Salgo de la oficina… y sigo trabajando. (Seguro que te suena de algo)
Tiempo de lectura: 2 min
Las tardes en casa parecían un segundo turno
Llego a casa a las siete y pico, después de todo el día delante del ordenador, tragando problemas y atascos.
Solo quiero:
- Sentarme un rato
- Cenar tranquilo
- Ver algo en la tele con mi familia
Pero cada vez que cruzo el patio lo veo todo:
- Baldosas negras
- El muro lleno de manchas
- El coche hecho un desastre por la lluvia y la polución
Y entonces empieza la voz en mi cabeza:
“Tienes que limpiar eso.
Ya toca.
¿Qué pensarán los vecinos si lo ven así?”
Al final, mi única hora y media libre se convierte en:
- Sacar la manguera
- Frotar agachado
- Acabar igual o más cansado que en la oficina
Es como tener dos trabajos.
Y ninguno de los dos lo he elegido.
Si tú también llegas reventado a casa…
y encima te espera la lista de cosas por limpiar fuera…
Lo que voy a contarte puede ayudarte a:
- Dejar de vivir en “doble turno”
- Seguir teniendo la casa presentable
Y recuperar esas tardes que ahora se traga el patio
“Entre semana trabajo fuera… y en casa”
Ttrabajo en una asesoría.
Salgo de casa sobre las ocho.
Vuelvo casi doce horas después.
Delante del portal tengo:
- Un patio pequeño con baldosas claras
- Un trozo de muro
- Y la plaza donde dejo el coche
Cuando compramos la casa me hacía ilusión.
“Un patio para los niños”.
“Un sitio para las barbacoas en verano”.
La realidad, con el tiempo, fue otra:
- Las baldosas se oscurecían
- El muro cogía cercos grises
- El coche siempre tenía una capa de suciedad pegada
Yo hacía lo de siempre:
- Fregar con cubo y fregona
- Darle con el cepillo a las juntas
- Chorros de manguera, jabón, un poco de todo
Y siempre pasaba lo mismo:
- Mucho esfuerzo, poco cambio
- Dolor de espalda
- Sensación de “esto no compensa”
Mi cabeza empezó a unir dos ideas:
“Patio” = “tarde perdida y cansancio extra”.
Así que entre semana lo iba dejando.
Y el fin de semana se convertía en “proyecto grande”:
retomar todo lo acumulado y perder otra mañana.
La noche del “no quiero otro turno más”
Un martes cualquiera llegué a casa fundido.
Mi hija pequeña vino corriendo:
“Papá, ¿jugamos un rato al escondite?”
Miré por la cristalera del patio.
Las baldosas casi negras.
El coche lleno de gotas secas.
El muro más sucio que nunca.
Sentí esa mezcla de vergüenza y presión:
“No puedo seguir así, los vecinos lo ven cada día.”
Le dije:
“Cariño, hoy no puedo, tengo que limpiar un poco fuera.”
Mientras fregaba agachado, la veía por la ventana, sentada en el sofá, con cara de disgusto.
Ese fue mi momento de “basta ya”.
Me escuché pensando:
“Trabajo todo el día fuera
para llegar a casa y seguir trabajando.
¿Cuándo descanso yo?”
Esa misma noche, agotado, me puse a buscar una solución de verdad.
El problema oculto: tu energía y tu patio no se ponen de acuerdo
Buscando información entendí algo que nadie me había explicado.
La mayoría de tareas de limpieza exterior están mal colocadas en nuestro día.
- Llegas de trabajar física o mentalmente agotado.
- La tarea de fuera pide esfuerzo físico fuerte y estar decidiendo todo el rato: qué producto, cuánto frotar, por dónde empezar.
- El avance es lento: frotas, frotas… y casi no se nota.
Tu cabeza ya viene con la “batería baja” del trabajo.
Y aun así le pides que aguante otra tarea pesada, sin recompensa rápida.
Ahí se forma la trampa:
- O sacrificas tus pocas horas de descanso entre semana.
- O lo dejas pasar… y el fin de semana te espera un “proyecto” todavía mayor.
En los dos casos la sensación es la misma:
“Mi tiempo nunca es realmente mío.”
Ese es el mecanismo real del problema:
No es solo que el patio esté sucio.
Es que la limpieza exterior exige su pico de energía justo cuando estás al mínimo.
Es como si cada día, al salir del trabajo, alguien te pusiera otro reloj de fichar en la puerta de casa.
El cambio: convertir la limpieza en una tarea de baja energía
En un foro de propietarios empecé a ver comentarios sobre una herramienta distinta.
No hablaban de las máquinas enormes de alquiler.
Hablaban de CleanForce:
una pistola de agua a alta presión con dos baterías, pensada para limpiar exterior en casa.
Lo que más repetían no era “qué fuerte tira”, sino otra cosa:
“Ahora limpio el patio en bloques de 10 minutos al final del día, sin acabar reventado.”
Ahí vi el cambio de verdad:
CleanForce convierte la limpieza exterior en una tarea de baja energía con recompensa inmediata.
- No tienes que decidir casi nada: batería dentro, apretar gatillo, apuntar.
- En segundos ves líneas limpias en las baldosas, el muro o el coche.
- Tu cabeza recibe un mensaje claro: “ya has hecho algo hoy”, sin dejarte la espalda.
- Puedes usarla 10–15 minutos como pequeña desconexión al llegar a casa… y aún te queda tiempo de sofá.
Era justo lo que necesitaba:
“Hacer algo visible por mi casa
sin sentir que estoy entrando en un segundo turno de trabajo.”
Entré en la página oficial, vi que había un descuento para pedidos por internet y pensé:
“Como funcione la mitad de bien de lo que dicen, ya me sale a cuenta.”
Pulsé
Mi primera tarde con CleanForce
Decidí probarla un jueves, al volver del trabajo.
Dentro de la caja venían:
- La pistola CleanForce
- Dos baterías recargables
- Varios cabezales de chorro
- El tubo para conectarla a la manguera
Mientras preparábamos la cena, puse a cargar las baterías.
Después, con unos 20 minutos libres, salí al patio.
Elegí la peor zona:
tres baldosas negras y una franja de muro junto al coche.
Encajé la batería.
Puse la boquilla más fina.
Apreté el gatillo.
Lo que vi me sorprendió:
- Una línea clara se abrió en mitad de la baldosa.
- La suciedad saltó al instante.
- No necesité frotar.
En pocos minutos, ese trozo parecía otro.
Pasé luego al coche, a la altura de las puertas.
El agua a presión se llevó los cercos de lluvia y la capa de polución en segundos.
Cuando miré el reloj habían pasado 15 minutos.
Guardé CleanForce, cerré el grifo…
y me fui al salón con la sensación de:
“He hecho algo útil por la casa,
y aún me queda tarde para descansar.”
Mi hija entró y dijo:
“Papá, el suelo del patio está más claro, ¿lo has limpiado ahora?”
Por primera vez, no tuve que elegir entre cuidar la casa o cuidar mi descanso.
Por qué CleanForce encaja justo en esa franja de tarde
Después de varias semanas usando CleanForce vi tres cosas claras:
- Casi cero decisiones.
No pienso qué producto usar, ni cuánto echar.
Solo coloco la batería y apunto donde está la suciedad. - Recompensa inmediata.
En segundos aparecen bandas limpias en el suelo, en el muro o en el coche.
Eso le dice a mi cabeza: “ya está, misión cumplida”. - Trabajo en bloques pequeños.
Con las dos baterías puedo hacer:
- Un tramo de baldosas hoy
- Otro trozo de muro mañana
- Un lavado rápido al coche pasado
Sin maratones.
Sin “proyectos” que se comen la tarde entera.
CleanForce ha pasado de ser “la máquina de limpiar” a ser:
“La herramienta que me deja hacer algo visible por la casa
en pocos minutos y sin reventarme.”
Para quién tiene sentido CleanForce
Te hablo como alguien que llega a casa cansado, igual que tú.
CleanForce tiene sentido si:
- Trabajas fuera todo el día
- Tienes patio, terraza, entrada, garaje o coche que da la cara a vecinos
- Te agobia ver siempre las baldosas negras y el coche sucio
- Te da rabia sentir que, al llegar, empieza tu segundo turno en casa
Yo la uso para:
- Patio y entrada
- Muro y escaleras
- Coche y ruedas
- Muebles de exterior y macetas manchadas
Cualquier cosa que ahora te roba una tarde entera con manguera y cepillo.
Lo que más valoro: mi tiempo… y mi cabeza
Llamar a una empresa de limpieza exterior puede costar más de 150–200 euros cada vez.
Y aun así, el polvo y el verdín vuelven.
CleanForce cuesta menos que una sola de esas visitas, y la tengo siempre a mano.
Además, la empresa la respalda con una garantía de devolución del 100 %.
Si en 30 días no estás satisfecho, la devuelves y te reembolsan el dinero.
Sin complicaciones.
Sin líos.
Para mí, la diferencia es clara:
- Antes llegaba a casa y sentía que empezaba mi segundo turno.
- Ahora, si quiero, hago 10 minutos de limpieza…
y el resto de la tarde es, por fin, mía.
Cómo conseguir CleanForce antes de otra tarde perdida
Cuando la compré, en la página oficial de CleanForce había un descuento especial por tiempo limitado.
Como cada vez más gente la usa para patios, coches y fachadas, las unidades se agotan rápido.
Si tú también llegas a casa reventado…
y no quieres seguir regalando tus únicas horas libres a las baldosas negras, te propongo esto:
Hoy tienes dos opciones muy claras:
- Seguir llegando a casa para empezar, otra vez, a trabajar fuera.
- Tener CleanForce en casa, hacer pequeñas pasadas de pocos minutos y volver a sentir que tus tardes son tuyas.
Yo ya he elegido.
Ahora, cuando cierro la puerta de la oficina, sé que no me espera otro turno en el patio.

Luis Ortega (Ingeniero químico especializado en superficies)
Cuando probé CleanForce lo primero que me sorprendió fue el equilibrio entre potencia y cuidado. Muchas máquinas domésticas se quedan cortas y otras, por exceso de presión, acaban dañando pintura, juntas o baldosas. CleanForce trabaja en un rango muy seguro: elimina verdín, grasa y suciedad incrustada con facilidad, pero bien utilizada mantiene intactos los materiales. Desde un punto de vista técnico, es mucho más sensato invertir en una herramienta así, que permite un mantenimiento frecuente y suave, que seguir pagando lavados rápidos y agresivos que solo limpian por encima y acortan la vida útil de las superficies de tu casa y de tu coche
PREGUNTAS FRECUENTES
¿Y si al final CleanForce acaba guardada en un trastero como todo lo demás?
¿Y si al final CleanForce acaba guardada en un trastero como todo lo demás?
La pregunta de fondo aquí es: “¿la voy a usar de verdad?”. CleanForce no es un trasto más, porque no está pensada para “el gran día de limpieza”, sino para micro sesiones de 5–15 minutos. Cada vez que veas una mancha que te molesta, puedes salir, apuntar, apretar el gatillo y ver el antes y después al momento. Esa recompensa visual tan rápida hace que el cerebro la quiera usar, porque siente progreso inmediato sin matarse a fregar. No compras una máquina, compras una forma de cerrar tareas pendientes sin perder el fin de semana.
¿Puede dañar la pintura del coche o las baldosas si me paso con la presión?
¿Puede dañar la pintura del coche o las baldosas si me paso con la presión?
Es normal tener miedo a “cargarme algo”. CleanForce está pensada para uso doméstico responsable: tiene boquillas ajustables y un chorro que puedes controlar con la distancia y la apertura. No es una hidrolimpiadora industrial que arranca todo a lo bruto, sino una herramienta pensada para cuidar, no destruir. Siguiendo las indicaciones (no pegar el chorro a centímetros en zonas delicadas, usar abanico en el coche, etc.) consigues suciedad fuera y superficies intactas, justo lo que quieres: limpiar sin arrepentirte después.
No tengo jardín ni chalet, ¿me compensa si vivo en un piso?
No tengo jardín ni chalet, ¿me compensa si vivo en un piso?
Aunque vivas en un piso, seguro que tienes alguna de estas zonas: balcón, terraza, galería, rellano, garaje comunitario, coche, moto, bicicletas, mobiliario de exterior… Todas esas superficies acumulan negro, verdín y manchas que con fregona no salen. CleanForce está pensada justo para eso: espacios pequeños, suelos de terrazo, baldosas, barandillas, rejillas, llantas. No hace falta un gran jardín para notar el cambio; basta con tener uno o dos rincones que ahora mismo te dan apuro enseñar.
¿Y si no tengo tiempo? Llego reventado del trabajo como para ponerme a limpiar…
¿Y si no tengo tiempo? Llego reventado del trabajo como para ponerme a limpiar…
Esta duda esconde algo muy real: tu energía al final del día es limitada. Con métodos clásicos, limpiar fuera significa medio día perdido, y por eso lo vas posponiendo. CleanForce cambia el juego: está pensada para que puedas hacer pequeños “ataques” de 10 minutos que se notan. Sales, limpias un tramo de entrada, un trozo de patio o el frontal del coche y vuelves al sofá con una sensación clara de “hoy he arreglado algo que llevaba meses pendiente”. No es un segundo trabajo, es una forma rápida de quitarte peso mental.
¿De verdad sale más barato que seguir yendo al lavadero y llamando a alguien para que limpie?
¿De verdad sale más barato que seguir yendo al lavadero y llamando a alguien para que limpie?
Si sumas lo que pagas al año entre lavados de coche, “lavados completos” y alguna limpieza puntual de entrada o patio, lo normal es que salga mucho más caro que tener CleanForce en casa. Con CleanForce pagas una vez y la usas para entrada, patio, escaleras, coche, moto, muebles de jardín… tantas veces como quieras. Cada lavado que haces tú mismo es dinero que no pagas fuera, y además cuidas mejor las superficies, evitando gastos mayores por desgaste o daños.
Me preocupa el ruido y molestar a los vecinos, ¿hace mucho escándalo?
Me preocupa el ruido y molestar a los vecinos, ¿hace mucho escándalo?
No estás comprando una máquina de obra, sino una herramienta doméstica. CleanForce hace ruido, sí, pero un ruido moderado y puntual, parecido al de otros aparatos de casa, no al de una obra en la calle. Y como las sesiones son cortas y concretas, no pasas una mañana entera dando guerra. Es muy distinto media hora de limpieza efectiva con CleanForce que horas arrastrando muebles, arrastrando cubos y golpeando cepillos contra el suelo.
¿Y si la batería se queda corta y me deja a medias?
¿Y si la batería se queda corta y me deja a medias?
Una de las mayores frustraciones es sentir que por fin te pones… y la máquina muere. Por eso CleanForce incluye dos baterías recargables: mientras usas una, puedes tener la otra cargando o lista de reserva. El objetivo no es que limpies un estadio, sino la zona de casa que enseñas, y con dos baterías tienes margen de sobra para terminar lo que empiezas: entrada, tramo de escaleras, balcón, o lavado completo del coche sin ese miedo constante a quedarte a medias.
¿Es complicada de montar y usar si no soy muy “manitas”?
¿Es complicada de montar y usar si no soy muy “manitas”?
CleanForce está pensada para gente que no quiere complicarse la vida. No hay que montar media ingeniería: batería, manguera, boquilla y gatillo. Eso es todo. No necesitas leer un manual de 30 páginas ni ser experto en bricolaje. La curva de aprendizaje es muy corta: en los primeros minutos ya estás viendo franjas limpias allí donde antes había manchas. Esa simplicidad hace que no dé pereza sacarla: en vez de pensarlo tres veces, la coges y en un par de minutos estás limpiando.
¿Y si luego no queda tan limpio como en las fotos y me decepciono?
¿Y si luego no queda tan limpio como en las fotos y me decepciono?
Esta es la gran duda de fondo: miedo a que sea “otra cosa más” que promete y no cumple. La diferencia está en el tipo de suciedad que ataca CleanForce: verdín, grasa, polvo incrustado y mugre en juntas y poros, justo lo que los métodos normales no sacan. Cuando apuntas a una zona que lleva meses igual y ves aparecer una franja clara y nítida, tu cerebro entiende que no era el suelo el problema, era la herramienta. No prometemos magia en superficies destruidas, pero sí un cambio brutal en todo lo que está sucio por acumulación.
Tengo miedo de comprar, arrepentirme y haber tirado el dinero, ¿qué pasa si no me convence?
Tengo miedo de comprar, arrepentirme y haber tirado el dinero, ¿qué pasa si no me convence?
Detrás de esta pregunta está el miedo a equivocarse. Por eso CleanForce se acompaña de una garantía de devolución: si la pruebas y no notas la diferencia, o no se adapta a tu casa, puedes echarte atrás. Lo que estás comprando no es solo una pistola de agua, es la posibilidad de dejar de sentir vergüenza, culpa y estrés cada vez que miras ciertas zonas de tu casa o tu coche. La pregunta real es: ¿cuánto tiempo más quieres seguir evitando mirar esos suelos… teniendo la opción de cambiarlos con una sola herramienta?
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