Dependienta cuenta cómo una sencilla esterilla para los pies le ayudó a dejar de sentir que caminaba directa hacia “las malas venas” y una vida en el sofá

Tiempo de lectura: 2 min

Vi las piernas de mi tía en el espejo.

Si alguna vez has mirado tus piernas

y has visto las venas de tu madre o de tu tía mirándote de vuelta…

Si pasas el día de pie

y por las tardes notas las pantorrillas pesadas, tensas e hinchadas

Si en el fondo te asusta

acabar arrastrándote de silla en silla como esa familiar a la que quieres…

Por favor, lee mi historia.

Me llamo Carla. Tengo 49 años.

Trabajo de cara al público en un supermercado, todo el día de pie.

Crecí viendo a mi tía Rosa

moverse del sillón a la silla del comedor

con gruesas venas azules recorriéndole las pantorrillas.

Cuando cumplió 65 años,

ir al mercado

era casi como hacer una excursión.

Una tarde del año pasado

me miré en el espejo del baño

y se me encogió el estómago.

Esas mismas líneas azules

empezaban a verse en mis piernas.

Hoy mis piernas no son perfectas.

Sigo trabajando muchas horas de pie.

Pero las noto más ligeras al salir del trabajo,

puedo subir escaleras sin esa sensación de columnas de cemento

y ya no creo

que esté condenada a terminar como mi tía.

El gran cambio empezó

cuando descubrí una esterilla fina para los pies

llamada FootEms

que ahora uso 20 minutos al día en casa.

Sin cirugía.

Sin nuevas pastillas.

Solo una forma distinta

de hacer que mis pantorrillas trabajen a mi favor

en lugar de en mi contra.

Te cuento cómo.

La mañana en la que vi a mi tía reflejada en mis piernas

Me estaba preparando para un día de calor.

Vestido nuevo.

Piernas al aire.

Con la luz fuerte del baño

las vi por primera vez, claras:

Pequeñas arañitas vasculares en las pantorrillas.

Una línea azul detrás de la rodilla.

Me acerqué.

Giré un poco la pierna.

En ese ángulo

vi la pierna de mi tía Rosa

de hace años.

Recordé cómo bromeaba:

“Mis venas son como un mapa azul.”

Pero no tenía gracia.

Al final de su vida

sus piernas estaban tan hinchadas y doloridas

que casi no se movía del sofá.

Esa noche, después del turno,

escribí en el móvil:

“varices piernas pesadas empeoran historias”

Estuve leyendo horas.

Mujeres hablando de dolor, quemazón y tirantez en las piernas.

Fotos de venas abultadas.

Relatos de operaciones, pinchazos,

y miedo a alejarse mucho de casa andando.

No podía sacarme de la cabeza una idea:

“Estoy caminando hacia la misma trampa.

Y si pierdo mis piernas, pierdo mi libertad.”

Ese fue mi fondo del pozo.

Por qué “solo estar de pie” estaba destrozando mis venas en silencio

Como casi todas,

eché la culpa a la edad, los kilos y la herencia familiar.

“En mi familia siempre ha habido malas venas”,

me repetía.

Pero entre artículos médicos

y explicaciones claras de especialistas en venas,

encontré algo que me cambió el chip:

Mi enemigo real

no eran solo las venas débiles.

Era el bombeo flojo de las pantorrillas.

Te lo resumo fácil:

  • Las venas de las piernas tienen pequeñas válvulas por dentro.

  • Esas válvulas ayudan a empujar la sangre hacia arriba,

    de vuelta al corazón,

    luchando contra la gravedad.

  • No pueden hacerlo solas.

    Necesitan ayuda de los músculos de la pantorrilla,

    que aprietan las venas cada vez que caminamos.

A eso los médicos le llaman

la “bomba muscular de la pantorrilla”.

Cuando pasas horas

  • casi quieta en una caja

  • o dando pasitos mínimos en un suelo duro

tu bomba de la pantorrilla está medio dormida.

La gravedad gana.

La sangre baja

y se queda atrapada en la parte baja de las piernas.

Con los años

esas válvulas se estiran y se debilitan.

La sangre empieza a estancarse.

Las venas se hinchan y se retuercen.

Las piernas se sienten más pesadas y tensas

al final del día.

Me di cuenta de algo importante:

Las medias de compresión aprietan desde fuera…

pero no entrenan de verdad la bomba de la pantorrilla.

Al 99 % nos dicen “usa medias fuertes y pon las piernas en alto”.

El 1 % que falta es entender que las pantorrillas

son la bomba principal de nuestras venas de las piernas.

Y las mías llevaban años escaqueándose.

Buscando algo que pudiera hacer de verdad cada día

Cuando entendí el problema,

necesitaba una acción concreta,

no solo “reza para que no vaya a peor”.

Probé:

  • dar vueltas por el salón después del trabajo

  • estiramientos sacados de vídeos

  • medias tan apretadas

    que me dejaban marca en la piel

Todo ayudaba un poco,

pero yo no lo mantenía.

Después de diez horas de pie,

lo último que me apetecía

era hacer más ejercicio.

Una noche,

en un foro de mujeres con problemas de venas,

leí un comentario que me hizo parar:

“Mi especialista me dijo que mis pantorrillas son mi segundo corazón.

Él usa impulsos eléctricos en consulta

y yo me compré una esterilla eléctrica para pies

para que mi ‘segundo corazón’ trabaje también cuando estoy cansada.”

Hablaba de un aparato llamado FootEms.

Entré a mirar.

El “entrenador de la bomba de pantorrilla” en casa que no sabía que existía

En la página de FootEms

vi algo que parecía

una esterilla fina y plegable.

La pones en el suelo.

Te sientas en una silla.

Apoyas los pies descalzos encima.

FootEms envía

pequeñas pulsaciones eléctricas

por los pies y la parte baja de las piernas.

Esas pulsaciones hacen

que los músculos de pies y pantorrillas

se contraigan y se relajen

miles de veces

en una sesión de 20 minutos.

Sin saltos.

Sin impacto en las articulaciones.

Solo un trabajo rítmico y suave

para los músculos exactos

que ayudan a tus venas

a empujar la sangre hacia arriba.

En pocas palabras:

En vez de solo apretar las piernas por fuera,

FootEms entrena la bomba de la pantorrilla desde dentro,

mientras estás sentada.

Tenía todo el sentido.

En hospitales y clínicas de rehabilitación

ya usan estimulación muscular

para mantener la circulación

en personas que no se pueden mover mucho.

Recuerdo pensar:

“Si puedo darle a mis venas

miles de buenos ‘empujones’

sin tener que ir al gimnasio…

quizá no tenga que repetir la historia de mi tía.”

Respiré hondo

y lo pedí.

Primera semana con FootEms: de columnas de cemento a piernas más ligeras

El paquete llegó

unos días después.

Aquella tarde

mis piernas se sentían como dos columnas

después de todo el día sobre el suelo de baldosas.

Desplegué FootEms,

me senté en el sofá

y puse los pies encima.

Al nivel 1

noté un cosquilleo ligero.

Subí al nivel 3.

De repente, mis arcos y mis pantorrillas

empezaron a tensarse y soltarse

en pequeñas olas.

Al principio fue raro,

luego resultó hasta agradable.

Durante 20 minutos

me quedé sentada

mirando el móvil,

mientras FootEms “andaba” por mí.

Cuando me levanté,

noté las piernas calientes y menos rígidas.

La sorpresa de verdad

llegó a los pocos días.

Me di cuenta de que, al volver del trabajo,

subía las escaleras hasta mi piso

del tirón,

sin pararme a mitad

para frotarme las pantorrillas.

Al final de la primera semana,

esa sensación de piernas de cemento

había bajado de un 9

a quizá un 5.

No era un milagro.

Era… alivio.

Suficiente para darme esperanza.

Unas semanas después: lo que cambió en mis piernas (y en mi cabeza)

Hice de FootEms

parte de mi rutina.

La mayoría de tardes,

en cuanto llego a casa:

  • me quito los zapatos

  • pongo el agua para una infusión

  • y me siento 20–25 minutos con FootEms

En el siguiente mes,

noté varias cosas:

  • Los tobillos estaban menos hinchados por la noche.

  • Ese tirón detrás de las rodillas

    era menos intenso.

  • En mis días libres

    empecé a caminar más rato

    sin sentir tanto peso en las piernas.

¿Desaparecieron todas las venas?

Claro que no.

Pero dejé de ver

mi futuro pegada al sofá.

Sentí que por fin estaba haciendo

algo activo

para cuidar mis piernas.

Esa tranquilidad

vale casi tanto

como el cambio físico.

¿Qué es exactamente FootEms?

FootEms es una esterilla EMS para pies,

muy fina, pensada para usarla en casa.

Es tan sencillo como:

  1. Colocarla en el suelo.

  2. Sentarte en una silla o en el sofá.

  3. Apoyar los pies descalzos encima.

  4. Elegir uno de los niveles y programas.

Cada sesión dura

unos 20 minutos

y luego se apaga sola.

¿Qué hace que FootEms sea diferente

de llevar solo medias de compresión o zapatos “cómodos”?

  • Activa los músculos de pies y pantorrillas

    en vez de apretar solo desde fuera.

  • Consigues miles de contracciones suaves

    sin castigar las articulaciones.

  • Puedes usarlo mientras descansas,

    leyendo o viendo la tele.

Yo sigo usando medias de compresión

en los días muy largos.

Pero FootEms es lo primero

que me ha hecho sentir

que entreno mi bomba de pantorrillas,

no que solo envuelvo las piernas

y cruzo los dedos.

Por supuesto,

FootEms no sustituye a un diagnóstico médico.

Si tienes problemas de venas o circulación,

habla siempre con tu médico.

Para mí,

es un hábito sencillo de cada día

que mantiene mis piernas

más ligeras y con más vida.

¿Quieres ver si FootEms puede ayudarte a sentir las piernas más ligeras?

Si trabajas de pie

y vuelves a casa

con las piernas pesadas y cargadas

Si ya has visto

esas primeras líneas azules en el espejo

y te da miedo

acabar como ese familiar que apenas camina…

Puede que FootEms

merezca la pena.

Ahora mismo,

los fabricantes de FootEms

tienen una oferta por internet

con descuentos de hasta un 50–55 %

en algunos packs,

además de una garantía total de devolución del dinero

si no quedas satisfecha.

Eso significa

que puedes probarlo en casa sin riesgo.

Si no notas

un cambio real

en cómo sientes las piernas después del trabajo,

lo devuelves

y te reembolsan cada céntimo.

Para ver si FootEms sigue en stock

y si el descuento está activo en tu zona:

Hoy tienes delante dos futuros posibles

Puedes seguir

haciendo lo de siempre.

Puedes seguir diciéndote

“son los años”

mientras tus piernas pesan más

y tu mundo se hace más pequeño.

O puedes probar

un hábito sencillo de 20 minutos

que ayuda a tu bomba de pantorrillas

a hacer el trabajo para el que fue creada.

Para mí,

el día que miré al espejo

dejó de ser

una condena.

Fue un aviso

al que por fin hice caso.

Si no quieres pasar

tus últimos años

viendo la vida desde el sofá,

Porque tu historia familiar

puede venir escrita en tus genes…

Pero lo que haces por tus piernas cada día

sigue estando en tus manos.

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Dr. Luis Herrera, (Fisioterapeuta especializado en miembros inferiores)

En consulta veo cada día pies hinchados, fríos y doloridos por culpa de muchas horas de pie o sentados. Por eso me sorprendió ver cómo, en varios pacientes que empezaron a usar FootEms a diario, los pies llegaban menos inflamados, con mejor color y con una sensación de “carga” mucho menor al final del día. Desde el punto de vista físico tiene lógica: la estimulación suave activa la musculatura de la planta y la pantorrilla, mejora el retorno venoso, ayuda a mover el líquido retenido y saca al pie de ese estado de quietud dolorosa en el que vive. No es un sustituto de la valoración médica, pero como complemento en casa, en personas con pesadez, hinchazón o cansancio crónico de pies, FootEms puede marcar una diferencia real en cómo terminan el día y en cuánto tardan en notar alivio.

PREGUNTAS FRECUENTES

¿Y si mi dolor es “demasiado fuerte” y ya llevo años así, me va a servir de algo FootEms?

La realidad es que ningún aparato te va a devolver unos pies de 20 años en una semana, pero eso no significa que no puedas mejorar. Lo que he visto una y otra vez es que, cuando introduces un estímulo nuevo y constante (como las contracciones suaves de FootEms), el cuerpo sale del bucle de dolor + inmovilidad en el que lleva años. No esperes milagros de un día para otro, pero sí puedes esperar pies menos hinchados, menos “bloques de cemento” y más margen para aguantar el día. Lo importante no es estar perfecta, es dejar de ir a peor y empezar, aunque sea despacio, a ir a mejor.

Justo el perfil que más suele notar cambio es el de personas que ya no están para saltos, gimnasios ni locuras, pero que no quieren rendirse. FootEms trabaja mientras estás sentada, sin impacto en articulaciones, por lo que encaja muy bien con mayores de 50, gente con unos kilos de más o trabajos muy físicos. Siempre es buena idea hablar con tu médico si tienes dudas, pero la lógica es clara: estimulación suave + mejor circulación + más movimiento interno suele ser mucho mejor que seguir con los pies quietos y castigados cada día.

Con diabetes y problemas de circulación hay que ser doblemente prudente, porque tus pies son oro. FootEms no es un medicamento ni un sustituto de tu tratamiento, es una herramienta de apoyo para estimular músculos y circulación local de forma suave. Lo responsable es consultar antes con tu médico o enfermera, explicarles que es un dispositivo de estimulación muscular de baja intensidad para pies y pantorrillas, y seguir sus indicaciones. Desde ahí, la idea es simple: cuidar tus pies todos los días en lugar de esperar a que se quejen a gritos.

La mayoría de la gente la describe como cosquilleo profundo, presión suave o pequeños “toques” rítmicos, y va regulando la intensidad a su gusto. No se trata de aguantar como una heroína, se trata de encontrar el punto donde sientas “esto trabaja, pero me resulta agradable”. Lo bueno es que puedes empezar en el nivel más bajo, subir solo si te sientes cómoda y parar cuando quieras. La idea no es sufrir, la idea es que cada sesión sea un rato de alivio, descarga y autocuidado, no un castigo más en tu día.

Lo más honesto: algunas personas sienten alivio de pesadez y calor desde los primeros días; otras necesitan 2–3 semanas de uso constante para empezar a notar que llegan al final del día menos reventadas. Piensa que llevas años acumulando daño, inflamación y mala circulación, y ahora estás dando a tus pies algo que nunca han tenido: trabajo interno + riego extra + rutina diaria de cuidado. Si te marcas un mínimo de 15–20 minutos al día durante 3–4 semanas, le estás dando a tu cuerpo una oportunidad real de demostrar lo que puede mejorar cuando por fin recibe ayuda.

No. FootEms no viene a “pelearse” con lo que ya te ayuda, viene a completarlo. Tus plantillas, medias de compresión o tratamiento médico atacan una parte del problema; FootEms trabaja otra: la activación muscular, el bombeo y la recuperación entre jornadas. Piensa en él como en un fisioterapeuta casero de refuerzo, no como un sustituto. Lo único importante es que, si tomas medicación o llevas algún tratamiento delicado, avises a tu médico para que lo tenga en cuenta y te dé luz verde.

Esta es una de las mayores trampas: creer que necesitas “tiempo extra” para cuidarte. En realidad, FootEms funciona mejor precisamente porque no te pide tiempo nuevo, se encaja en lo que ya haces: ver la tele, mirar el móvil, hablar con tu familia, leer algo. Solo cambias una cosa: en lugar de tener los pies muertos sobre el suelo o la mesa, los pones sobre la esterilla. Es decir: el mismo rato de sofá, pero con tus pies trabajando y recuperándose. Así es como se convierten los cambios en hábito… sin que te rompan la rutina.

Es normal estar quemada: cremas milagro, plantillas carísimas, aparatos que prometen el cielo… y luego nada. La diferencia está en qué problema atacan. La mayoría de productos se quedan en la superficie: un poco de colchón, un poco de frescor, un poco de analgesia. FootEms va a la base: músculo, circulación, drenaje, recuperación. Y además se utiliza en un momento del día en el que ya estás quieta, por lo que es mucho más fácil que lo integres. Neurológicamente, cuando el cerebro empieza a asociar “FootEms = menos dolor = más energía”, te resulta mucho más natural seguir usándolo, porque notas que te compensa.

No. Sería irresponsable decirte eso. El movimiento real del cuerpo entero es insustituible. Pero también es verdad que hay momentos de la vida en los que no estás para grandes caminatas ni para gimnasios, y ahí es donde FootEms encaja. Piénsalo así: si ahora estás en un punto donde casi no puedes ni caminar sin dolor, ¿cómo vas a hacer más ejercicio si antes no bajas un poco el nivel de sufrimiento? FootEms te ayuda a recuperar algo de base: menos hinchazón, menos pesadez, mejor pisada… y eso, a su vez, te permite moverte algo más en tu día a día sin que cada paso sea un tormento.

El mayor miedo antes de comprar suele ser: “tirar el dinero en otro cacharro más”. Por eso lo más inteligente es plantearte FootEms como un experimento con fecha y reglas claras: usarlo todos los días durante unas semanas, empezar con baja intensidad, ajustar el programa que mejor te siente y, pasado ese tiempo, evaluar con honestidad:

👉 ¿Llego igual de destrozada al final del día?

👉 ¿Mis pies están igual de hinchados dentro del zapato?

👉 ¿Duermo igual de mal por culpa de las punzadas?

Si la respuesta es que no ha cambiado nada, puedes decidir que no es para ti y ya está. Pero si notas aunque sea un 20–30 % menos de castigo en tus pies, tu cerebro lo tendrá claro: esa pequeña mejora diaria merece la pena, porque no estás comprando plástico, estás comprando más años de autonomía y menos años de arrastrar los pies con miedo.

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Una locura que bien funciona, lo uso 10 minutos al día
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Funciona de maravilla, calmo mis molestias rapido

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