5 frases de amigos que duelen cuando nunca has tenido pareja

(y cómo pasé de reír por fuera a tener algo que contar de verdad)

Tiempo de lectura: 2 min

Durante mucho tiempo fui “el único sin novia” del grupo.

No el que ligaba menos.

No el que “no encontraba a la adecuada”.

No.

El único que nunca había tenido ninguna.

Ni ex.

Ni “medio algo”.

Ni relación de instituto.

Cuando salíamos, yo me reía, hacía bromas,

pero cada noche llegaba a casa con la misma sensación:

“Me estoy quedando atrás.

Y ellos ni se imaginan lo que duelen sus bromas.”

Porque sí, son tus amigos.

Te quieren a su manera.

Pero hay frases que se te clavan dentro

y se quedan ahí años.

Te voy a contar 5 frases concretas

que me dijeron mis amigos…

y que todavía me sé de memoria.

Luego te contaré qué cambió

para pasar de reír por fuera

a tener, por fin, algo real que contar sobre mi vida amorosa.

1. “Hasta el más pringado de la clase tuvo novia antes de los 22”

Estábamos en una terraza, cervezas, risas,

repasando historias del instituto.

Uno contaba su ex tóxica.

Otro, la novia pesada de la universidad.

En un momento dado, uno suelta:

“Buah, es que hasta el más pringado de la clase tuvo novia antes de los 22.”

Se hizo un silencio raro.

Alguien me miró de reojo.

Yo sonreí, hice una coña del tipo:

“Bueno, yo soy un late bloomer, voy con retraso.”

Risas flojas.

Tema cambiado.

Pero de camino a casa, esa frase no paraba de dar vueltas:

“Hasta el más pringado…

y tú ni eso, Sergio.”

No era solo soledad.

Era vergüenza por ir “fuera de tiempo”.

2. “Tú estás mejor solo, tío, así no sufres”

Otra joya.

Un colega estaba contando que lo había dejado con la novia,

que lo estaba pasando fatal.

Otro salta:

“Sergio es el más listo.

Tú estás mejor solo, tío, así no sufres.

Todos se rieron.

Yo también.

Por fuera parecía un cumplido.

Por dentro sonó a:

“Menos mal que tú no entras en el juego,

porque nadie te elige de todas formas.”

Como si mi soltería permanente fuera una decisión zen.

Como si no durmiera mirando el techo muchas noches preguntándome:

“¿Qué tengo yo para que nadie me haya querido nunca?”

3. “Cuando tengas algo serio, avisa… así celebramos el milagro”

Esta fue en mi propio cumpleaños.

Mesa larga.

Comida.

Cafés.

Uno de mis amigos ya iba con dos copas encima y suelta:

“El día que Sergio tenga algo serio,

montamos fiesta nacional para celebrar el milagro.

Risas, golpes en la mesa,

“qué cabrón, qué malo eres”,

chistes, brindis.

Yo levanté la copa, sonreí y dije:

“Apuntad la fecha, que igual os sorprendo.”

Pero esa palabra se me quedó pegada:

“Milagro.”

Como si para mí tener pareja

no fuera algo normal,

sino un fenómeno raro,

una excepción al universo.

Traducción en mi cabeza:

“No esperamos que pase,

y si pasa será de pura chiripa.”

4. “Tío, tú no tienes ex tóxica… qué suerte”

Un día estaban hablando de sus ex:

  • “La mía me controlaba el móvil.”

  • “La mía me hizo polvo la cabeza.”

  • “Yo no vuelvo a aguantar eso en mi vida.”

Hasta que uno dice:

“El único listo es Sergio,

no tiene ex tóxica… qué suerte.”

Y todos:

“Ya ves, qué envidia, sin dramas, sin movidas…”

Yo sonreía.

Pero por dentro pensaba:

“No tengo ex tóxica…

ni ex normal…

ni ex de ningún tipo.”

Ellos se quejaban de sus heridas.

Yo me moría por tener aunque fuera una cicatriz

que demostrara que una vez, al menos una,

alguien me eligió.

Su “qué suerte”

para mí sonaba a:

“Qué vacío.”

5. “Tú cuenta como soltero fijo para todo, ¿no?”

Esta parece tonta,

pero fue la que más me dolió.

Organizando un viaje,

alguien preguntó:

“¿Parejas o gente suelta, cómo lo hacemos?”

Y otro, sin mala intención, preguntó en voz alta:

“A ver, ¿quiénes van en plan pareja?”

Fueron levantando la mano.

Cuando terminó, uno dijo:

“Vale, y Sergio ya lo contamos

como soltero fijo para todo, ¿no?

Como si fuera un estado permanente.

Una etiqueta de mi DNI.

Algo que no cambiará nunca.

Ese “fijo” me perforó.

No era “ahora estás soltero”.

Era:

“Tú eres el soltero. Punto.”

Ni siquiera se planteaban

que un día pudiera ir con alguien al lado.

El problema no eran solo ellos: era el “guion atrasado” que yo mismo me creí

Podría culpar a mis amigos.

Pero la verdad es que muchas veces

yo también me reía de mí.

Me adelantaba a sus bromas:

  • “El único virgen emocional del grupo, chicos.”

  • “Yo aún estoy en modo prueba gratuita.”

Pensaba que si me reía yo primero,

dolería menos.

Pero lo único que hacía era

reforzar un guion:

“Sergio, el tío de treinta y pico

que nunca ha tenido nada serio.”

Lo peor no eran las bromas.

Era la sensación de estar atrasado en la vida.

Lo llamé mi “reloj social desincronizado”:

  • Mis amigos habían tenido historias, idas, vueltas.

  • Yo seguía en la casilla de salida,

    pero con la edad puesta en otra parte del tablero.

Ese desfase hacía que cada cumpleaños

fuera un recordatorio humillante:

“Un año más… y sigues sin tener nada que contar.”

Hasta que un día, leyendo testimonios de otros tíos como yo,

entendí algo que me dio rabia y alivio a la vez:

No era que nadie me quisiera “por defecto”.

Era que mi presencia no transmitía nada que encajara

con la edad y la vida que decía tener.

En pocas palabras:

  • En fotos y perfiles ponía 32.

  • En persona, mi energía olía a chaval inseguro de 17.

Y uso “olía” a propósito.

Porque justo ahí estaba la pieza que me faltaba.

La pieza que nunca nadie me explicó: lo que tu olor cuenta de tu historia

En un hilo de un foro vi algo

que me dejó pensando días.

Una chica decía:

“A mí un tío me puede entrar más o menos por los ojos,

pero si huele a adolescente con desodorante barato,

se me cae toda la fantasía.”

Otra respondía:

“Un hombre que huele bien, cálido,

me da sensación de vida vivida, de seguridad.”

Y entonces alguien escribió:

“Hay tíos de 32 que, a nivel de presencia y olor,

siguen en modo instituto.”

Ahí me cayó la ficha:

  • Usaba colonias genéricas.

  • Olores neutros.

  • Nada que dijera “hombre de treinta y pico”

    con historia, con calma, con algo que ofrecer.

Mi olor no respaldaba mi edad.

No respaldaba la vida que yo quería tener.

No dejaba ninguna huella

en quien se acercaba.

Era otro motivo más para que, al hablar de ex,

nadie pudiera imaginarme en esa película.

Hasta que encontré algo

que me ayudó a ajustar eso

sin convertirme en un personaje.

El cambio empezó con un frasco: PheroPro

Entre tantos mensajes,

un nombre se repetía una y otra vez

en hombres con historias calcadas a la mía:

PheroPro.

Lo describían como un perfume masculino con feromonas suaves,

diseñado para:

  • crear un halo cálido y adulto a corta distancia,

  • sin empalagar,

  • sin parecer que vas disfrazado de seductor barato.

No prometían milagros.

No prometían “tendrás novia en 7 días”.

Lo que sí repetían muchos era:

“De repente, tengo momentos normales

que antes no tenía:

un ‘qué bien hueles’,

una chica que se queda más cerca,

una segunda cita que fluye.”

Es decir:

  • No te regala una vida amorosa de golpe.

  • Te da micro pruebas

    de que puedes empezar a construirla.

Eso era justo lo que yo necesitaba:

Dejar de reír por fuera sin tener nada que contar,

y empezar, aunque fuera poco a poco,

a tener historias reales.

Pedí PheroPro.

Cómo pasé de “el del chiste fácil sobre su vida amorosa” a tener algo real que contar

Cuando me llegó PheroPro,

no pensé “ahora sí, todo arreglado”.

Pensé algo mucho más humilde:

“Si esto me ayuda a crear aunque sea

un par de momentos distintos… habrá merecido la pena.”

Antes de una quedada de grupo

donde sabía que iban parejas, ex, historias…

hice mi pequeño ritual:

  • Ducha.

  • Ropa con la que me veía bien.

  • Dos toques de PheroPro en el cuello.

  • Uno en el pecho.

El olor era otro nivel:

  • Cálido,

  • masculino,

  • con un punto íntimo que solo se nota de cerca.

Esa noche pasaron tres cosas

que jamás me habían pasado a la vez:

  • Una amiga de una amiga, al saludarme, dijo:

    “Uff, qué bien hueles, así da gusto.”

  • Cuando salió el tema ex,

    una chica se giró hacia mí y me preguntó:

    “¿Y tú qué, Sergio, qué tal tus experiencias?”

    Por primera vez, no sentí solo vergüenza.

    Tenía algo reciente, real, que contar.

  • Al despedirnos, una chica con la que apenas había hablado

    me dio un abrazo largo y me susurró:

    “Tienes algo muy tranquilo, muy de buen rollo…

    y ese olor engancha.”

Esa noche me fui a la cama

con una sensación nueva:

“Vale, aún no tengo la historia larga…

pero ya no soy el chiste andante.

Hoy han pasado cosas que son principio de algo.”

Desde entonces, usando PheroPro de forma constante:

  • He tenido más segundas citas.

  • He vivido mi primera noche abrazado a alguien que de verdad me gustaba.

  • Y, por fin, cuando mis amigos hablan de relaciones…

    ya no tengo que inventar ni rellenar con bromas.

Tengo cosas de verdad que contar.

Si estás harto de solo reírte por fuera…

Si cada frase de amigos

te recuerda que nunca has tenido pareja.

Si sientes que tu “reloj social” va tarde

y te da vergüenza admitirlo.

Si estás cansado de ser

el personaje gracioso sin historia propia…

entonces, de corazón

No va a escribir tu vida por ti.

Pero puede darte algo que ahora mismo te falta:

  • presencia adulta,

  • huella en la memoria de la gente,

  • y esos primeros momentos reales

    que convierten los chistes

    en recuerdos de verdad.

El día que alguien te pregunte:

“¿Y tú qué, Sergio,

cómo fue tu última historia?”

y no tengas que tirar de invento o de chiste…

entenderás por qué te estoy escribiendo esto hoy.

Ir directamente a la información del producto

PheroPro™ Eau de Parfum con Feromonas Oferta

PheroPro™ Eau de Parfum con Feromonas Oferta

 (1.353 opiniones)
Precio habitual 29,99€
Precio habitual 29,99€ Precio de oferta 40,00€
Agotado
Ver todos los detalles

Dr. Javier Molina (Psicólogo social especializado en relaciones y autoestima masculina)

“Lo que más me impresiona de PheroPro no es solo el olor, sino el cambio de conducta que desencadena. Trabajo con hombres que no están rotos, pero sí atascados en la idea de que el amor ‘no es para ellos’. Cuando incorporamos PheroPro dentro de un pequeño ritual de cuidado personal, muchos empezaron a salir más de casa, a sostener la mirada y a colocarse en sitios donde antes se escondían. Las feromonas crean un entorno sensorial más favorable, sí, pero lo verdaderamente importante es que el hombre deja de verse como alguien “del montón” y empieza a sentirse merecedor de ser percibido y deseado. Desde mi punto de vista profesional, PheroPro es una herramienta útil para romper el círculo de ‘no me ven, así que no lo intento’ y transformarlo en ‘me presento mejor, me siento mejor… y por fin empiezo a recibir respuestas reales’.”

PREGUNTAS FRECUENTES

¿Y si al final PheroPro no funciona conmigo y solo pierdo dinero?

Es una duda muy normal. Lo importante es entender qué esperas que pase. PheroPro no es una varita mágica, pero sí puede ser el primer paso real para dejar de ser “el tío que no deja huella”. No se trata de que de repente todas se giren, sino de empezar a recibir pequeñas señales nuevas: un “qué bien hueles”, una conversación que se alarga, alguien que se sienta a tu lado pudiendo elegir otro sitio. Esas micro pruebas son las que cambian tu cabeza de “el amor no es para mí” a “igual sí que tengo algo que aportar”. Si entras con esa expectativa realista, el riesgo baja muchísimo y el potencial de cambio sube.

Lo realmente triste es seguir años igual por orgullo. No usas PheroPro porque estés roto, sino porque quieres dejar de jugar con desventaja. Otros llevan años acumulando experiencias, confianza, historias. Tú solo estás usando una herramienta para que tu presencia pase de neutra a memorable, sin dejar de ser tú. No es “sin esto no valgo”, es: “con esto dejo de ponerme palos en las ruedas”.

No. Y si pasara, no tendría sentido. PheroPro no cambia tu personalidad, cambia la sensación que generas de cerca: hueles más cálido, más adulto, más seguro. Sigues siendo tú, con tu humor, tu forma de hablar, tus gestos… solo que tu cuerpo deja de mandar el mensaje de “chico neutro que pasa desapercibido” y empieza a mandar “hombre con el que se está a gusto cerca”. Esa diferencia es enorme, pero no requiere que actúes ni que te vuelvas un personaje.

Justo para ese perfil tiene mucho sentido. Todo lo que hemos trabajado aquí no va solo de discotecas: va de oficina, bares tranquilos, afterworks, quedadas con amigos, transporte público… Sitios donde hoy eres “uno más” y donde mañana puedes ser “el que huele muy bien y transmite calma”. Si pasas muchas horas en el trabajo o en entornos normales, tener una presencia sensorial por encima de la media ahí es una ventaja silenciosa.

Lo que sería engañar es prometerles una versión de ti que no existe. PheroPro no fabrica sentimientos, simplemente hace que tu presencia no se pierda en el ruido de fondo. Ellas siguen eligiendo, sintiendo y decidiendo igual; tú solo dejas de entrar desarmado. No estás manipulando emociones, estás evitando que tu cuerpo mande el mensaje de “no hay nada que ver aquí”. Es una mejora de presentación, no un truco sucio.

Ese miedo viene de colonias baratas o muy agresivas. Justo la idea de PheroPro, tal y como lo hemos planteado, es lo contrario: un halo cercano, cálido y discreto, que se nota a un par de palmos, no desde la puerta del bar. Quien se acerca piensa “qué bien huele este tío”, no “ha vaciado el frasco encima”. El objetivo es que asocien tu olor a comodidad y atracción tranquila, no a intento desesperado.

Este pensamiento es uno de los que más daño hace. Con todo lo que hemos visto, la clave es entender algo: no tienes que recuperar diez años en una semana. Lo que necesitas son primeras experiencias normales: una cita que fluye, una noche abrazado, una historia que contar sin inventar. PheroPro no borra el pasado, pero puede ser el empujón para empezar a crear esos momentos que te faltan. Cada recuerdo nuevo es una patada a la idea de “ya es tarde para mí”.

Ese miedo es legítimo, porque ya vienes de muchos intentos fallidos. Por eso aquí no te estamos vendiendo “antes y después” de película, sino algo más honesto: “antes sin pruebas, después con pruebas pequeñas pero reales”. No esperes que PheroPro haga el trabajo solo; úsalo como parte de un ritual: cuidarte, vestirte bien, salir aunque dé pereza, abrirte un poco más. Así no depositas toda la ilusión en un frasco, sino en un proceso en el que tú también cambias.

Lo que suelen notar, si dices algo, es simplemente: “me gusta cómo hueles”. El 99 % no va a pensar “este lleva feromonas”, va a pensar “este tío se cuida y tiene un olor muy agradable”. Si alguna vez sale el tema, la lectura inconsciente es positiva: hombre que presta atención a los detalles, que se preocupa por cómo se siente la otra persona a su lado. Muy lejos de algo sospechoso, eso se percibe como madurez y autocuidado.

Justamente ese es el corazón de todo este trabajo. Si sientes que tu deseo te castiga, que ver parejas te duele y que tu historia está vacía, PheroPro no es “el premio”, es la palanca. Un modo de pasar de “nunca pasa nada” a “empiezan a pasar cosas pequeñas que me demuestran que no soy invisible”. No te promete amor inmediato; te promete oportunidades reales para que dejes de ver tu deseo como una condena y empieces a verlo como algo que, por fin, tiene por dónde entrar en tu vida.

Lo que opinan nuestros clientes

4.9

+1353 Opiniones

Carlos M
Compra Verificada
OCT 2025
Este perfume es MÁGICO desde que lo llevo puesto, es increíble, solo tengo éxito con las mujeres. Demasiado éxito por la noche, ya no sé a cuál elegir.
David G
Compra Verificada
OCT 2025
Una mujer me dijo que olía irresistiblemente bien… Claramente, este perfume hace su efecto.
Marco M
Compra Verificada
OCT 2025
Huele demasiado bien, es un olor muy atractivo y es una locura. Guau.

¿Por qué confiar en nosotros?

  Otros
Envíos en 24/48h
Atención PostCompra
Pago en la entrega