Dependienta revela el “impuesto del hormigón” que destroza tus pies (Y el truco de 20 minutos que por fin le permitió trabajar sin dolor constante)
Tiempo de lectura: 2 min
Los suelos de hormigón estaban matando mis pies en silencio.
Si pasas el día de pie sobre suelo duro…
Si al mediodía tienes los pies como bloques de cemento…
Si pasas más tiempo pensando “¿dónde me puedo sentar?”
que pensando en tu trabajo o en tu familia…
Por favor, lee esto hasta el final.
Me llamo Marta. Tengo 49 años.
Trabajo en una tienda de ropa en un gran centro comercial.
Durante años eché la culpa a mi edad, a mi peso, a mis zapatos.
Pero no era nada de eso.
Era algo que ahora llamo el “impuesto del hormigón”.
Un precio que mis pies pagaban cada día.
Y que casi me cuesta el trabajo.
Hoy puedo estar todo el turno de pie
sin ir contando los minutos que faltan para el descanso.
Y todo gracias a 20 minutos sentada en mi sofá
con una esterilla rara para los pies llamada FootEms.
En esta historia te voy a contar:
- Por qué te duelen los pies aunque lleves “buenos zapatos”
- Cómo los suelos planos dañan tus pies por dentro
- Cómo FootEms crea miles de micromovimientos en tus pies mientras descansas
- Por qué este aparato sencillo funcionó cuando zapatos, plantillas y cremas no hicieron nada
Si pasas el día sobre hormigón, baldosas o tarima rígida, esto es para ti.
Escondida en el probador solo para poder sentarme
Siempre pensé que era yo, que era débil.
A las once de la mañana, mis pies ya dolían tanto que no podía pensar en otra cosa.
A las tres, cada paso era como caminar sobre piedras.
Empecé a hacer algo de lo que no me siento orgullosa.
Me metía en la zona de probadores,
cogía unas perchas y hacía como que “colocaba ropa”…
Solo para poder sentarme en el taburete cinco minutos.
Las clientas pensaban que estaba ocupada.
Mi encargada pensaba que estaba revisando tallas.
La verdad era otra.
Me estaba escondiendo del suelo de hormigón.
Después de 20 años en tiendas, mis pies no se “acostumbraron”.
Fueron a peor.
Me compré zapatos anchos.
Luego zapatos “cómodos” y carísimos.
Luego deportivas.
Añadí plantillas de gel.
Me puse medias de compresión.
Usé sprays fríos y cremas en el cuarto del personal.
Todo ese dinero… y aun así,
al final del día solo era capaz de pensar en el dolor.
En el autobús de vuelta, aguantaba las ganas de llorar.
En casa, pagaban el pato mi marido y mis hijos.
Una noche me di cuenta de algo horrible:
Estaba usando más energía mental para planear
“¿dónde me siento ahora?”
Que para atender a las clientas.
Que para estar con mi familia.
Que para vivir mi propia vida.
Ese fue mi fondo del pozo.
La búsqueda nocturna que lo cambió todo
Aquella noche, estaba tumbada en el sofá con los pies latiendo.
En vez de ver vídeos, escribí en el móvil:
“Por qué me duelen tanto los pies en el suelo de la tienda aunque lleve buenos zapatos”
Encontré el comentario de una enfermera que decía:
“No es solo por tus zapatos. Los suelos planos borran los micromovimientos que tus pies necesitan para estar vivos. Yo lo llamo el impuesto del hormigón.”
Impuesto del hormigón.
Esas dos palabras se me clavaron.
Seguí leyendo. Explicaba que nuestros pies han evolucionado para suelos blandos e irregulares.
Hierba. Tierra. Piedras.
En esos terrenos, los cientos de músculos pequeños del pie no paran.
Agarran.
Se ajustan.
Reparten el peso.
Pero en hormigón pulido o baldosas, el pie casi no se mueve.
Te quedas en la misma postura horas y horas.
La fascia plantar (la banda gruesa bajo el pie)
y los músculos pequeños se vuelven rígidos, tensos e inflamados de tanto apoyo plano y repetido.
“Ni siquiera los buenos zapatos hacen que el pie se mueva”, escribió.
“Solo ponen acolchado.
No devuelven los micromovimientos dentro del tejido.”
Ahí entendí algo grande:
El 99 % pensamos que el problema es la edad, el peso o el calzado.
El 1 % que falta es el suelo.
Yo llevaba años peleando contra el enemigo equivocado.
Por qué el hormigón siempre gana (incluso con “buenos zapatos”)
Te lo resumo en fácil:
- Tu pie tiene 26 huesos y más de 30 pequeñas articulaciones.
- Está hecho para moverse un poco con cada paso.
- En suelos planos, esas articulaciones casi no se mueven.
Es como una mano que nunca se abre…
Se queda atascada, rígida y enfadada.
Zapatos y plantillas son como poner un cojín a esa mano congelada.
Más blandito, sí.
Pero sigue congelada.
Al final del día,
todos esos tejidos pequeños están gritando.
Normal que yo llegara destrozada a casa.
Lo que necesitaba no era más espuma.
Necesitaba una forma de devolver a mis pies esos micromovimientos…
Sin tener que andar más ni hacer más ejercicio.
Porque ya llegaba agotada.
La esterilla rara que “mueve” tus pies desde dentro
Empecé a buscar algo que hiciera justo eso.
Encontré tablas de estiramientos.
Pelotas de masaje para la planta del pie.
Bien, pero yo no tenía fuerza ni ganas para rodar el pie todas las noches.
Un día vi el vídeo de un fisio enseñando algo que parecía una esterilla negra muy fina.
La llamaba dispositivo EMS para pies.
EMS es estimulación muscular eléctrica,
una corriente suave que hace que el músculo se contraiga y se relaje.
En hospitales usan EMS en personas que no se pueden mover
para que no se les duerman los músculos y la circulación.
Esta esterilla mandaba pequeñas pulsaciones por las plantas.
Esas pulsaciones hacían que los músculos pequeños dentro del pie se contrajeran y se relajaran.
No eran patadas.
Eran micromovimientos.
Justo eso que, según la enfermera, el hormigón nos había robado.
El fisio del vídeo usaba una marca llamada FootEms.
Era fina, plegable, y se podía usar
sentada en el sofá.
“Crea miles de micromovimientos en pies y pantorrillas
mientras descansas”, decía.
Recuerdo que pensé:
“Esto es lo que mis pies llevan años pidiéndome.”
Primera noche con FootEms: probando la teoría del “impuesto del hormigón”
Pedí FootEms esa misma noche.
Unos días después llegó, doblada en una caja plana.
Aquella tarde, después del turno,
hice lo de siempre:
Me quité los zapatos de un puntapié.
Me quejé con los primeros pasos por la cocina.
Pero en vez de derrumbarme en el sofá,
puse FootEms delante de la butaca
y apoyé los pies descalzos.
Pulsé el botón de encendido.
Al nivel 1, noté como pequeños toques bajo el arco.
No dolía. Solo era raro.
Subí al nivel 5.
Los dedos y los arcos empezaron a tensarse y soltarse
con un ritmo lento.
Luego se sumaron las pantorrillas.
Era como un mini entrenamiento dentro de mis pies
mientras yo solo estaba sentada.
A los 10 minutos, mis pies estaban calientes y sueltos.
No era ese calor de quemazón.
Era…
Un calor agradable, que se extendía, como si por fin se moviera la sangre.
Lo usé los 20 minutos del programa
mientras veía las noticias.
Al día siguiente, en la tienda, noté algo raro.
A las once seguían doliendo…
pero menos.
A las tres estaba cansada…
pero ya no iba desesperada buscando dónde esconderme para sentarme.
Después de una semana usando FootEms cada noche,
me di cuenta de que ya no contaba los minutos para el descanso.
El suelo de hormigón era el mismo.
Los zapatos, los mismos.
Pero mis pies ya no eran los mismos.
Por qué FootEms funcionó cuando nada más lo hizo
Después de un mes, había tres cosas claras:
- Podía aguantar toda la hora punta sin entrar en pánico.
- En casa aún tenía fuerzas para hacer la cena, no solo para tirarme.
- Pensaba menos en mis pies y más en mi vida.
FootEms ayudó porque hace algo que ni los suelos ni los zapatos pueden hacer:
1. Devuelve los micromovimientos.
Las pulsaciones EMS hacen que los músculos profundos se agarren, se suelten, se abran y se cierren.
Tu fascia plantar y tus arcos vuelven a moverse en muchas direcciones.
2. Reduce la rigidez de estar “congelada” todo el día.
Al mover esos tejidos desde dentro,
dejan de comportarse como una tabla
y vuelven a ser un muelle.
3. Mejora la circulación mientras descansas.
Esas pequeñas contracciones ayudan a empujar sangre y líquido
por pies y pantorrillas.
Menos acumulación, menos dolor.
En vez de acolchar la misma postura congelada,
FootEms cambia la forma en que trabaja el pie.
Por eso mi dolor bajó
aunque mis zapatos fueran los mismos.
¿Qué es exactamente FootEms?
FootEms es una esterilla EMS para pies,
muy fina, para usar en casa mientras estás sentada.
Solo tienes que:
- Ponerla en el suelo.
- Sentarte en tu sillón o sofá.
- Apoyar los pies descalzos.
- Pulsar el botón y elegir el nivel.
Cada sesión dura unos 20 minutos.
Detalles que a mí me encantan:
- Varios niveles de intensidad para empezar suave
- Programas predefinidos que cambian de ritmo solos
- Diseño plano y silencioso que cabe bajo cualquier mesa
- Sin pastillas, sin cremas, sin efectos secundarios
- Puedes usarla leyendo, viendo la tele o hablando por teléfono
Yo empecé con una sesión por la noche después del trabajo.
Ahora, si ha sido un día de locos,
me doy una sesión corta extra al llegar a casa.
¿Dónde puedo conseguir FootEms?
Si trabajas sobre suelos duros
y sientes que tus pies se rompen cada día,
FootEms puede merecer la pena.
Ahora mismo los fabricantes de FootEms
tienen una oferta por internet con hasta un 50 % de descuento
en algunos lotes y una garantía total de devolución del dinero
si no quedas satisfecha.
Eso significa que puedes probarla en casa
sin ningún riesgo.
Si no notas un cambio real
en cómo se sienten tus pies después del trabajo,
la devuelves
y te reembolsan cada euro.
Para ver si FootEms sigue en stock
y si el descuento sigue activo en tu zona,
Esta noche tienes dos opciones
Puedes seguir pagando el impuesto del hormigón.
Puedes seguir escondiéndote en el almacén o en el baño
solo para sentarte cinco minutos.
Puedes seguir llegando a casa
tan destrozada que no te quedan fuerzas para disfrutar de tu familia.
O puedes darle a tus pies
20 minutos de movimiento real y alivio
mientras estás sentada en tu propio sofá.
Para mí, FootEms convirtió el suelo de la tienda
de una cárcel en… simplemente un suelo.
Si tus pies, como los míos,
están siendo destrozados en silencio por el hormigón,
Porque el suelo en el trabajo puede ser duro,
pero tu vida no tiene por qué serlo.

Dr. Luis Herrera, (Fisioterapeuta especializado en miembros inferiores)
En consulta veo cada día pies hinchados, fríos y doloridos por culpa de muchas horas de pie o sentados. Por eso me sorprendió ver cómo, en varios pacientes que empezaron a usar FootEms a diario, los pies llegaban menos inflamados, con mejor color y con una sensación de “carga” mucho menor al final del día. Desde el punto de vista físico tiene lógica: la estimulación suave activa la musculatura de la planta y la pantorrilla, mejora el retorno venoso, ayuda a mover el líquido retenido y saca al pie de ese estado de quietud dolorosa en el que vive. No es un sustituto de la valoración médica, pero como complemento en casa, en personas con pesadez, hinchazón o cansancio crónico de pies, FootEms puede marcar una diferencia real en cómo terminan el día y en cuánto tardan en notar alivio.
PREGUNTAS FRECUENTES
¿Y si mi dolor es “demasiado fuerte” y ya llevo años así, me va a servir de algo FootEms?
¿Y si mi dolor es “demasiado fuerte” y ya llevo años así, me va a servir de algo FootEms?
La realidad es que ningún aparato te va a devolver unos pies de 20 años en una semana, pero eso no significa que no puedas mejorar. Lo que he visto una y otra vez es que, cuando introduces un estímulo nuevo y constante (como las contracciones suaves de FootEms), el cuerpo sale del bucle de dolor + inmovilidad en el que lleva años. No esperes milagros de un día para otro, pero sí puedes esperar pies menos hinchados, menos “bloques de cemento” y más margen para aguantar el día. Lo importante no es estar perfecta, es dejar de ir a peor y empezar, aunque sea despacio, a ir a mejor.
Tengo más de 55 años y sobrepeso… ¿es seguro y útil para mí o es solo para gente “fit”?
Tengo más de 55 años y sobrepeso… ¿es seguro y útil para mí o es solo para gente “fit”?
Justo el perfil que más suele notar cambio es el de personas que ya no están para saltos, gimnasios ni locuras, pero que no quieren rendirse. FootEms trabaja mientras estás sentada, sin impacto en articulaciones, por lo que encaja muy bien con mayores de 50, gente con unos kilos de más o trabajos muy físicos. Siempre es buena idea hablar con tu médico si tienes dudas, pero la lógica es clara: estimulación suave + mejor circulación + más movimiento interno suele ser mucho mejor que seguir con los pies quietos y castigados cada día.
Tengo diabetes / mala circulación en las piernas, ¿puedo usar FootEms con tranquilidad?
Tengo diabetes / mala circulación en las piernas, ¿puedo usar FootEms con tranquilidad?
Con diabetes y problemas de circulación hay que ser doblemente prudente, porque tus pies son oro. FootEms no es un medicamento ni un sustituto de tu tratamiento, es una herramienta de apoyo para estimular músculos y circulación local de forma suave. Lo responsable es consultar antes con tu médico o enfermera, explicarles que es un dispositivo de estimulación muscular de baja intensidad para pies y pantorrillas, y seguir sus indicaciones. Desde ahí, la idea es simple: cuidar tus pies todos los días en lugar de esperar a que se quejen a gritos.
¿La sensación de los impulsos eléctricos duele o es incómoda?
¿La sensación de los impulsos eléctricos duele o es incómoda?
La mayoría de la gente la describe como cosquilleo profundo, presión suave o pequeños “toques” rítmicos, y va regulando la intensidad a su gusto. No se trata de aguantar como una heroína, se trata de encontrar el punto donde sientas “esto trabaja, pero me resulta agradable”. Lo bueno es que puedes empezar en el nivel más bajo, subir solo si te sientes cómoda y parar cuando quieras. La idea no es sufrir, la idea es que cada sesión sea un rato de alivio, descarga y autocuidado, no un castigo más en tu día.
¿Cuánto tiempo tardaré en notar algo o saber si me funciona?
¿Cuánto tiempo tardaré en notar algo o saber si me funciona?
Lo más honesto: algunas personas sienten alivio de pesadez y calor desde los primeros días; otras necesitan 2–3 semanas de uso constante para empezar a notar que llegan al final del día menos reventadas. Piensa que llevas años acumulando daño, inflamación y mala circulación, y ahora estás dando a tus pies algo que nunca han tenido: trabajo interno + riego extra + rutina diaria de cuidado. Si te marcas un mínimo de 15–20 minutos al día durante 3–4 semanas, le estás dando a tu cuerpo una oportunidad real de demostrar lo que puede mejorar cuando por fin recibe ayuda.
¿Tengo que dejar mis plantillas, medias de compresión o medicación si uso FootEms?
¿Tengo que dejar mis plantillas, medias de compresión o medicación si uso FootEms?
No. FootEms no viene a “pelearse” con lo que ya te ayuda, viene a completarlo. Tus plantillas, medias de compresión o tratamiento médico atacan una parte del problema; FootEms trabaja otra: la activación muscular, el bombeo y la recuperación entre jornadas. Piensa en él como en un fisioterapeuta casero de refuerzo, no como un sustituto. Lo único importante es que, si tomas medicación o llevas algún tratamiento delicado, avises a tu médico para que lo tenga en cuenta y te dé luz verde.
No tengo tiempo para nada, ¿de verdad voy a usar FootEms o acabará cogiendo polvo?
No tengo tiempo para nada, ¿de verdad voy a usar FootEms o acabará cogiendo polvo?
Esta es una de las mayores trampas: creer que necesitas “tiempo extra” para cuidarte. En realidad, FootEms funciona mejor precisamente porque no te pide tiempo nuevo, se encaja en lo que ya haces: ver la tele, mirar el móvil, hablar con tu familia, leer algo. Solo cambias una cosa: en lugar de tener los pies muertos sobre el suelo o la mesa, los pones sobre la esterilla. Es decir: el mismo rato de sofá, pero con tus pies trabajando y recuperándose. Así es como se convierten los cambios en hábito… sin que te rompan la rutina.
He comprado otras cosas para los pies y al final todas acaban en un cajón, ¿por qué FootEms sería diferente?
He comprado otras cosas para los pies y al final todas acaban en un cajón, ¿por qué FootEms sería diferente?
Es normal estar quemada: cremas milagro, plantillas carísimas, aparatos que prometen el cielo… y luego nada. La diferencia está en qué problema atacan. La mayoría de productos se quedan en la superficie: un poco de colchón, un poco de frescor, un poco de analgesia. FootEms va a la base: músculo, circulación, drenaje, recuperación. Y además se utiliza en un momento del día en el que ya estás quieta, por lo que es mucho más fácil que lo integres. Neurológicamente, cuando el cerebro empieza a asociar “FootEms = menos dolor = más energía”, te resulta mucho más natural seguir usándolo, porque notas que te compensa.
¿Puede FootEms sustituir al ejercicio o a caminar?
¿Puede FootEms sustituir al ejercicio o a caminar?
No. Sería irresponsable decirte eso. El movimiento real del cuerpo entero es insustituible. Pero también es verdad que hay momentos de la vida en los que no estás para grandes caminatas ni para gimnasios, y ahí es donde FootEms encaja. Piénsalo así: si ahora estás en un punto donde casi no puedes ni caminar sin dolor, ¿cómo vas a hacer más ejercicio si antes no bajas un poco el nivel de sufrimiento? FootEms te ayuda a recuperar algo de base: menos hinchazón, menos pesadez, mejor pisada… y eso, a su vez, te permite moverte algo más en tu día a día sin que cada paso sea un tormento.
¿Y si lo pruebo y no noto nada o la sensación no me gusta?
¿Y si lo pruebo y no noto nada o la sensación no me gusta?
El mayor miedo antes de comprar suele ser: “tirar el dinero en otro cacharro más”. Por eso lo más inteligente es plantearte FootEms como un experimento con fecha y reglas claras: usarlo todos los días durante unas semanas, empezar con baja intensidad, ajustar el programa que mejor te siente y, pasado ese tiempo, evaluar con honestidad:
👉 ¿Llego igual de destrozada al final del día?
👉 ¿Mis pies están igual de hinchados dentro del zapato?
👉 ¿Duermo igual de mal por culpa de las punzadas?
Si la respuesta es que no ha cambiado nada, puedes decidir que no es para ti y ya está. Pero si notas aunque sea un 20–30 % menos de castigo en tus pies, tu cerebro lo tendrá claro: esa pequeña mejora diaria merece la pena, porque no estás comprando plástico, estás comprando más años de autonomía y menos años de arrastrar los pies con miedo.
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