Rompió su dibujo y me rompió a mí.
Tiempo de lectura: 2 min
El segundo que me cambió la forma de mirarle
Tengo un niño de 5 años.
Y nunca se me va a olvidar lo que hizo una tarde.
Estaba dibujando tranquilo.
Yo pensé:
“Bien, por fin se está entreteniendo sin pantalla”.
Terminó.
Miró su dibujo dos segundos.
Y lo rompió.
Como si le diera vergüenza existir.
No lloró.
No gritó.
Solo lo rompió.
Y se fue.
Ahí entendí algo que me dejó clavada.
No era un dibujo.
Era su autoestima.
Lo que me dio miedo de verdad
Ese gesto me asustó más que cien rabietas.
Porque no era un enfado normal.
Era rechazo a sí mismo.
Y lo peor es que yo reconocí la frase que venía después.
Esa que muchos niños dicen sin saber lo grande que es:
“No me sale”.
“Yo no sé”.
“Soy malo dibujando”.
Me dio miedo que eso se quedara.
Que asociara crear con humillación.
Que se escondiera en lugar de expresarse.
Lo intenté todo
Probé el camino típico.
El de siempre.
Le dije:
“Da igual si no queda perfecto”.
Le mostré dibujos fáciles.
Le animé a seguir.
Le compré cuadernos.
Le puse ejemplos.
Funcionaba un día.
Dos.
Y luego volvía el mismo patrón.
Se enfadaba cuando algo no salía.
Se comparaba mucho.
Y se rendía rápido.
Yo veía cómo cada pequeño fallo era una prueba de “no valgo”.
Y eso me dolía.
El problema no era el dibujo
Era la idea que estaba construyendo en su cabeza.
“Si no me sale rápido…”
“mejor no lo intento”.
Eso es peligrosísimo en un niño.
Porque esa regla no se queda solo en el dibujo.
Se puede colar en todo.
En el colegio.
En los deportes.
En hablar en grupo.
Lo que casi todos creemos
Yo pensaba que se arreglaba con más práctica.
Con paciencia.
Con tiempo.
Eso es lo que solemos pensar.
Pero a mí me faltaba una pieza clave.
Y cuando la entendí, todo encajó.
El problema real
Lo que mi hijo tenía era algo muy común y muy silencioso.
Perfeccionismo infantil callado.
Los niños no quieren “algo bonito”.
Quieren algo que se sienta correcto.
Seguro.
“A la altura”.
Y cuando no lo consiguen rápido…
lo rechazan.
No porque no tengan creatividad.
Sino porque el miedo a fallar les gana.
Un dibujo “regular” puede sentirse como una prueba de que no valen.
Aunque estén solos.
En su cuarto.
Mi punto de ruptura
Dos días después, le di otro dibujo para colorear.
Se equivocó en un trazo.
Y volvió a romperlo.
Ahí me puse seria conmigo misma.
No con él.
Conmigo.
Porque pensé:
“Si esto crece…”
“voy a tener un niño que evita lo creativo para no sentir vergüenza”.
Y yo no quería eso.
La recomendación que me devolvió esperanza
Se lo conté a una madre del colegio.
En dos frases:
“Se frustra enseguida”.
“Rompe los dibujos”.
Ella no me soltó un discurso.
Me dijo algo simple:
“Quizá necesita una victoria fácil”.
Y me habló de KidFun™.
Una mesa de dibujo con proyección.
Yo levanté una ceja.
Porque pensé:
“¿Otra cosa más en casa?”
Pero ella me dio la clave.
“No es un juguete más”.
“Es una forma de reducir el riesgo”.
Por qué KidFun™ encaja justo con este problema
Aquí es donde todo cambió.
KidFun™ crea progreso visible sin presión.
La proyección marca un camino claro.
Mi hijo no tenía que inventar desde cero.
No tenía que pelearse con la hoja en blanco.
Tenía un inicio guiado.
Eso hace dos cosas muy potentes:
- Reduce la duda.
- Aumenta el orgullo antes de que aparezca el juicio.
Es justo lo contrario del perfeccionismo.
En lugar de:
“¿y si me sale mal?”
aparece:
“mira, ya estoy consiguiéndolo”.
La primera tarde que lo vi funcionar
Lo monté un domingo.
Sin presión.
Solo lo dejé listo.
Mi hijo se acercó.
Encendió la proyección.
Eligió una figura.
Y empezó.
Yo me quedé cerca, sin intervenir.
Esperando el atasco de siempre.
Pero no llegó.
Se concentró.
Hizo un trazo.
Luego otro.
Y otro.
A los 10 minutos levantó la cabeza.
Con esa cara que no veía desde hacía tiempo.
Orgullo limpio.
Me enseñó el dibujo y dijo:
“Este sí”.
Eso fue enorme.
Porque no hablaba del dibujo.
Hablaba de él.
Lo que cambió en casa
No te voy a decir que ahora todo es perfecto.
Pero sí te digo la verdad.
Ya no rompe sus dibujos.
Si se equivoca, respira.
Y sigue.
Y esa es una victoria gigante.
Porque ahora la creatividad no le da miedo.
Le da curiosidad.
Y yo noto que está construyendo otra frase por dentro.
Una identidad nueva.
“Soy capaz de mejorar”.
Para quién creo que es ideal
KidFun™ me parece especialmente útil si tu hijo:
- tiene entre 3 y 7 años
- se bloquea cuando algo no sale rápido
- se compara mucho
- evita actividades creativas
- necesita una guía visual para empezar
Por qué esto también calma a los padres
Te voy a ser sincera.
Esto no solo ayudó a mi hijo.
Me ayudó a mí.
Porque ya no sentía que tenía que arreglar su autoestima con palabras.
Las palabras ayudan.
Pero los niños creen más en lo que viven.
Y KidFun™ le daba experiencias de éxito pequeñas.
Reales.
Diarias.
Dónde lo conseguí
Yo compré KidFun™ en la página oficial.
No soy la marca.
Solo una madre contando lo que nos funcionó.
Te recomiendo comprobar disponibilidad.
Estos productos suelen agotarse cuando empiezan a moverse entre familias.
Y si ves una garantía de devolución, léela con calma.
A mí me dio tranquilidad para probarlo.
Dos caminos desde aquí
Puedes esperar a que la confianza creativa aparezca sola.
O puedes darle un inicio guiado que haga fácil lo que hoy le da miedo.
Porque a veces el problema no es el talento.
Es el peso de sentirse “insuficiente” demasiado pronto.
Si quieres ver si KidFun™ sigue disponible…

Lucía Martín (Psicopedagoga infantil)
En consulta veo algo muy frecuente en niños de 3 a 7 años: no es que no sean creativos, es que se bloquean al empezar. La hoja en blanco puede sentirse como una prueba, y cuando un niño falla varias veces, aprende a evitarlo. Por eso KidFun™ me parece una herramienta muy acertada. La proyección ofrece un inicio guiado y amable, reduce el miedo a equivocarse y ayuda a lograr pequeñas victorias visibles que fortalecen la confianza. También es una opción muy útil para familias que buscan actividades tranquilas sin pantallas, sobre todo en tardes largas o días de interior. Si el objetivo es que el niño pase del “no puedo” al “mira lo que he hecho” sin presión, KidFun™ encaja muy bien.
PREGUNTAS FRECUENTES
¿Para qué edades está recomendado KidFun™?
¿Para qué edades está recomendado KidFun™?
KidFun™ está pensado principalmente para niños de 3 a 7 años, cuando más ayuda tener un inicio guiado y fácil en actividades creativas.
¿Y si mi hijo no suele dibujar o se frustra rápido?
¿Y si mi hijo no suele dibujar o se frustra rápido?
Precisamente es uno de los perfiles que más se beneficia, porque la proyección le da un primer paso claro y reduce el miedo a empezar.
¿Necesita que un adulto esté encima todo el rato?
¿Necesita que un adulto esté encima todo el rato?
No. La idea es que el niño pueda empezar y mantenerse ocupado con menos guía del adulto.
¿Sirve para reducir el uso de pantallas?
¿Sirve para reducir el uso de pantallas?
Puede ayudar mucho como alternativa rápida y atractiva para que el niño pida juego antes que pantalla.
¿Ocupa mucho espacio en casa?
¿Ocupa mucho espacio en casa?
Está diseñada para ser compacta y fácil de colocar en un rincón del salón o del cuarto de juegos.
¿Es complicado de usar o montar?
¿Es complicado de usar o montar?
No. Su uso es sencillo e intuitivo para que el niño pueda empezar sin frustración ni pasos largos.
¿Mi hijo se cansará rápido como con otros juguetes?
¿Mi hijo se cansará rápido como con otros juguetes?
Al tener variedad de dibujos y un inicio guiado, suele mantener el interés más tiempo que actividades que requieren inventar desde cero.
¿Ayuda en días de lluvia o cuando no se puede salir?
¿Ayuda en días de lluvia o cuando no se puede salir?
Sí, es uno de los momentos en los que más se nota, porque ofrece una actividad calmada y fácil de iniciar dentro de casa.
¿Es seguro para niños pequeños?
¿Es seguro para niños pequeños?
Está pensado para uso infantil, con un formato estable y orientado a actividades tranquilas y supervisables en casa.
¿Qué pasa si no encaja con nuestro día a día?
¿Qué pasa si no encaja con nuestro día a día?
Si tu tienda ofrece garantía o devolución, puedes probarlo con tranquilidad y decidir según vuestra experiencia real en casa.
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