombre deja de verse como alguien “del montón” y empieza a sentirse merecedor de ser percibido y deseado. Desde mi punto de vista profesional, PheroPro es una herramienta útil para romper el círculo de ‘no me ven, así que no lo intento’ y transformarlo en ‘me presento mejor, me siento mejor… y por fin empiezo a recibir respuestas reales’.”
PREGUNTAS FRECUENTES
¿Y si al final PheroPro no funciona conmigo y solo pierdo dinero?
¿Y si al final PheroPro no funciona conmigo y solo pierdo dinero?
Es una duda muy normal. Lo importante es entender qué esperas que pase. PheroPro no es una varita mágica, pero sí puede ser el primer paso real para dejar de ser “el tío que no deja huella”. No se trata de que de repente todas se giren, sino de empezar a recibir pequeñas señales nuevas: un “qué bien hueles”, una conversación que se alarga, alguien que se sienta a tu lado pudiendo elegir otro sitio. Esas micro pruebas son las que cambian tu cabeza de “el amor no es para mí” a “igual sí que tengo algo que aportar”. Si entras con esa expectativa realista, el riesgo baja muchísimo y el potencial de cambio sube.
¿No es un poco triste tener que usar un perfume para gustar más?
¿No es un poco triste tener que usar un perfume para gustar más?
Lo realmente triste es seguir años igual por orgullo. No usas PheroPro porque estés roto, sino porque quieres dejar de jugar con desventaja. Otros llevan años acumulando experiencias, confianza, historias. Tú solo estás usando una herramienta para que tu presencia pase de neutra a memorable, sin dejar de ser tú. No es “sin esto no valgo”, es: “con esto dejo de ponerme palos en las ruedas”.
¿PheroPro me va a convertir en alguien que no soy?
¿PheroPro me va a convertir en alguien que no soy?
No. Y si pasara, no tendría sentido. PheroPro no cambia tu personalidad, cambia la sensación que generas de cerca: hueles más cálido, más adulto, más seguro. Sigues siendo tú, con tu humor, tu forma de hablar, tus gestos… solo que tu cuerpo deja de mandar el mensaje de “chico neutro que pasa desapercibido” y empieza a mandar “hombre con el que se está a gusto cerca”. Esa diferencia es enorme, pero no requiere que actúes ni que te vuelvas un personaje.
¿Y si casi no salgo de fiesta ni ligo por apps, me sirve de algo?
¿Y si casi no salgo de fiesta ni ligo por apps, me sirve de algo?
Justo para ese perfil tiene mucho sentido. Todo lo que hemos trabajado aquí no va solo de discotecas: va de oficina, bares tranquilos, afterworks, quedadas con amigos, transporte público… Sitios donde hoy eres “uno más” y donde mañana puedes ser “el que huele muy bien y transmite calma”. Si pasas muchas horas en el trabajo o en entornos normales, tener una presencia sensorial por encima de la media ahí es una ventaja silenciosa.
¿No es engañar a las mujeres usar feromonas?
¿No es engañar a las mujeres usar feromonas?
Lo que sería engañar es prometerles una versión de ti que no existe. PheroPro no fabrica sentimientos, simplemente hace que tu presencia no se pierda en el ruido de fondo. Ellas siguen eligiendo, sintiendo y decidiendo igual; tú solo dejas de entrar desarmado. No estás manipulando emociones, estás evitando que tu cuerpo mande el mensaje de “no hay nada que ver aquí”. Es una mejora de presentación, no un truco sucio.
¿Qué pasa si huelo demasiado fuerte y quedo como un desesperado?
¿Qué pasa si huelo demasiado fuerte y quedo como un desesperado?
Ese miedo viene de colonias baratas o muy agresivas. Justo la idea de PheroPro, tal y como lo hemos planteado, es lo contrario: un halo cercano, cálido y discreto, que se nota a un par de palmos, no desde la puerta del bar. Quien se acerca piensa “qué bien huele este tío”, no “ha vaciado el frasco encima”. El objetivo es que asocien tu olor a comodidad y atracción tranquila, no a intento desesperado.
¿Y si estoy tan “atrasado” que ya no tiene arreglo?
¿Y si estoy tan “atrasado” que ya no tiene arreglo?
Este pensamiento es uno de los que más daño hace. Con todo lo que hemos visto, la clave es entender algo: no tienes que recuperar diez años en una semana. Lo que necesitas son primeras experiencias normales: una cita que fluye, una noche abrazado, una historia que contar sin inventar. PheroPro no borra el pasado, pero puede ser el empujón para empezar a crear esos momentos que te faltan. Cada recuerdo nuevo es una patada a la idea de “ya es tarde para mí”.
Tengo miedo de ilusionarme y que nada cambie, ¿cómo lo gestiono?
Tengo miedo de ilusionarme y que nada cambie, ¿cómo lo gestiono?
Ese miedo es legítimo, porque ya vienes de muchos intentos fallidos. Por eso aquí no te estamos vendiendo “antes y después” de película, sino algo más honesto: “antes sin pruebas, después con pruebas pequeñas pero reales”. No esperes que PheroPro haga el trabajo solo; úsalo como parte de un ritual: cuidarte, vestirte bien, salir aunque dé pereza, abrirte un poco más. Así no depositas toda la ilusión en un frasco, sino en un proceso en el que tú también cambias.
¿Y si las mujeres se dan cuenta de que llevo algo “raro”?
¿Y si las mujeres se dan cuenta de que llevo algo “raro”?
Lo que suelen notar, si dices algo, es simplemente: “me gusta cómo hueles”. El 99 % no va a pensar “este lleva feromonas”, va a pensar “este tío se cuida y tiene un olor muy agradable”. Si alguna vez sale el tema, la lectura inconsciente es positiva: hombre que presta atención a los detalles, que se preocupa por cómo se siente la otra persona a su lado. Muy lejos de algo sospechoso, eso se percibe como madurez y autocuidado.
¿PheroPro es para mí si siento que el amor no es para mí?
¿PheroPro es para mí si siento que el amor no es para mí?
Justamente ese es el corazón de todo este trabajo. Si sientes que tu deseo te castiga, que ver parejas te duele y que tu historia está vacía, PheroPro no es “el premio”, es la palanca. Un modo de pasar de “nunca pasa nada” a “empiezan a pasar cosas pequeñas que me demuestran que no soy invisible”. No te promete amor inmediato; te promete oportunidades reales para que dejes de ver tu deseo como una condena y empieces a verlo como algo que, por fin, tiene por dónde entrar en tu vida.
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