Esposa de un hombre con diabetes cuenta la sencilla rutina para los pies que por fin puso fin a sus paseos de dolor a las 3 de la madrugada

Tiempo de lectura: 2 min

Mi marido dejó de dormir y casi le pierdo.

Si tu pareja se pasa la noche dando vueltas por la casa por el dolor de pies

Si te quedas en la cama escuchando sus pasos y el ruido de los botes de pastillas…

Si te da miedo perder a la persona que era antes

Por favor, lee mi historia.

Me llamo Ana, tengo 53 años.

Mi marido, Miguel, tiene diabetes y un dolor de nervios en los pies que quema y pincha.

Antes nos dormíamos abrazados viendo una serie.

Luego pasamos a otra “rutina”: yo me despertaba casi siempre sobre las 3 de la madrugada

y el otro lado de la cama estaba vacío.

Le encontraba en el pasillo,

andando despacio en círculos,

con los ojos llenos de lágrimas.

Hoy, la mayoría de noches me despierto

y sigue a mi lado,

durmiendo tranquilo.

El cambio empezó con una esterilla extraña para los pies

llamada FootEms.

No es una cura para la diabetes.

No sustituye al médico ni a la medicación.

Pero rompió el bucle horrible de dolor y noches en vela

que me estaba robando a mi marido.

Te cuento cómo.

Cuando nuestras noches se convirtieron en pasos a las 3 de la mañana

Al principio eran solo detalles.

Miguel se frotaba los pies por la noche.

Decía que sentía “como si tuviera alfileres”.

La doctora habló de neuropatía,

un problema de nervios que tienen muchas personas con diabetes.

Le recetaron pastillas.

“Tómelas por la noche. Le ayudarán a dormir”, nos dijeron.

Funcionaron… un tiempo.

Luego la quemazón fue a más.

Las plantas de los pies le ardían

en cuanto se tumbaba.

Así que empezó a levantarse.

Andaba por el pasillo.

De la cocina al salón.

Del salón al baño.

Una y otra vez.

Decía que caminar “engañaba” al dolor un rato.

Yo me quedaba en la cama escuchando:

  • Sus pasos arrastrados

  • El golpeteo de los botes de pastillas en la encimera

  • La puerta del baño abriéndose y cerrándose

Al amanecer había dormido quizá dos horas,

a ratos sueltos.

Estaba cansado.

Irritable.

Despistado.

Yo también estaba cansada.

Y muerta de miedo.

La noche que le encontré sentado en la bañera

Una noche me desperté

y noté la casa demasiado silenciosa.

No había pasos.

Ni puertas.

Fui a buscarle.

Encontré a Miguel en el baño

a las 3:30 de la madrugada,

sentado en el borde de la bañera,

con la cabeza entre las manos.

Cuando levantó la mirada,

tenía los ojos llenos de lágrimas.

“No aguanto mucho más así”,

me susurró.

Sentí un corte en el pecho.

Tenía miedo por su salud…

y miedo de perder a mi Miguel,

al hombre cariñoso y bromista de siempre,

por culpa de este sufrimiento constante y sin descanso.

Ese fue mi límite.

Las pastillas no bastaban.

Las cremas no bastaban.

Andar en círculos no bastaba.

Algo tenía que cambiar.

El “círculo vicioso” escondido que estaba destrozando nuestras noches

Esa misma noche,

mientras él se sentaba con los pies en agua fría,

encendí el portátil.

Escribí:

“dolor nervios pies noche diabetes no dormir qué hacer”

Leí artículos y foros durante horas.

Una y otra vez veía el mismo patrón:

  • El daño en los nervios de los pies manda señales de dolor todo el tiempo.

  • La falta de sueño hace que esos nervios se vuelvan todavía más sensibles.

  • Más dolor → menos sueño.

  • Menos sueño → más dolor.

Un círculo vicioso.

Y me cayó la ficha:

Solo estábamos luchando la mitad del problema.

Las pastillas apagaban un poco el dolor,

pero también le apagaban el ánimo.

Algunas noches casi ni le hacían efecto.

En nuestra rutina no había nada

que calmara los nervios ni mejorara la circulación en los pies

antes de que se metiera en la cama.

Así que cada noche empezaba el mismo ciclo:

Dolor → no duerme → más dolor → más medicación → sigue sin dormir…

El 99 % de familias como la nuestra saben que hay dolor.

El 1 % que falta es entender ese círculo vicioso dolor–insomnio que lo alimenta.

Si no rompíamos ese círculo,

ninguna pastilla del mundo nos iba a devolver las noches.

La esterilla rara que creó un círculo nuevo

En un grupo de apoyo,

una mujer habló de su padre.

Contaba que un aparato eléctrico para los pies

le había ayudado a volver a dormir.

Era un sistema de estimulación muscular eléctrica,

pulsaciones suaves que hacen que los músculos se contraigan y se relajen.

En hospitales y fisioterapia usan esa técnica

para ayudar con la circulación y el dolor.

El padre de esta mujer usaba una versión doméstica

llamada FootEms.

Era como una esterilla plana.

Pones los pies descalzos encima.

Y envía pulsaciones rítmicas y suaves

por los pies y las pantorrillas.

Ella decía:

“Hacemos 20 minutos antes de acostarse.

Le duelen menos los pies,

duerme más seguido,

y cada semana las noches son un poco mejores.”

Esa frase me impactó.

Menos dolor → más sueño.

Más sueño → menos dolor.

Un círculo, pero al revés.

Seguí leyendo:

  • La esterilla hace que los músculos de pies y pantorrillas

    se contraigan y se relajen miles de veces.

  • Ese movimiento empuja sangre fresca

    hacia los nervios “muertos de hambre” de oxígeno.

  • Las pulsaciones actúan como una señal suave y constante

    que calma los picos de dolor descontrolados.

En pocas palabras,

FootEms intenta crear un círculo nuevo:

Mejor riego sanguíneo + nervios más tranquilos al acostarse

→ sueño más profundo

→ nervios menos sensibles la noche siguiente.

Sabía que no era una cura.

Pero si lograba ayudar aunque fuera un poco,

merecía la pena probar.

Lo pedí.

Probando FootEms por primera vez

Cuando llegó FootEms,

Miguel puso cara de duda.

“¿Otro cacharro más?”, dijo.

“Por favor”, le pedí.

“Déjame probar una semana.”

Esa noche,

media hora antes de ir a la cama,

puse la esterilla junto al sofá.

Él se sentó.

Apoyó los pies descalzos.

Encendí al nivel 1.

“Hace cosquillas”, dijo.

Subimos poco a poco

hasta que notó una presión firme,

pero cómoda,

en pies y pantorrillas.

Durante 20 minutos,

vimos la tele

mientras sus músculos

se tensaban y se soltaban de forma suave.

Cuando se levantó,

dijo que tenía los pies

“calientes y más ligeros”.

La verdadera prueba fue en la cama.

Esa noche aún se despertó una vez.

Pero fue a las 2:30, no a la 1:00.

Dio una vuelta corta por el pasillo…

y volvió a acostarse.

Pequeño, pero diferente.

A la cuarta noche,

pasó algo importante.

Me despertó el despertador a las 7.

Miguel estaba a mi lado,

boca abierta,

durmiendo como un tronco.

“¿Hoy no ha habido paseíto de las 3?”, le pregunté.

Frunció el ceño, pensando.

“Me he levantado a hacer pis”, dijo,

“pero… los pies estaban tranquilos.

Me he vuelto a la cama del tirón.”

Me entraron ganas de llorar.

Esta vez, de alivio.

Cómo nuestras noches fueron volviendo poco a poco

Seguimos con la rutina.

Cada noche:

  • Cena

  • Medicación

  • 20–25 minutos con FootEms

  • A la cama

Semana tras semana,

el círculo empezó a girar al revés.

Siguió habiendo noches malas.

Pero muchas menos.

La quemazón al acostarse

bajó de un 10 a un 4 o 5.

Sus “paseos del dolor”

pasaron de ser cada noche

a una o dos veces por semana.

Sus tramos de sueño

pasaron de 1–2 horas

a 4–6 horas muchas noches.

De día tenía más paciencia.

Más ganas de hablar.

Más del Miguel de siempre.

¿Y yo?

Dejé de quedarme despierta

escuchando la casa por si le oía levantarse.

La mayoría de mañanas,

me despierto,

me giro,

y sigue a mi lado.

No hemos “vencido” a la diabetes.

Pero sí hemos evitado que nos robe las noches.

¿Qué es exactamente FootEms?

FootEms es una esterilla EMS para pies,

muy fina, para usar en casa.

Solo hay que:

  1. Ponerla en el suelo.

  2. Sentarse en una silla o en la cama.

  3. Apoyar los pies descalzos encima.

  4. Elegir la intensidad y el programa.

Cada sesión dura unos 20 minutos

y luego se apaga sola.

Cosas que a mí, como esposa, me gustan:

  • Muchos niveles de intensidad

    para empezar muy suave.

  • Distintos patrones de pulsación

    para encontrar el más cómodo.

  • Es silenciosa y ligera,

    se puede dejar junto al sofá o la cama.

  • Sin pastillas, sin cremas, sin ensuciar nada.

Seguimos haciendo caso al médico.

FootEms es una ayuda extra

para mejorar comodidad y sueño,

no un sustituto del tratamiento.

Pero para nosotros

ha marcado una gran diferencia.

¿Quieres ver si FootEms puede ayudar también en tu casa?

Si compartes cama

con alguien que se levanta por las noches

por la quemazón de pies…

Si estás cansada de quedarte tumbada,

escuchando sus pasos

y sintiéndote impotente…

FootEms puede merecer la pena.

Ahora mismo, los fabricantes de FootEms

ofrecen descuentos por internet de hasta un 50–55 %

en algunos lotes,

y además incluyen una garantía total de devolución del dinero

si no quedas satisfecha.

Eso quiere decir que puedes probarlo en casa sin riesgo.

Si no notáis

un cambio real en el descanso de la noche,

lo devolvéis

y os reembolsan hasta el último euro.

Para ver si FootEms está en stock

y si el descuento sigue activo en tu zona,

Esta noche tenéis dos opciones

Podéis seguir viviendo

con los paseos del dolor a las 3 de la mañana.

Puedes seguir viendo

cómo la persona a la que quieres

cada semana está más cansada,

más callada,

más hundida.

O podéis probar algo distinto.

Podéis darle a sus pies

20 minutos de movimiento suave y calma

antes de acostarse.

Podéis ayudar a su cuerpo

a empezar un círculo nuevo:

menos dolor → más sueño → menos dolor.

Para nosotros,

la primera noche que volvimos a dormir juntos del tirón

fue como recuperar el matrimonio.

Si te da miedo perder

vuestras noches y a tu pareja

por esta tortura lenta de cada madrugada,

Porque la diabetes de tu pareja

puede que sea para siempre…

Pero vuestras noches compartidas

no tienen por qué estar llenas de dolor y miedo.

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Dr. Luis Herrera, (Fisioterapeuta especializado en miembros inferiores)

En consulta veo cada día pies hinchados, fríos y doloridos por culpa de muchas horas de pie o sentados. Por eso me sorprendió ver cómo, en varios pacientes que empezaron a usar FootEms a diario, los pies llegaban menos inflamados, con mejor color y con una sensación de “carga” mucho menor al final del día. Desde el punto de vista físico tiene lógica: la estimulación suave activa la musculatura de la planta y la pantorrilla, mejora el retorno venoso, ayuda a mover el líquido retenido y saca al pie de ese estado de quietud dolorosa en el que vive. No es un sustituto de la valoración médica, pero como complemento en casa, en personas con pesadez, hinchazón o cansancio crónico de pies, FootEms puede marcar una diferencia real en cómo terminan el día y en cuánto tardan en notar alivio.

PREGUNTAS FRECUENTES

¿Y si mi dolor es “demasiado fuerte” y ya llevo años así, me va a servir de algo FootEms?

La realidad es que ningún aparato te va a devolver unos pies de 20 años en una semana, pero eso no significa que no puedas mejorar. Lo que he visto una y otra vez es que, cuando introduces un estímulo nuevo y constante (como las contracciones suaves de FootEms), el cuerpo sale del bucle de dolor + inmovilidad en el que lleva años. No esperes milagros de un día para otro, pero sí puedes esperar pies menos hinchados, menos “bloques de cemento” y más margen para aguantar el día. Lo importante no es estar perfecta, es dejar de ir a peor y empezar, aunque sea despacio, a ir a mejor.

Justo el perfil que más suele notar cambio es el de personas que ya no están para saltos, gimnasios ni locuras, pero que no quieren rendirse. FootEms trabaja mientras estás sentada, sin impacto en articulaciones, por lo que encaja muy bien con mayores de 50, gente con unos kilos de más o trabajos muy físicos. Siempre es buena idea hablar con tu médico si tienes dudas, pero la lógica es clara: estimulación suave + mejor circulación + más movimiento interno suele ser mucho mejor que seguir con los pies quietos y castigados cada día.

Con diabetes y problemas de circulación hay que ser doblemente prudente, porque tus pies son oro. FootEms no es un medicamento ni un sustituto de tu tratamiento, es una herramienta de apoyo para estimular músculos y circulación local de forma suave. Lo responsable es consultar antes con tu médico o enfermera, explicarles que es un dispositivo de estimulación muscular de baja intensidad para pies y pantorrillas, y seguir sus indicaciones. Desde ahí, la idea es simple: cuidar tus pies todos los días en lugar de esperar a que se quejen a gritos.

La mayoría de la gente la describe como cosquilleo profundo, presión suave o pequeños “toques” rítmicos, y va regulando la intensidad a su gusto. No se trata de aguantar como una heroína, se trata de encontrar el punto donde sientas “esto trabaja, pero me resulta agradable”. Lo bueno es que puedes empezar en el nivel más bajo, subir solo si te sientes cómoda y parar cuando quieras. La idea no es sufrir, la idea es que cada sesión sea un rato de alivio, descarga y autocuidado, no un castigo más en tu día.

Lo más honesto: algunas personas sienten alivio de pesadez y calor desde los primeros días; otras necesitan 2–3 semanas de uso constante para empezar a notar que llegan al final del día menos reventadas. Piensa que llevas años acumulando daño, inflamación y mala circulación, y ahora estás dando a tus pies algo que nunca han tenido: trabajo interno + riego extra + rutina diaria de cuidado. Si te marcas un mínimo de 15–20 minutos al día durante 3–4 semanas, le estás dando a tu cuerpo una oportunidad real de demostrar lo que puede mejorar cuando por fin recibe ayuda.

No. FootEms no viene a “pelearse” con lo que ya te ayuda, viene a completarlo. Tus plantillas, medias de compresión o tratamiento médico atacan una parte del problema; FootEms trabaja otra: la activación muscular, el bombeo y la recuperación entre jornadas. Piensa en él como en un fisioterapeuta casero de refuerzo, no como un sustituto. Lo único importante es que, si tomas medicación o llevas algún tratamiento delicado, avises a tu médico para que lo tenga en cuenta y te dé luz verde.

Esta es una de las mayores trampas: creer que necesitas “tiempo extra” para cuidarte. En realidad, FootEms funciona mejor precisamente porque no te pide tiempo nuevo, se encaja en lo que ya haces: ver la tele, mirar el móvil, hablar con tu familia, leer algo. Solo cambias una cosa: en lugar de tener los pies muertos sobre el suelo o la mesa, los pones sobre la esterilla. Es decir: el mismo rato de sofá, pero con tus pies trabajando y recuperándose. Así es como se convierten los cambios en hábito… sin que te rompan la rutina.

Es normal estar quemada: cremas milagro, plantillas carísimas, aparatos que prometen el cielo… y luego nada. La diferencia está en qué problema atacan. La mayoría de productos se quedan en la superficie: un poco de colchón, un poco de frescor, un poco de analgesia. FootEms va a la base: músculo, circulación, drenaje, recuperación. Y además se utiliza en un momento del día en el que ya estás quieta, por lo que es mucho más fácil que lo integres. Neurológicamente, cuando el cerebro empieza a asociar “FootEms = menos dolor = más energía”, te resulta mucho más natural seguir usándolo, porque notas que te compensa.

No. Sería irresponsable decirte eso. El movimiento real del cuerpo entero es insustituible. Pero también es verdad que hay momentos de la vida en los que no estás para grandes caminatas ni para gimnasios, y ahí es donde FootEms encaja. Piénsalo así: si ahora estás en un punto donde casi no puedes ni caminar sin dolor, ¿cómo vas a hacer más ejercicio si antes no bajas un poco el nivel de sufrimiento? FootEms te ayuda a recuperar algo de base: menos hinchazón, menos pesadez, mejor pisada… y eso, a su vez, te permite moverte algo más en tu día a día sin que cada paso sea un tormento.

El mayor miedo antes de comprar suele ser: “tirar el dinero en otro cacharro más”. Por eso lo más inteligente es plantearte FootEms como un experimento con fecha y reglas claras: usarlo todos los días durante unas semanas, empezar con baja intensidad, ajustar el programa que mejor te siente y, pasado ese tiempo, evaluar con honestidad:

👉 ¿Llego igual de destrozada al final del día?

👉 ¿Mis pies están igual de hinchados dentro del zapato?

👉 ¿Duermo igual de mal por culpa de las punzadas?

Si la respuesta es que no ha cambiado nada, puedes decidir que no es para ti y ya está. Pero si notas aunque sea un 20–30 % menos de castigo en tus pies, tu cerebro lo tendrá claro: esa pequeña mejora diaria merece la pena, porque no estás comprando plástico, estás comprando más años de autonomía y menos años de arrastrar los pies con miedo.

Lo que opinan nuestros clientes

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Carmen G
Compra Verificada
DIC 2025
Una locura que bien funciona, lo uso 10 minutos al día
Lucía M
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DIC 2025
Calmo mi dolor en lo pies en 2 días , muy recomendado
Marta M
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DIC 2025
Funciona de maravilla, calmo mis molestias rapido

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