Mi hijo se aferró a la tableta como un salvavidas.
Tiempo de lectura: 2 min
Cómo un par de días malos se convirtieron en un problema grande
Soy madre de un niño de 4 años.
No soy una madre perfecta.
Soy una madre real.
Y esta historia empieza como empiezan muchas.
Con fiebre.
Con tos.
Con noches sin dormir.
Y con un niño pegado a mí como si yo fuera su manta.
Mi hijo se puso malo un lunes.
Yo estaba hecha polvo.
Entre la falta de sueño y el trabajo acumulado, iba en automático.
Así que hice el trato que hacen muchas madres en silencio:
“Vale, un rato de tableta.”
Solo para sobrevivir.
Yo solo intentaba aguantar.
Y funcionó.
Demasiado bien.
El “trato del día de enfermedad” que no pude deshacer
Durante tres días, la tableta fue casi todo nuestro día.
No era un capricho.
Era un alivio.
Él estaba débil.
Yo estaba agotada.
Y la pantalla le calmaba.
Le distraía del malestar.
Le daba un sitio seguro.
Yo respiraba.
Podía poner una lavadora.
Preparar una sopa.
Responder un mensaje sin llorar del cansancio.
En esos días, no me sentí mala madre.
Me sentí una madre que hacía lo que podía.
Pero cuando se recuperó…
Empezó lo que no esperaba.
La vuelta a la normalidad que no volvió
El jueves ya estaba bien.
Con energía.
Con hambre.
Con ganas de correr por la casa.
Yo pensé:
“Perfecto. Guardamos la tableta y ya está.”
Error.
El primer “no” fue una tormenta.
Luego otra.
Y otra.
Era como si no pudiera volver a meter la pantalla en su caja.
Mi hijo empezó a pedirla para todo.
Al despertarse.
Antes de comer.
En cuanto decía “me aburro”.
Y yo sentí esa culpa rara y pesada.
Porque una parte de mí pensaba:
“Lo he estropeado.”
Y otra parte decía:
“Solo estabas sobreviviendo.”
El miedo real que me daba vergüenza admitir
No era solo la pantalla.
Era el juicio.
El de los demás.
Y el mío propio.
Pensaba en la familia.
En otras madres.
En la profesora.
En ese comentario que tanto duele:
“Claro, se calma con pantallas.”
Yo no quería ser esa madre en la cabeza de nadie.
Pero, sobre todo…
No quería sentir que había fallado yo.
Se me fue de las manos.
Y me costó mucho aceptarlo.
Lo que intenté para arreglarlo deprisa
Hice lo de buena madre que quiere hacer las cosas bien.
Saqué todo lo que tenía por casa.
Probé:
- cuentos
- dibujos para colorear
- construcciones
- plastilina
A veces funcionaba.
Cinco minutos.
Luego volvía el bucle.
“Me aburro.”
“No sé qué hacer.”
“Quiero la tableta.”
Yo no quería una guerra diaria.
Gritos, castigos, amenazas.
Necesitaba una forma más suave de volver atrás.
El 99% de consejos que no sirven en la vida real
Si has pasado por esto, ya conoces los consejos.
El 99%.
“Pon límites.”
“Sé firme.”
“Quítasela del todo.”
Suena muy bien escrito en una frase.
Pero cuando llevas una semana sin dormir bien…
Y tu hijo ha asociado la pantalla a sentirse seguro…
Quitarla de golpe es como arrancar una tirita pegada a la piel.
Te sangra a ti.
Y a él.
Ahí entendí el 1% que nadie me había explicado.
Lo que de verdad pasa en esos días
Una amiga que trabaja con niños me lo explicó con palabras sencillas.
Cuando un niño se siente vulnerable…
Busca un lugar seguro.
En esos días de fiebre, mi hijo encontró ese lugar en la pantalla.
No era solo entretenimiento.
Era consuelo.
Era calma.
Era rutina.
Eso crea algo que yo ahora llamo:
enganche de comodidad.
Después de eso, el juego normal puede parecerle soso.
Lento.
Difícil de empezar.
No porque el niño sea “caprichoso”.
Sino porque su cerebro recuerda:
“Esto me hizo sentir bien cuando estaba mal.”
Y si no entiendes esto…
Solo ves rabietas.
Solo ves desobediencia.
Y la culpa crece.
Por qué el juego tranquilo no tenía ninguna oportunidad
Hay otra parte de la historia.
Muchas actividades sin pantalla tienen una barrera invisible:
Empezar.
Un folio en blanco.
Una caja de piezas sin idea.
Un juego que necesita que tú lo prepares.
Después de varios días de “todo fácil y rápido”…
Esa barrera se hace enorme.
Por eso yo sentía que nada funcionaba.
No era que mi hijo no quisiera jugar.
Es que todo lo demás le sabía a poco.
La recomendación que me quitó un peso de encima
Se lo conté a otra madre del colegio.
Sin adornos.
Solo cansancio.
Le dije:
“Yo solo intentaba sobrevivir.”
“Se me ha ido de las manos.”
“Necesito una forma suave de volver atrás.”
Ella me habló de KidFun™.
Una mesa pequeña de dibujo con proyección.
Proyecta figuras sencillas.
El niño calca.
Colorea.
Y consigue algo bonito en muy poco tiempo.
Me dijo una frase que se me quedó grabada:
“No le estás quitando su refugio.”
“Se lo estás cambiando por otro más sano.”
Cómo funciona de verdad KidFun™
Esto fue lo que me hizo clic.
KidFun™ no es un castigo.
No es un “o esto o nada”.
Es un sustituto suave.
Da a tu hijo:
- un inicio muy fácil
- una guía clara
- una sensación de calma
- una pequeña victoria rápida
En vez de:
“Se acabó la pantalla, aguántate.”
Es:
“Tienes otra cosa que también te calma y te gusta.”
Ese cambio es enorme.
Sobre todo cuando la pantalla se ha convertido en refugio emocional.
Lo que pasó en casa
Monté KidFun™ un sábado por la mañana.
Sin discursos.
Sin decir “a partir de ahora…”.
Solo la dejé preparada.
Mi hijo se acercó.
Encendió la luz de la proyección.
Empezó a calcar una figura.
Lo que más me impresionó fue el silencio.
Ese silencio bueno.
De concentración tranquila.
No escuché:
“Quiero la tableta.”
Escuché:
“¡Mamá, mira lo que he hecho!”
Ese momento me devolvió algo.
La sensación de que sí estaba haciendo algo bien.
La prueba de verdad
La semana siguiente, fui bajando el tiempo de pantalla poco a poco.
Sin gritos.
Sin amenazas.
Con una idea muy simple:
Primero KidFun™.
Después, si hacía falta, algo de pantalla.
Y el cambio se notó.
No de un día para otro.
Pero sí de forma clara.
Más ratos tranquilos.
Menos peleas.
Más juego independiente.
Menos culpa al acostarme.
No fue magia.
Fue lógica.
Y una herramienta adecuada.
Si estás en este mismo punto
Si tu hijo ha pasado por una mala racha de salud…
Si la pantalla se ha convertido en “todo el día”…
Y ahora sientes que no sabes cómo volver atrás…
Respira.
No lo has estropeado.
Pero sí necesitas un puente.
Un camino suave de vuelta.
KidFun™ puede ser ese puente si tu hijo:
- tiene entre 3 y 7 años
- se agarra mucho a la pantalla después de días malos
- se frustra con actividades abiertas
- necesita que alguien le marque el primer paso
Dónde conseguí KidFun™
Yo compré KidFun™ en la página oficial.
No soy la empresa.
Solo una madre contando lo que le ayudó.
Te recomiendo comprobar disponibilidad.
Estos productos llegan en tandas pequeñas.
Y cuando se empiezan a compartir entre madres, se agotan rápido.
Si ves en la página una garantía de devolución o un descuento por tiempo limitado, lee bien los detalles allí.
A mí eso me dio tranquilidad para probarlo.
Dos caminos desde aquí
Puedes seguir en el bucle de culpa y pelea.
O puedes darle a tu hijo una alternativa calmante y fácil de empezar.
Una que no le haga sentir que le quitas su único refugio.
Si tú también estabas “solo intentando sobrevivir”…
Y ahora sientes que se te ha ido de las manos…

Lucía Martín (Psicopedagoga infantil)
En consulta veo algo muy frecuente en niños de 3 a 7 años: no es que no sean creativos, es que se bloquean al empezar. La hoja en blanco puede sentirse como una prueba, y cuando un niño falla varias veces, aprende a evitarlo. Por eso KidFun™ me parece una herramienta muy acertada. La proyección ofrece un inicio guiado y amable, reduce el miedo a equivocarse y ayuda a lograr pequeñas victorias visibles que fortalecen la confianza. También es una opción muy útil para familias que buscan actividades tranquilas sin pantallas, sobre todo en tardes largas o días de interior. Si el objetivo es que el niño pase del “no puedo” al “mira lo que he hecho” sin presión, KidFun™ encaja muy bien.
PREGUNTAS FRECUENTES
¿Para qué edades está recomendado KidFun™?
¿Para qué edades está recomendado KidFun™?
KidFun™ está pensado principalmente para niños de 3 a 7 años, cuando más ayuda tener un inicio guiado y fácil en actividades creativas.
¿Y si mi hijo no suele dibujar o se frustra rápido?
¿Y si mi hijo no suele dibujar o se frustra rápido?
Precisamente es uno de los perfiles que más se beneficia, porque la proyección le da un primer paso claro y reduce el miedo a empezar.
¿Necesita que un adulto esté encima todo el rato?
¿Necesita que un adulto esté encima todo el rato?
No. La idea es que el niño pueda empezar y mantenerse ocupado con menos guía del adulto.
¿Sirve para reducir el uso de pantallas?
¿Sirve para reducir el uso de pantallas?
Puede ayudar mucho como alternativa rápida y atractiva para que el niño pida juego antes que pantalla.
¿Ocupa mucho espacio en casa?
¿Ocupa mucho espacio en casa?
Está diseñada para ser compacta y fácil de colocar en un rincón del salón o del cuarto de juegos.
¿Es complicado de usar o montar?
¿Es complicado de usar o montar?
No. Su uso es sencillo e intuitivo para que el niño pueda empezar sin frustración ni pasos largos.
¿Mi hijo se cansará rápido como con otros juguetes?
¿Mi hijo se cansará rápido como con otros juguetes?
Al tener variedad de dibujos y un inicio guiado, suele mantener el interés más tiempo que actividades que requieren inventar desde cero.
¿Ayuda en días de lluvia o cuando no se puede salir?
¿Ayuda en días de lluvia o cuando no se puede salir?
Sí, es uno de los momentos en los que más se nota, porque ofrece una actividad calmada y fácil de iniciar dentro de casa.
¿Es seguro para niños pequeños?
¿Es seguro para niños pequeños?
Está pensado para uso infantil, con un formato estable y orientado a actividades tranquilas y supervisables en casa.
¿Qué pasa si no encaja con nuestro día a día?
¿Qué pasa si no encaja con nuestro día a día?
Si tu tienda ofrece garantía o devolución, puedes probarlo con tranquilidad y decidir según vuestra experiencia real en casa.
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