Trabajadora de 50 años cuenta cómo una sencilla esterilla para los pies le ayudó a seguir en el mismo empleo… pese a la fascitis plantar

Tiempo de lectura: 2 min

Mi médico me dijo que cambiara de trabajo.

Si cada mañana das los primeros pasos en casa con un pinchazo brutal en el talón

Si trabajas en un almacén, residencia, hotel o restaurante

y sientes que cada turno castiga más tus pies

Si ya has probado plantillas, estiramientos, hielo y zapatos “buenos”

y aun así el dolor vuelve…

Lo que voy a contarte te va a sonar demasiado familiar.

Me llamo Carmen, tengo 50 años

y trabajo moviendo carros y cajas

en un almacén de alimentación.

Durante meses me repetí:

“Es la edad… es el peso… es normal.”

Hasta que fui al médico

y escuché una frase

que me dejó sin aire.

Quizá tengas que plantearte otro tipo de trabajo

Fui a la consulta

porque el dolor de talón

ya no era solo por la mañana.

Era un dolor punzante al levantarme,

un ardor constante al estar de pie

y una sensación de piedra clavada

en cada paso del turno.

El médico miró mis pies,

tocó la planta

y yo casi salté de la camilla.

“Fascitis plantar”, dijo.

Me habló de hielo,

de estiramientos,

de plantillas de descarga.

Yo asentí.

Ya lo estaba haciendo.

Entonces vino la frase:

“Si esto no mejora…

quizá tengas que pensar

en otro tipo de trabajo.”

Otro tipo de trabajo.

Como si yo tuviera

un despacho esperándome.

Como si a los 50

fuera tan fácil

empezar de cero.

En el autobús de vuelta

solo podía pensar:

“Si mis talones me obligan a dejar esto…

¿qué les digo a mis hijos

cuando no pueda pagar las facturas?”

El miedo ya no era solo al dolor.

Era miedo a perder mi independencia

por culpa de la planta de mis pies.

Por qué mi fascitis no se calmaba aunque hiciera “todo bien”

En casa seguí el manual:

  • Plantillas blandas en las zapatillas

  • Estiramientos de gemelos contra la pared

  • Hielo en el talón después del turno

  • Zapatos carísimos “especial trabajo”

Aliviaban un poco.

Pero bastaba con

tres horas seguidas de pie

para que el talón

volviera a arder.

Una noche empecé a leer

sobre fascitis plantar

con calma.

Lo que encontré

me hizo entender por qué

todo lo que hacía

se quedaba corto.

Lo resumo en sencillo:

  • Cada día de trabajo

    provoca microdesgarros

    en la fascia plantar,

    esa banda gruesa bajo el pie.

  • Con la edad, el peso

    y los suelos duros,

    esa fascia se vuelve

    menos elástica,

    más parecida a cuero seco

    que a goma flexible.

  • Yo la castigaba horas seguidas,

    y luego solo le daba

    hielo, descanso

    y estiramientos sueltos.

  • Nada de eso

    aportaba movimiento guiado

    y buena circulación

    de forma constante,

    que es lo que esa fascia necesita

    para remodelarse y curar bien.

En otras palabras:

Mi pie estaba siempre

a medio curar

y medio rígido.

Cada turno nuevo

reabría una herida

que nunca llegaba

a cerrarse del todo.

Yo lo vivía

como un camino en una sola dirección:

De “talón dolorido”

a “baja médica”

y de ahí

a papeleos

y a sentirme carga.

La noche en la que decidí pelear por mi trabajo

Después de varias semanas así,

llegué a casa un día

con los talones ardiendo.

Me quité los zapatos

y me quedé sentada en la cama

mirando el uniforme.

“Si no hago algo distinto,

este trabajo me echa”,

pensé.

Esa noche busqué

algo que no fuera

ni otra pastilla

ni otra plantilla más.

Quería una forma

de darle a la fascia

movimiento suave y sangre nueva

sin tener que salir a correr

ni hacer ejercicio intenso

cuando ya estaba reventada.

En un foro de gente con fascitis

una mujer comentaba

que lo que le había ayudado

no era un zapato nuevo,

sino una esterilla EMS para pies

que usaba cada noche

sentada en el sofá.

Hablaba de un dispositivo

llamado FootEms.

Decía que producía

pequeñas contracciones

en los músculos del arco y la pantorrilla,

como microestiramientos

por dentro del pie,

sin impacto.

Eso me llamó la atención:

Si mi problema

era una fascia rígida y mal irrigada,

quizá la solución era

cargarla y descargarla suavemente,

con sangre nueva,

cada día,

en vez de solo ponerle

hielo y descanso.

Pedí FootEms.

Cómo usé FootEms para cuidar mi fascia entre turno y turno

Cuando llegó FootEms

me sorprendió lo simple que era.

Una esterilla fina, plegable,

que se coloca en el suelo.

Mi rutina fue esta:

  1. Llegar del trabajo.

  2. Ducharme y cenar algo ligero.

  3. Sentarme en el sofá

    y apoyar los pies descalzos

    sobre FootEms.

  4. Encenderla y elegir un programa

    de unos 20 minutos.

Al principio

puse la intensidad muy baja.

Noté un hormigueo.

Subí un poco.

Los músculos del arco,

los dedos y las pantorrillas

empezaron a tensarse y relajarse

en olas suaves.

Sin saltos.

Sin pisar fuerte.

Solo movimiento guiado

desde dentro.

Cada contracción

tiraba un poco de la fascia

y al mismo tiempo

llevaba sangre nueva a la zona.

La sensación era rara,

pero después de varios días

empecé a notar cambios:

  • Por la mañana,

    los primeros pasos

    dolían menos.

  • Pude apoyar el talón

    sin ese pinchazo

    que me hacía agarrarme a la pared.

  • A mitad de turno,

    el dolor era soportable,

    no esa puñalada constante

    que me hacía cojear.

No desapareció de golpe.

Pero por primera vez

sentí que mi pie

avanzaba en la dirección correcta.

Qué hace FootEms diferente a todo lo que había probado

La clave, para mí,

fue entender esto:

Lo que cura una fascia irritada

no es solo descansar.

Es darle

movimiento controlado y riego

sin machacarla.

FootEms hace justo eso

mientras estás sentada.

  • La esterilla envía pulsos suaves

    que hacen que los músculos

    del arco y la pantorrilla

    se contraigan y se suelten

    cientos de veces.

  • Cada contracción

    tira del tejido

    como un miniestiramiento interno

    y ayuda a bombear sangre

    hacia la planta del pie.

  • Esa combinación

    de movimiento y circulación

    anima a la fascia

    a volverse más flexible

    y menos inflamada con el tiempo.

Lo mejor:

Puedo usar FootEms

incluso en los días

en que el dolor es tan fuerte

que no me veo capaz

de salir a andar mucho.

Es mi forma

de decirle a mis pies:

“Sé que has trabajado duro.

Ahora te toca a ti.”

Qué es exactamente FootEms

FootEms es una esterilla de estimulación muscular para pies y pantorrillas,

pensada para usar en casa.

No es un medicamento

ni sustituye a tu médico.

Pero sí es una herramienta sencilla

para ayudar a tus pies a recuperarse

después de un día duro.

Solo tienes que:

  • colocarla en el suelo

  • sentarte en una silla o en el sofá

  • apoyar los pies descalzos encima

  • elegir el programa y la intensidad

En unos 20–25 minutos,

FootEms hace por ti

esa carga y descarga suave

que muchas fascias necesitan

para dejar de estar siempre al límite.

Cómo probar FootEms sin riesgo y decidir si merece la pena luchar por tu trabajo

Si ya te han dicho “fascitis plantar”

y cada mañana temes

poner los pies en el suelo…

Si trabajas en un empleo físico

y te da pánico

que un día te digan

que no puedes seguir…

Si estás harta

de hielo, cremas y plantillas

que solo apagan el dolor un rato…

Quizá FootEms

sea el siguiente paso lógico.

Ahora mismo,

los creadores de FootEms

tienen una oferta por internet

con descuentos de hasta un 50–55 %

en algunos lotes

y una garantía completa de devolución del dinero

si no quedas satisfecha.

Eso significa

que puedes probarlo en casa sin riesgo.

Si no notas

que tus talones

y la planta del pie

llegan al día siguiente

menos resentidos,

si tus mañanas

siguen siendo igual de duras,

lo devuelves

y te reembolsan cada euro.

Para ver si FootEms

sigue en stock

y si el descuento

está disponible en tu zona

Dos caminos: aceptar la frase “otro trabajo”… o pelear por el tuyo

Puedes seguir

viviendo con un “aviso de despido”

en cada paso,

con el miedo constante

a que tu propio talón

te saque del mercado laboral.

O puedes dedicar

20 minutos cada noche

a dar a tu fascia plantar

  • movimiento guiado

  • riego extra

  • y una oportunidad real

    de salir del bucle

    de dolor y miedo.

Yo sigo teniendo días malos.

Pero ya no vivo

como si tuviera

una bomba bajo los pies.

Siento que, por primera vez,

estoy haciendo algo

para seguir en el trabajo

que mantiene mi casa.

Si quieres sentir

que luchas por tu independencia

y no solo por aguantar el día…

Porque, a veces,

la diferencia entre

“tienes que dejar este trabajo”

y “puedo seguir”

empieza en la planta de tus pies

y en lo que haces por ellos

cuando llegas a casa.

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Dr. Luis Herrera, (Fisioterapeuta especializado en miembros inferiores)

En consulta veo cada día pies hinchados, fríos y doloridos por culpa de muchas horas de pie o sentados. Por eso me sorprendió ver cómo, en varios pacientes que empezaron a usar FootEms a diario, los pies llegaban menos inflamados, con mejor color y con una sensación de “carga” mucho menor al final del día. Desde el punto de vista físico tiene lógica: la estimulación suave activa la musculatura de la planta y la pantorrilla, mejora el retorno venoso, ayuda a mover el líquido retenido y saca al pie de ese estado de quietud dolorosa en el que vive. No es un sustituto de la valoración médica, pero como complemento en casa, en personas con pesadez, hinchazón o cansancio crónico de pies, FootEms puede marcar una diferencia real en cómo terminan el día y en cuánto tardan en notar alivio.

PREGUNTAS FRECUENTES

¿Y si mi dolor es “demasiado fuerte” y ya llevo años así, me va a servir de algo FootEms?

La realidad es que ningún aparato te va a devolver unos pies de 20 años en una semana, pero eso no significa que no puedas mejorar. Lo que he visto una y otra vez es que, cuando introduces un estímulo nuevo y constante (como las contracciones suaves de FootEms), el cuerpo sale del bucle de dolor + inmovilidad en el que lleva años. No esperes milagros de un día para otro, pero sí puedes esperar pies menos hinchados, menos “bloques de cemento” y más margen para aguantar el día. Lo importante no es estar perfecta, es dejar de ir a peor y empezar, aunque sea despacio, a ir a mejor.

Justo el perfil que más suele notar cambio es el de personas que ya no están para saltos, gimnasios ni locuras, pero que no quieren rendirse. FootEms trabaja mientras estás sentada, sin impacto en articulaciones, por lo que encaja muy bien con mayores de 50, gente con unos kilos de más o trabajos muy físicos. Siempre es buena idea hablar con tu médico si tienes dudas, pero la lógica es clara: estimulación suave + mejor circulación + más movimiento interno suele ser mucho mejor que seguir con los pies quietos y castigados cada día.

Con diabetes y problemas de circulación hay que ser doblemente prudente, porque tus pies son oro. FootEms no es un medicamento ni un sustituto de tu tratamiento, es una herramienta de apoyo para estimular músculos y circulación local de forma suave. Lo responsable es consultar antes con tu médico o enfermera, explicarles que es un dispositivo de estimulación muscular de baja intensidad para pies y pantorrillas, y seguir sus indicaciones. Desde ahí, la idea es simple: cuidar tus pies todos los días en lugar de esperar a que se quejen a gritos.

La mayoría de la gente la describe como cosquilleo profundo, presión suave o pequeños “toques” rítmicos, y va regulando la intensidad a su gusto. No se trata de aguantar como una heroína, se trata de encontrar el punto donde sientas “esto trabaja, pero me resulta agradable”. Lo bueno es que puedes empezar en el nivel más bajo, subir solo si te sientes cómoda y parar cuando quieras. La idea no es sufrir, la idea es que cada sesión sea un rato de alivio, descarga y autocuidado, no un castigo más en tu día.

Lo más honesto: algunas personas sienten alivio de pesadez y calor desde los primeros días; otras necesitan 2–3 semanas de uso constante para empezar a notar que llegan al final del día menos reventadas. Piensa que llevas años acumulando daño, inflamación y mala circulación, y ahora estás dando a tus pies algo que nunca han tenido: trabajo interno + riego extra + rutina diaria de cuidado. Si te marcas un mínimo de 15–20 minutos al día durante 3–4 semanas, le estás dando a tu cuerpo una oportunidad real de demostrar lo que puede mejorar cuando por fin recibe ayuda.

No. FootEms no viene a “pelearse” con lo que ya te ayuda, viene a completarlo. Tus plantillas, medias de compresión o tratamiento médico atacan una parte del problema; FootEms trabaja otra: la activación muscular, el bombeo y la recuperación entre jornadas. Piensa en él como en un fisioterapeuta casero de refuerzo, no como un sustituto. Lo único importante es que, si tomas medicación o llevas algún tratamiento delicado, avises a tu médico para que lo tenga en cuenta y te dé luz verde.

Esta es una de las mayores trampas: creer que necesitas “tiempo extra” para cuidarte. En realidad, FootEms funciona mejor precisamente porque no te pide tiempo nuevo, se encaja en lo que ya haces: ver la tele, mirar el móvil, hablar con tu familia, leer algo. Solo cambias una cosa: en lugar de tener los pies muertos sobre el suelo o la mesa, los pones sobre la esterilla. Es decir: el mismo rato de sofá, pero con tus pies trabajando y recuperándose. Así es como se convierten los cambios en hábito… sin que te rompan la rutina.

Es normal estar quemada: cremas milagro, plantillas carísimas, aparatos que prometen el cielo… y luego nada. La diferencia está en qué problema atacan. La mayoría de productos se quedan en la superficie: un poco de colchón, un poco de frescor, un poco de analgesia. FootEms va a la base: músculo, circulación, drenaje, recuperación. Y además se utiliza en un momento del día en el que ya estás quieta, por lo que es mucho más fácil que lo integres. Neurológicamente, cuando el cerebro empieza a asociar “FootEms = menos dolor = más energía”, te resulta mucho más natural seguir usándolo, porque notas que te compensa.

No. Sería irresponsable decirte eso. El movimiento real del cuerpo entero es insustituible. Pero también es verdad que hay momentos de la vida en los que no estás para grandes caminatas ni para gimnasios, y ahí es donde FootEms encaja. Piénsalo así: si ahora estás en un punto donde casi no puedes ni caminar sin dolor, ¿cómo vas a hacer más ejercicio si antes no bajas un poco el nivel de sufrimiento? FootEms te ayuda a recuperar algo de base: menos hinchazón, menos pesadez, mejor pisada… y eso, a su vez, te permite moverte algo más en tu día a día sin que cada paso sea un tormento.

El mayor miedo antes de comprar suele ser: “tirar el dinero en otro cacharro más”. Por eso lo más inteligente es plantearte FootEms como un experimento con fecha y reglas claras: usarlo todos los días durante unas semanas, empezar con baja intensidad, ajustar el programa que mejor te siente y, pasado ese tiempo, evaluar con honestidad:

👉 ¿Llego igual de destrozada al final del día?

👉 ¿Mis pies están igual de hinchados dentro del zapato?

👉 ¿Duermo igual de mal por culpa de las punzadas?

Si la respuesta es que no ha cambiado nada, puedes decidir que no es para ti y ya está. Pero si notas aunque sea un 20–30 % menos de castigo en tus pies, tu cerebro lo tendrá claro: esa pequeña mejora diaria merece la pena, porque no estás comprando plástico, estás comprando más años de autonomía y menos años de arrastrar los pies con miedo.

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Compra Verificada
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Una locura que bien funciona, lo uso 10 minutos al día
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Calmo mi dolor en lo pies en 2 días , muy recomendado
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Funciona de maravilla, calmo mis molestias rapido

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