5 momentos del día en los que pensé que el amor no era para mí

(y cómo dejé de ver mi deseo como un castigo)

Tiempo de lectura: 2 min

Hubo días en los que llegué a pensar que el amor venía defectuoso en mí.

Durante mucho tiempo viví con una idea clavada en el pecho:

“El amor no es para mí. Punto.”

No era una frase que dijera en voz alta.

Era ese pensamiento silencioso que aparece

cuando apagas el despertador,

cuando ves una pareja en el metro,

cuando abres las redes,

cuando te metes en la cama solo.

Yo no sufría porque no quisiera a nadie.

Sufría porque quería

y cada día tenía la sensación

de que la vida me repetía lo mismo:

“Lo que tú deseas no te toca.”

Te voy a contar 5 momentos concretos de un día cualquiera

en los que pensaba exactamente eso.

Y luego te diré qué cambió

para dejar de mirar mi propio deseo como un castigo

y empezar a verlo como algo que merecía tener una oportunidad.

1. Por la mañana, cuando miraba el lado vacío de la cama

El primer golpe llegaba nada más abrir los ojos.

Miraba al lado derecho de la cama.

Siempre igual:

  • almohada perfecta,

  • sábana estirada,

  • cero rastro de nadie.

Cogía el móvil.

Notificaciones de grupos, trabajo, tonterías.

Nada de:

  • “Buenos días”

  • “He soñado contigo”

  • “¿Qué tal has dormido?”

Ahí, con el pelo hecho un desastre y la cara hinchada,

me venía el mismo pensamiento:

“Hay gente que empieza el día con un mensaje de alguien que la quiere.

Tú empiezas con silencio.”

No era solo estar soltero.

Era la sensación de que ninguna mañana de mi vida

había empezado con la certeza

de ser importante para alguien.

Y el día no había hecho más que empezar.

2. En el trayecto al trabajo, viendo parejas que parecían vivir en otro mundo

Segundo golpe: el trayecto.

Metro, autobús, pasar por las mismas calles de siempre.

Y ahí estaban ellos:

  • pareja que se apoya medio dormida en el hombro del otro,

  • dos que comparten cascos,

  • los que se dan un beso rápido antes de separarse,

  • una chica que manda una nota de voz diciendo “luego te cuento”.

Yo iba con los cascos puestos,

música alta para no pensar,

mirando al suelo o al móvil.

Pero siempre terminaba igual:

“Lo que ellos tienen…

es algo que yo solo veo desde fuera.”

No eran escenas románticas de película.

Eran cosas mínimas,

de andar por casa.

Y precisamente por eso dolían tanto.

Porque pensaba:

“Si ni siquiera llego a esto tan normal…

está claro que el amor no es para mí.”

3. A mediodía, cuando los compañeros hablaban de sus parejas como si fuera lo normal

Tercer golpe: la comida en el trabajo.

Al principio intentaba cambiar de tema.

Luego ya ni lo intentaba.

La conversación siempre derivaba en lo mismo:

  • “Mi chica se enfadó ayer porque llegué tarde.”

  • “El otro día nos fuimos de escapada, nos vino genial.”

  • “No veas la que me montó, pero la quiero igual.”

Yo comía, sonreía, hacía alguna broma…

y si me preguntaban decía:

“Yo ahora mismo estoy muy tranquilo solo, la verdad.”

Mentira.

Por dentro pensaba:

“Para ellos, tener una historia con alguien

es parte del guion normal de la vida.

Para mí, parece ciencia ficción.”

Cada anécdota suya era, para mí,

otra prueba de que vivíamos en mundos distintos.

Ellos hablaban de discusiones, reconciliaciones, planes.

Yo hablaba de series, trabajo y poco más.

Y mi cabeza apuntaba una línea más

en el mismo cuaderno:

“El amor es lo que tienen los demás.

Tú solo miras.”

4. Por la tarde, cuando abría el móvil “por costumbre” y no había nadie esperando

Cuarto golpe: la tarde tonta.

Llegaba a casa, me tiraba en el sofá,

y hacía lo de siempre:

Desbloquear el móvil por puro gesto automático.

Abría redes, veía:

  • fotos de viajes en pareja,

  • manos entrelazadas con frases tipo “tú y yo contra el mundo”,

  • anuncios de anillos, casas, bebés.

Luego miraba mis chats:

  • grupos muertos,

  • algún meme,

  • notificaciones de trabajo.

Ni una conversación a medias con alguien especial.

Nadie con quien pensar:

“A ver qué me ha puesto.”

Y ahí volvía el mismo pensamiento cansado:

“Si quisiera menos, dolería menos.

El problema es que quiero lo que no tengo

y lo que nunca he tenido.”

No me faltaban cosas:

tenía techo, comida, amigos, salud.

Pero sentía que me faltaba algo

que al resto le venía de serie.

Y mi deseo se vivía como una condena:

“Si no lo tuviera, no me dolería.”

5. Por la noche, cuando apagaba la luz y todo el día caía encima

Quinto golpe, el peor: la noche.

Ahí ya no había ruido.

No había compañeros,

ni redes,

ni parejas en el metro.

Solo yo, la oscuridad

y el famoso “repaso del día”.

Entonces salían todas las escenas juntas:

  • la cama vacía por la mañana,

  • las parejas apoyadas en el transporte,

  • las bromas en la comida,

  • las fotos en redes.

Y de fondo, una frase que algunos días

sonaba casi como una sentencia:

“El amor no es para ti.

Tu deseo existe para hacerte daño, no para cumplirse.”

Hubo noches en las que pensé:

“Ojalá no quisiera nada.

Ojalá pudiera apagar esto.”

No quería dejar de sentir por frialdad.

Quería dejar de sentir porque dolía demasiado

desear algo que parecía no llegar nunca.

El problema no era desear: era creer que mi deseo era una broma cruel

Durante mucho tiempo intenté “arreglarme”

atacando al deseo:

  • “No pienses en eso.”

  • “Céntrate en el trabajo.”

  • “Hay cosas peores.”

  • “No todo el mundo tiene que tener pareja.”

Me hablaba como si el culpable

fuera mi propio corazón por querer.

Pero un día, leyendo experiencias de otros tíos como yo,

entendí algo muy simple y muy duro:

Mi deseo no era el problema.

El problema era no tener ni una sola prueba

de que ese deseo podía cumplirse también en mi vida.

Lo llamé mi “Deseo Castigador”:

  • Deseaba amor.

  • No tenía historias ni recuerdos que lo apoyaran.

  • Cada día sin nada nuevo lo vivía como confirmación

    de que estaba “fuera del reparto”.

Así, el deseo, en vez de darme energía,

se convertía en prueba diaria de que estaba condenado.

Yo no necesitaba dejar de desear.

Necesitaba dejar de vivir mi deseo como una broma cruel.

Y, para eso, hacía falta una cosa:

Conseguir pequeñas pruebas reales

de que no era invisible,

de que alguien podía sentir algo al estar cerca de mí.

La pieza que nunca nadie me explicó: lo que los demás sienten de ti antes de conocerte

Entre muchas historias, hubo un comentario

que me hizo clic:

Una chica decía:

“Yo puedo no fijarme mucho en un tío de lejos,

pero si al acercarme huele bien, cálido, masculino…

mi cuerpo se relaja y pienso: aquí hay algo.”

Y otra añadía:

“Con otros ni recuerdo su olor.

Es como si no hubieran estado ahí.”

Entonces alguien escribió:

“Hay hombres que no es que no sean atractivos.

Es que pasan por la vida sin dejar ninguna impresión sensorial.”

Y ahí lo vi claro:

  • Yo no vestía mal.

  • No era un desastre.

  • Pero olía a nada especial:

    gel cualquiera, desodorante neutro, colonia genérica.

No dejaba huella.

No provocaba nada en el cuerpo de los demás.

Y, si no provocas nada,

es muy difícil que la vida te dé

esas pequeñas pruebas que tanto necesitas.

Hasta que vi que muchos hombres

hablaban de una misma herramienta

que les había ayudado a cambiar eso:

Un perfume con feromonas diseñado

para crear un halo cálido a corta distancia.

Se llamaba PheroPro.

Cómo PheroPro me ayudó a dejar de ver mi deseo como un castigo

No voy a mentirte:

cuando leí sobre PheroPro,

pensé “venga ya, un perfume, qué exagerados”.

Pero también pensé:

“Si sigo viviendo mi deseo como una condena,

acabaré apagándome por dentro.

Necesito, aunque sea, una posibilidad real

de que pase algo distinto.”

Pedí un frasco.

Decidí que no sería “una colonia más”.

Sería parte de un ritual nuevo:

  • Ducha tranquila.

  • Ropa con la que yo me viera bien.

  • Dos pulverizaciones de PheroPro en el cuello.

  • Una en el pecho.

El olor me sorprendió:

  • Cálido,

  • limpio,

  • masculino,

    sin gritar, sin empalagar.

Más que “ir perfumado”,

sentía que mi cuerpo llevaba

una especie de firma agradable

que solo se notaba de cerca.

Y empecé a fijarme

en esos 5 momentos del día

a partir de entonces.

  • Por la mañana, al mirarme al espejo después de aplicarlo,

    ya no pensaba solo “otro día igual”.

    Pensaba:

    “Hoy, al menos, salgo oliendo como alguien que merece gustar.”

  • En el trayecto, noté miradas que antes no había.

    Una chica se sentó a mi lado

    pudiendo elegir otro sitio.

    No es una declaración de amor,

    pero es una señal.

  • En la comida del trabajo,

    una compañera comentó:

    “Oye, ¿qué colonia llevas?

    Siempre hueles muy bien.”

    Y la conversación ya no fue solo

    “quién tiene pareja y quién no”.

  • Por la tarde, al abrir el móvil,

    vi un mensaje de una chica de mi grupo:

    “El otro día estabas muy guapo,

    tenemos que repetir esas cañas.”

    No fue un “te amo”,

    pero fue la primera vez en mucho tiempo

    que alguien me habló así.

  • Y por la noche, al apagar la luz,

    por primera vez en años

    no pensé

    “el amor no es para mí”.

Pensé algo distinto:

“No sé cuándo llegará algo serio.

Pero hoy he tenido pruebas

de que no es imposible.”

Mi deseo seguía ahí.

La diferencia era brutal:

Ya no se sentía como un castigo sin salida,

sino como algo difícil…

pero posible.

Qué es realmente PheroPro (y para quién tiene sentido probarlo)

Para mí, PheroPro se ha convertido en:

  • Un perfume masculino con feromonas suaves,

    diseñado para crear un halo cálido y agradable

    a corta distancia.

  • Una forma de dejar huella sensorial

    en la gente que se acerca a ti.

  • Una herramienta para que tu deseo

    deje de chocar siempre contra el vacío

    y empiece a encontrar pequeñas respuestas.

No es magia.

No obliga a nadie a quererte.

Pero si sientes que:

  • tu deseo te duele más de lo que te impulsa,

  • cada día encuentras “pruebas” de que el amor no es para ti,

  • y estás harto de vivirlo como una broma cruel del destino…

entonces, de corazón:

👉 Dale una oportunidad a PheroPro.

Úsalo unas semanas.

Haz tu ritual.

Sal a la vida con tu presencia

un escalón por encima de “lo neutro”.

Y empieza a buscar

esas pequeñas pruebas reales

de que tu deseo no es un castigo,

sino la señal de que también tú

mereces vivir una historia

que no solo veas en los demás.

Ir directamente a la información del producto

PheroPro™ Eau de Parfum con Feromonas | Oferta

PheroPro™ Eau de Parfum con Feromonas | Oferta

 (1.353 opiniones)
Precio habitual 29,99€
Precio habitual 29,99€ Precio de oferta 40,00€
Agotado
Ver todos los detalles

Dr. Javier Molina (Psicólogo social especializado en relaciones y autoestima masculina)

“Lo que más me impresiona de PheroPro no es solo el olor, sino el cambio de conducta que desencadena. Trabajo con hombres que no están rotos, pero sí atascados en la idea de que el amor ‘no es para ellos’. Cuando incorporamos PheroPro dentro de un pequeño ritual de cuidado personal, muchos empezaron a salir más de casa, a sostener la mirada y a colocarse en sitios donde antes se escondían. Las feromonas crean un entorno sensorial más favorable, sí, pero lo verdaderamente importante es que el hombre deja de verse como alguien “del montón” y empieza a sentirse merecedor de ser percibido y deseado. Desde mi punto de vista profesional, PheroPro es una herramienta útil para romper el círculo de ‘no me ven, así que no lo intento’ y transformarlo en ‘me presento mejor, me siento mejor… y por fin empiezo a recibir respuestas reales’.”

PREGUNTAS FRECUENTES

¿Y si al final PheroPro no funciona conmigo y solo pierdo dinero?

Es una duda muy normal. Lo importante es entender qué esperas que pase. PheroPro no es una varita mágica, pero sí puede ser el primer paso real para dejar de ser “el tío que no deja huella”. No se trata de que de repente todas se giren, sino de empezar a recibir pequeñas señales nuevas: un “qué bien hueles”, una conversación que se alarga, alguien que se sienta a tu lado pudiendo elegir otro sitio. Esas micro pruebas son las que cambian tu cabeza de “el amor no es para mí” a “igual sí que tengo algo que aportar”. Si entras con esa expectativa realista, el riesgo baja muchísimo y el potencial de cambio sube.

Lo realmente triste es seguir años igual por orgullo. No usas PheroPro porque estés roto, sino porque quieres dejar de jugar con desventaja. Otros llevan años acumulando experiencias, confianza, historias. Tú solo estás usando una herramienta para que tu presencia pase de neutra a memorable, sin dejar de ser tú. No es “sin esto no valgo”, es: “con esto dejo de ponerme palos en las ruedas”.

No. Y si pasara, no tendría sentido. PheroPro no cambia tu personalidad, cambia la sensación que generas de cerca: hueles más cálido, más adulto, más seguro. Sigues siendo tú, con tu humor, tu forma de hablar, tus gestos… solo que tu cuerpo deja de mandar el mensaje de “chico neutro que pasa desapercibido” y empieza a mandar “hombre con el que se está a gusto cerca”. Esa diferencia es enorme, pero no requiere que actúes ni que te vuelvas un personaje.

Justo para ese perfil tiene mucho sentido. Todo lo que hemos trabajado aquí no va solo de discotecas: va de oficina, bares tranquilos, afterworks, quedadas con amigos, transporte público… Sitios donde hoy eres “uno más” y donde mañana puedes ser “el que huele muy bien y transmite calma”. Si pasas muchas horas en el trabajo o en entornos normales, tener una presencia sensorial por encima de la media ahí es una ventaja silenciosa.

Lo que sería engañar es prometerles una versión de ti que no existe. PheroPro no fabrica sentimientos, simplemente hace que tu presencia no se pierda en el ruido de fondo. Ellas siguen eligiendo, sintiendo y decidiendo igual; tú solo dejas de entrar desarmado. No estás manipulando emociones, estás evitando que tu cuerpo mande el mensaje de “no hay nada que ver aquí”. Es una mejora de presentación, no un truco sucio.

Ese miedo viene de colonias baratas o muy agresivas. Justo la idea de PheroPro, tal y como lo hemos planteado, es lo contrario: un halo cercano, cálido y discreto, que se nota a un par de palmos, no desde la puerta del bar. Quien se acerca piensa “qué bien huele este tío”, no “ha vaciado el frasco encima”. El objetivo es que asocien tu olor a comodidad y atracción tranquila, no a intento desesperado.

Este pensamiento es uno de los que más daño hace. Con todo lo que hemos visto, la clave es entender algo: no tienes que recuperar diez años en una semana. Lo que necesitas son primeras experiencias normales: una cita que fluye, una noche abrazado, una historia que contar sin inventar. PheroPro no borra el pasado, pero puede ser el empujón para empezar a crear esos momentos que te faltan. Cada recuerdo nuevo es una patada a la idea de “ya es tarde para mí”.

Ese miedo es legítimo, porque ya vienes de muchos intentos fallidos. Por eso aquí no te estamos vendiendo “antes y después” de película, sino algo más honesto: “antes sin pruebas, después con pruebas pequeñas pero reales”. No esperes que PheroPro haga el trabajo solo; úsalo como parte de un ritual: cuidarte, vestirte bien, salir aunque dé pereza, abrirte un poco más. Así no depositas toda la ilusión en un frasco, sino en un proceso en el que tú también cambias.

Lo que suelen notar, si dices algo, es simplemente: “me gusta cómo hueles”. El 99 % no va a pensar “este lleva feromonas”, va a pensar “este tío se cuida y tiene un olor muy agradable”. Si alguna vez sale el tema, la lectura inconsciente es positiva: hombre que presta atención a los detalles, que se preocupa por cómo se siente la otra persona a su lado. Muy lejos de algo sospechoso, eso se percibe como madurez y autocuidado.

Justamente ese es el corazón de todo este trabajo. Si sientes que tu deseo te castiga, que ver parejas te duele y que tu historia está vacía, PheroPro no es “el premio”, es la palanca. Un modo de pasar de “nunca pasa nada” a “empiezan a pasar cosas pequeñas que me demuestran que no soy invisible”. No te promete amor inmediato; te promete oportunidades reales para que dejes de ver tu deseo como una condena y empieces a verlo como algo que, por fin, tiene por dónde entrar en tu vida.

Lo que opinan nuestros clientes

4.9

+1353 Opiniones

Carlos M
Compra Verificada
OCT 2025
Este perfume es MÁGICO desde que lo llevo puesto, es increíble, solo tengo éxito con las mujeres. Demasiado éxito por la noche, ya no sé a cuál elegir.
David G
Compra Verificada
OCT 2025
Una mujer me dijo que olía irresistiblemente bien… Claramente, este perfume hace su efecto.
Marco M
Compra Verificada
OCT 2025
Huele demasiado bien, es un olor muy atractivo y es una locura. Guau.

¿Por qué confiar en nosotros?

  Otros
Envíos en 24/48h
Atención PostCompra
Pago en la entrega