Dependienta revela cómo una sencilla esterilla para los pies le ayudó a dejar de esconderse en los probadores y a conservar su empleo

Tiempo de lectura: 2 min

Mis pies estaban a punto de costarme el trabajo.

Si pasas 8, 9 o incluso 10 horas de pie sobre suelos duros…

Si llegas a casa con los pies “ardiendo” y palpitando,

y lo primero que haces es quitarte los zapatos y sentarte…

Si en el trabajo estás más pendiente de dónde puedes sentarte

que de los clientes…

Por favor, lee lo que voy a contarte.

Me llamo Laura, tengo 42 años

y trabajo en una tienda de ropa

dentro de un centro comercial.

Durante años pensé

que el dolor de pies

era “parte del trabajo”.

Hasta que un día

me di cuenta de que

me escondía en los probadores

haciendo ver que ordenaba perchas

solo para poder sentarme cinco minutos

sin que nadie se diera cuenta.

Cómo pasé de estar “un poco cansada” a contar minutos para poder sentarme

Al principio era el cansancio típico.

Al final del turno

los pies dolían, sí,

pero al día siguiente se me pasaba.

Luego el dolor cambió.

Pasó de ser un “me duelen los pies”

a un ruido de fondo constante

que no se iba nunca.

En los peores días

solo podía pensar en eso.

Las clientas me hablaban

y yo asentía, sonreía,

pero por dentro estaba contando:

“Quedan cuatro horas…

tres horas y media…

tres horas…”

Empecé a “recolocar ropa”

en los probadores

mucho más a menudo.

En realidad,

me sentaba un minuto

en el banquito

para no llorar.

Un día mi encargada

se dio cuenta.

“Laura, necesito que estés más en la tienda,

no tanto detrás”,

me dijo seria.

Asentí, sonreí,

y sentí un puñetazo en el estómago.

Esa noche apenas dormí.

“Si no aguanto de pie,

me van a sustituir

por una chavala de veinte

que sí pueda”,

pensaba mirando al techo.

El miedo ya no era solo el dolor.

Era la idea de

perder el sueldo

porque mi cuerpo

no podía seguir el ritmo.

El motivo real por el que mis pies empeoraban semana tras semana

Hasta entonces

mi “plan” era el de siempre:

  • Zapatos “cómodos”

  • Plantillas blandas

  • Una pastilla cuando el dolor era muy fuerte

  • Crema fría al llegar a casa

Eso aliviaba un rato.

Pero cada mañana

me levantaba

con los pies ya cargados,

como si no hubieran descansado nada.

Una noche,

buscando en el móvil

con los pies en alto,

encontré algo que encajó

con lo que me pasaba.

No era solo que “estuviera muchas horas de pie”.

El problema era

que cada turno

llenaba mis pies y pantorrillas

de microdaños e hinchazón

que nunca se limpiaban del todo

antes del siguiente turno.

  • Estar horas sobre suelo duro

    empuja líquido hacia los pies

    y la parte baja de las piernas.

  • Los músculos pequeños

    y las fascias

    se llenan de pequeñas irritaciones

    y restos del esfuerzo.

  • Yo llegaba a casa,

    me tomaba una pastilla,

    me daba crema,

    subía los pies

    y dormía unas horas.

  • Nada de eso

    obligaba a los músculos

    a bombear en condiciones

    para sacar esos desechos

    y meter sangre nueva.

Así que cada mañana

empezaba con un nivel de dolor

un poco más alto.

Semana tras semana.

Hasta que incluso los turnos cortos

se sentían como un castigo.

El 99 % de lo que había probado

solo acolchaba o adormecía los pies.

El 1 % que me faltaba

era algo que hiciera

un “reinicio” real entre turno y turno.

La noche en la que busqué algo para “reiniciar” mis pies

Ese mismo día

supe que no quería

otra plantilla más.

Quería algo

que ayudara de verdad

a mis pies

a recuperarse

antes del próximo turno.

Leí sobre baños de agua con hielo,

masajes,

fisioterapia…

Todo sonaba caro

o imposible de mantener

todos los días después del trabajo.

En un foro

de dependientas y camareras

varias mujeres hablaban

de una esterilla eléctrica para pies

que usaban nada más llegar a casa.

Decían que

enviaba pequeñas pulsaciones

que hacían que los músculos del pie

y de la pantorrilla

se contrajeran solos,

como si caminaras,

pero sentada.

El nombre que se repetía

era FootEms.

Contaban que la usaban

20 minutos en el sofá

y que al día siguiente

sentían los pies

“más descansados”

en el primer paso.

Pensé en mis tardes:

  • Llegar reventada

  • Ducha rápida

  • Sofá

  • Pastilla si hacía falta

Meter FootEms ahí

parecía posible.

Así que lo pedí.

Mi primera semana con FootEms: menos dolor de base, menos miedo al turno

Cuando llegó FootEms,

no parecía nada del otro mundo:

una esterilla fina y plegable.

La puse frente al sofá,

me senté

y apoyé los pies descalzos encima.

Empecé en un nivel bajo.

Noté un cosquilleo suave.

Subí un poco.

Entonces sentí

cómo los músculos de las plantas

y de las pantorrillas

se tensaban y soltaban

en pequeños movimientos rítmicos.

No dolía.

Era raro…

pero agradable.

Estuve así unos 20 minutos,

viendo una serie,

mientras FootEms “trabajaba”

en la zona que todo el día

había estado castigada.

Esa primera noche

me di cuenta de algo:

Al levantarme del sofá,

los pies no estaban

tan rígidos ni tan hinchados

como otras veces.

Tras varios días,

noté que:

  • Por la mañana

    el primer paso

    ya no era un cuchillo.

  • A mitad de turno

    el dolor era fuerte, sí,

    pero no ese fuego insoportable

    de antes.

  • Dejé de buscar

    excusas constantes

    para meterme en el probador.

No era magia.

Pero por primera vez

sentí que,

entre un turno y otro,

mis pies mejoraban

en lugar de empeorar.

Qué hace FootEms que no hace una plantilla ni una crema

Lo entendí así:

Las plantillas

solo ponen más acolchado

entre el suelo y mis pies.

Las pastillas

solo apagan la señal de dolor

un rato.

FootEms, en cambio,

hace una especie de

“fisioterapia silenciosa”

mientras estás sentada.

  • Las pulsaciones

    hacen que los músculos

    de pies y pantorrillas

    se contraigan miles de veces

    sin castigar las articulaciones.

  • Cada contracción

    exprime líquido y desechos

    hacia arriba

    y deja paso a sangre nueva

    rica en oxígeno.

  • Así, el tejido

    deja de estar “atascado”

    y puede recuperarse de verdad

    entre un turno y el siguiente.

Con el tiempo,

mi nivel de dolor “de base”

bajó.

Ya no entro al trabajo

con los pies

medio destrozados desde el primer minuto.

Entro con pies

que se sienten “reiniciados”.

Qué es exactamente FootEms

FootEms es una esterilla de estimulación muscular para los pies

muy fina y fácil de guardar.

Funciona así:

  1. La colocas en el suelo.

  2. Te sientas en una silla o en el sofá.

  3. Apoyas los pies descalzos encima.

  4. Eliges el programa y la intensidad.

Durante unos 20 minutos,

pequeñas pulsaciones

hacen que los músculos

se activen y se relajen

una y otra vez.

FootEms no sustituye al médico

ni cura enfermedades.

Pero para mí

se ha convertido

en mi herramienta diaria

de recuperación después del turno.

Es lo que marca la diferencia

entre llegar a casa

solo a sobrevivir,

o llegar a casa

y darle a mis pies

la ayuda que el suelo de la tienda

nunca les da.

Cómo probar FootEms sin riesgo y ver si puedes dejar de esconderte en los probadores

Si trabajas de pie

y sientes que cada semana

aguantas menos…

Si ya has empezado

a refugiarte en el almacén

o en los probadores

solo para poder sentarte…

Si te da miedo

que un día tu jefe piense

que “no sigues el ritmo”

y se busque a otra persona…

Puede que FootEms

merezca una oportunidad.

Ahora mismo,

los creadores de FootEms

tienen una oferta por internet

con descuentos de hasta un 50–55 %

en algunos lotes

y una garantía total de devolución del dinero

si no quedas satisfecha.

Eso significa

que puedes probarlo en casa sin riesgo.

Si no notas

que tus pies

llegan al turno más descansados,

si sigues sintiendo

que cada día empiezas

igual de destrozada,

lo devuelves

y te reembolsan cada euro.

Para comprobar

si FootEms sigue disponible

y si el descuento está activo

en tu zona

Dos caminos: seguir escondiéndote… o salir al pasillo con la cabeza alta

Puedes seguir

retorciéndote de dolor

detrás de las cortinas del probador,

contando los minutos

para poder sentarte,

temiendo el día

en que tu cuerpo diga “basta”

y alguien más joven ocupe tu lugar.

O puedes dedicar

20 minutos cada tarde

a darle a tus pies

  • un drenaje de verdad

  • sangre nueva

  • y una oportunidad

    de empezar el día siguiente

    desde cero,

    no desde el agotamiento.

Yo ya no me escondo

como antes en los probadores.

Puedo estar en la tienda,

moverme,

y centrarme en las clientas,

no en el dolor.

Si quieres que tus pies

dejen de ser el eslabón débil

que amenaza tu trabajo…

Porque, al final,

no se trata solo de dolor de pies.

Se trata de mantener tu sueldo

y tu vida,

sin que el suelo de la tienda

acabe ganando la partida.

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Dr. Luis Herrera, (Fisioterapeuta especializado en miembros inferiores)

En consulta veo cada día pies hinchados, fríos y doloridos por culpa de muchas horas de pie o sentados. Por eso me sorprendió ver cómo, en varios pacientes que empezaron a usar FootEms a diario, los pies llegaban menos inflamados, con mejor color y con una sensación de “carga” mucho menor al final del día. Desde el punto de vista físico tiene lógica: la estimulación suave activa la musculatura de la planta y la pantorrilla, mejora el retorno venoso, ayuda a mover el líquido retenido y saca al pie de ese estado de quietud dolorosa en el que vive. No es un sustituto de la valoración médica, pero como complemento en casa, en personas con pesadez, hinchazón o cansancio crónico de pies, FootEms puede marcar una diferencia real en cómo terminan el día y en cuánto tardan en notar alivio.

PREGUNTAS FRECUENTES

¿Y si mi dolor es “demasiado fuerte” y ya llevo años así, me va a servir de algo FootEms?

La realidad es que ningún aparato te va a devolver unos pies de 20 años en una semana, pero eso no significa que no puedas mejorar. Lo que he visto una y otra vez es que, cuando introduces un estímulo nuevo y constante (como las contracciones suaves de FootEms), el cuerpo sale del bucle de dolor + inmovilidad en el que lleva años. No esperes milagros de un día para otro, pero sí puedes esperar pies menos hinchados, menos “bloques de cemento” y más margen para aguantar el día. Lo importante no es estar perfecta, es dejar de ir a peor y empezar, aunque sea despacio, a ir a mejor.

Justo el perfil que más suele notar cambio es el de personas que ya no están para saltos, gimnasios ni locuras, pero que no quieren rendirse. FootEms trabaja mientras estás sentada, sin impacto en articulaciones, por lo que encaja muy bien con mayores de 50, gente con unos kilos de más o trabajos muy físicos. Siempre es buena idea hablar con tu médico si tienes dudas, pero la lógica es clara: estimulación suave + mejor circulación + más movimiento interno suele ser mucho mejor que seguir con los pies quietos y castigados cada día.

Con diabetes y problemas de circulación hay que ser doblemente prudente, porque tus pies son oro. FootEms no es un medicamento ni un sustituto de tu tratamiento, es una herramienta de apoyo para estimular músculos y circulación local de forma suave. Lo responsable es consultar antes con tu médico o enfermera, explicarles que es un dispositivo de estimulación muscular de baja intensidad para pies y pantorrillas, y seguir sus indicaciones. Desde ahí, la idea es simple: cuidar tus pies todos los días en lugar de esperar a que se quejen a gritos.

La mayoría de la gente la describe como cosquilleo profundo, presión suave o pequeños “toques” rítmicos, y va regulando la intensidad a su gusto. No se trata de aguantar como una heroína, se trata de encontrar el punto donde sientas “esto trabaja, pero me resulta agradable”. Lo bueno es que puedes empezar en el nivel más bajo, subir solo si te sientes cómoda y parar cuando quieras. La idea no es sufrir, la idea es que cada sesión sea un rato de alivio, descarga y autocuidado, no un castigo más en tu día.

Lo más honesto: algunas personas sienten alivio de pesadez y calor desde los primeros días; otras necesitan 2–3 semanas de uso constante para empezar a notar que llegan al final del día menos reventadas. Piensa que llevas años acumulando daño, inflamación y mala circulación, y ahora estás dando a tus pies algo que nunca han tenido: trabajo interno + riego extra + rutina diaria de cuidado. Si te marcas un mínimo de 15–20 minutos al día durante 3–4 semanas, le estás dando a tu cuerpo una oportunidad real de demostrar lo que puede mejorar cuando por fin recibe ayuda.

No. FootEms no viene a “pelearse” con lo que ya te ayuda, viene a completarlo. Tus plantillas, medias de compresión o tratamiento médico atacan una parte del problema; FootEms trabaja otra: la activación muscular, el bombeo y la recuperación entre jornadas. Piensa en él como en un fisioterapeuta casero de refuerzo, no como un sustituto. Lo único importante es que, si tomas medicación o llevas algún tratamiento delicado, avises a tu médico para que lo tenga en cuenta y te dé luz verde.

Esta es una de las mayores trampas: creer que necesitas “tiempo extra” para cuidarte. En realidad, FootEms funciona mejor precisamente porque no te pide tiempo nuevo, se encaja en lo que ya haces: ver la tele, mirar el móvil, hablar con tu familia, leer algo. Solo cambias una cosa: en lugar de tener los pies muertos sobre el suelo o la mesa, los pones sobre la esterilla. Es decir: el mismo rato de sofá, pero con tus pies trabajando y recuperándose. Así es como se convierten los cambios en hábito… sin que te rompan la rutina.

Es normal estar quemada: cremas milagro, plantillas carísimas, aparatos que prometen el cielo… y luego nada. La diferencia está en qué problema atacan. La mayoría de productos se quedan en la superficie: un poco de colchón, un poco de frescor, un poco de analgesia. FootEms va a la base: músculo, circulación, drenaje, recuperación. Y además se utiliza en un momento del día en el que ya estás quieta, por lo que es mucho más fácil que lo integres. Neurológicamente, cuando el cerebro empieza a asociar “FootEms = menos dolor = más energía”, te resulta mucho más natural seguir usándolo, porque notas que te compensa.

No. Sería irresponsable decirte eso. El movimiento real del cuerpo entero es insustituible. Pero también es verdad que hay momentos de la vida en los que no estás para grandes caminatas ni para gimnasios, y ahí es donde FootEms encaja. Piénsalo así: si ahora estás en un punto donde casi no puedes ni caminar sin dolor, ¿cómo vas a hacer más ejercicio si antes no bajas un poco el nivel de sufrimiento? FootEms te ayuda a recuperar algo de base: menos hinchazón, menos pesadez, mejor pisada… y eso, a su vez, te permite moverte algo más en tu día a día sin que cada paso sea un tormento.

El mayor miedo antes de comprar suele ser: “tirar el dinero en otro cacharro más”. Por eso lo más inteligente es plantearte FootEms como un experimento con fecha y reglas claras: usarlo todos los días durante unas semanas, empezar con baja intensidad, ajustar el programa que mejor te siente y, pasado ese tiempo, evaluar con honestidad:

👉 ¿Llego igual de destrozada al final del día?

👉 ¿Mis pies están igual de hinchados dentro del zapato?

👉 ¿Duermo igual de mal por culpa de las punzadas?

Si la respuesta es que no ha cambiado nada, puedes decidir que no es para ti y ya está. Pero si notas aunque sea un 20–30 % menos de castigo en tus pies, tu cerebro lo tendrá claro: esa pequeña mejora diaria merece la pena, porque no estás comprando plástico, estás comprando más años de autonomía y menos años de arrastrar los pies con miedo.

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Carmen G
Compra Verificada
DIC 2025
Una locura que bien funciona, lo uso 10 minutos al día
Lucía M
Compra Verificada
DIC 2025
Calmo mi dolor en lo pies en 2 días , muy recomendado
Marta M
Compra Verificada
DIC 2025
Funciona de maravilla, calmo mis molestias rapido

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