Mi jardín se comió mi único día libre (así lo recuperé)
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El domingo que dejó de ser mío
Ese domingo lo tenía todo claro en la cabeza.
Partido de fútbol con los niños por la mañana.
Comida tranquila.
Siesta.
Peli en el sofá por la tarde.
Entonces abrí un correo en el móvil.
“Recordatorio: cada propietario es responsable del estado de su jardín delantero.”
Levanté la vista hacia la ventana.
Lo que vi abajo no era un jardín.
Era una selva:
- Hierbajos por todas partes
- Baldosas casi negras
- Tierra pegada desde hacía meses
A las ocho de la tarde estaba:
- Empapado
- Con la espalda destrozada
- El suelo a medias
- Y dos niños enfadados porque les había prometido jugar
Ese día sentí algo muy claro:
Mi propia casa me había robado el domingo.
Si tienes jardín, patio o entrada exterior…
Si trabajas toda la semana y tu único día libre es sagrado…
Esta historia puede devolverte:
- Horas de vida en familia
- La sensación de que tu tiempo libre es tuyo
Y un jardín decente sin tener que regalarle medio día entero
“Jardín” se había convertido en otra forma de decir “castigo”
Vivo en una casa adosada con un pequeño jardín delante.
Sobre el plano es “pequeño”.
En la realidad, aquel domingo parecía un campo de batalla.
Durante mucho tiempo mi sistema fue el típico:
- Manguera
- Cepillo
- Un poco de jabón
- Tijeras para cortar lo que asomaba demasiado
El problema era siempre el mismo.
Con esas herramientas, todo va muy lento.
Para notar algo tenía que:
- Estar horas agachado
- Frotar juntas una por una
- Quitar hierbas, hojas, barro…
Acababa roto.
Y el resultado era “pasable”, nunca limpio de verdad.
Mi cabeza empezó a unir dos ideas:
“Jardín” = “mínimo medio día perdido”.
Así que hacía lo que hacemos muchos:
- Miraba por la ventana
- Veía la selva
- Y pensaba: “El fin de semana que viene, seguro.”
Hasta que llegó el correo de la comunidad.
El día que la selva se comió mi domingo entero
Ese domingo prometí a los niños:
“Hoy jugamos seguro. Partido por la mañana, película por la tarde.”
Después del correo, salí “solo a echar un vistazo”.
Mal comienzo.
Vi:
- Baldosas negras
- Verdín en las juntas
- Tierra seca pegada a todo
“Si le doy un repaso rápido, mejor”, pensé.
Saqué manguera, cepillo y productos.
Cuando quise darme cuenta eran las dos de la tarde.
Llevaba media zona hecha.
La otra mitad, igual que al principio.
Comimos tarde y deprisa.
Por la tarde seguí.
La espalda empezaba a protestar.
Los niños se acercaban cada rato:
“¿Cuándo jugamos, papá?”
A las ocho, el jardín seguía:
- A parches
- Con esquinas sin tocar
- Con hierbas que ni había empezado
Yo estaba hecho polvo.
Ellos, enfadados.
Ese día entendí que el problema no eran solo las manchas.
Era algo más profundo.
La trampa escondida en el mantenimiento exterior
Buscando información encontré una explicación que me clavó.
El mantenimiento exterior no funciona como una tarea normal.
Es una tarea infinita:
- Nunca se ve un “final claro”
- Siempre hay otra junta sucia
- Siempre hay otra esquina con moho
- Siempre hay otra hierba que sale
Con la manguera y el cepillo, avanzas muy despacio.
Para notar cambio real necesitas bloques enormes de tiempo.
¿Y qué aprende tu cerebro?
“Si toco el jardín, pierdo medio día como mínimo.”
Eso crea un patrón muy claro:
- Vas posponiendo.
- La culpa, la vergüenza o los avisos de la comunidad te empujan.
- Cuando por fin actúas, el precio es tu único día libre completo.
No eres un vago.
Estás atrapado en una tarea diseñada para devorar horas.
Yo no quería pasar otro domingo así.
Pero tampoco podía dejar que el jardín siguiera convertido en selva.
Tenía que encontrar otra forma.
El descubrimiento: de “medio día perdido” a “batallas de 15 minutos”
Leyendo foros y viendo vídeos, empecé a ver una idea que se repetía:
Vecinos que decían cosas como:
“Desde que tengo una pistola de agua a presión con batería, hago el jardín a ratos cortos y nunca vuelve a ponerse tan mal.”
Hablaban de una herramienta llamada CleanForce.
No era la típica máquina enorme de alquiler.
La describían como:
- Una pistola de alta presión ligera
- Con dos baterías recargables
- Diferentes boquillas para chorro concentrado o en abanico
- Sin cables ni motor de gasolina
Lo que me llamó la atención no fue solo la fuerza.
Fue la forma de usarla.
Contaban que CleanForce permitía:
- Limpiar un tramo en 10–20 minutos
- Guardarla al momento
- Repetir otro día, otro trozo
Era justo lo contrario a lo que me pasaba:
De un “maratón de jardín” de medio día…
a “micro batallas” cerradas que podía encajar entre semana.
Entré en la página oficial, vi que había un descuento para pedidos por internet y pensé:
“Como funcione la mitad de bien de lo que dicen, ya me merece la pena.”
Pulsé
Probando CleanForce: mi primer domingo que no se tragó el jardín
Cuando llegó la caja, decidí hacer una prueba entre semana.
Nada de esperar al domingo.
Dentro venían:
- La pistola CleanForce
- Dos baterías recargables
- Varios cabezales de chorro
- Adaptador para la manguera
Cargué las baterías mientras cenábamos.
Al día siguiente, antes de la ducha de los niños, salí con 20 minutos libres.
Puse la boquilla más fina.
Encajé la batería.
Conecté la manguera.
Elegí solo un tramo:
Tres baldosas y una franja de juntas llenas de negro y verdín.
Apreté el gatillo.
El chorro dejó una línea clara en la baldosa.
La capa oscura saltó.
Se veía el color real, que ya ni recordaba.
Pasé de lado a lado, como si estuviera pintando.
En 10 minutos, ese pequeño tramo estaba impecable.
Cambié a una boquilla en abanico y enjuagué todo.
Guardé CleanForce en el trastero.
Entré en casa.
Aún me sobraban unos minutos para ayudar con los pijamas.
Por primera vez mi cabeza pensó:
“Esto sí es una tarea con principio y fin.”
No medio día.
No domingo perdido.
Solo 15 minutos.
Por qué CleanForce te devuelve los domingos
Después de varias semanas, vi el cambio real.
Con CleanForce:
- El chorro concentrado arranca suciedad y verdín a velocidad de máquina profesional.
- Como es ligera e inalámbrica, la coges, limpias un trozo y la guardas.
- Con las dos baterías puedes dividir el trabajo en bloques durante toda la semana.
Yo lo hago así:
- Lunes: un tramo de baldosas
- Miércoles: zona de escalones
- Viernes: pared baja y alrededor de las macetas
Cada sesión, 10–20 minutos.
El sábado por la mañana echo un vistazo.
El jardín parece cuidado; no perfecto de revista, pero muy digno.
¿Resultado?
Cuando llega el domingo…
el jardín ya no es un monstruo pendiente.
Podemos:
- Ir al parque
- Hacer una barbacoa
- Ver una película en el sofá
Sin ese peso en la cabeza de “tengo que bajar a pelearme con la selva”.
Para quién es CleanForce de verdad
No te hablo como técnico.
Te hablo como padre de familia al que no le sobraba ni un rato.
CleanForce tiene sentido si:
- Tienes jardín, patio, entrada o terraza exterior
- Trabajas toda la semana y tu tiempo libre es oro
- Estás cansado de perder mañanas enteras frotando
- Te da rabia ver tu jardín hecho un desastre cuando miras por la ventana
También es perfecta para:
- Quitar verdín de muros y escaleras
- Limpiar muebles de jardín
- Dar un repaso rápido a la entrada o al garaje
En resumen: cualquier tarea exterior que ahora te pide medio día, con CleanForce la bajas a minutos.
Lo que más valoro: mi tiempo… y la tranquilidad
Que venga una empresa a limpiar el exterior puede costar entre 150 y 250 euros cada vez.
Y aun así, el verdín vuelve.
Las hojas caen.
El barro se pega.
CleanForce cuesta menos que una de esas visitas, y la tienes siempre lista en casa.
Además, viene con una garantía de devolución del 100 %.
Si en 30 días no estás satisfecho, la devuelves y te reembolsan el dinero.
Sin líos.
Sin explicaciones raras.
Para mí, la elección es sencilla:
- Seguir regalando domingos al jardín
O recuperar esos días para mi familia y ganar un jardín decente a base de ratos cortos
Cómo conseguir CleanForce antes de que se trague otro domingo
Cuando la compré, en la página oficial de CleanForce había un descuento especial por tiempo limitado.
Cada vez más vecinos la usan, así que las unidades se agotan rápido.
Si tienes un jardín que ahora mismo te mira desde la ventana como un monstruo pendiente…
te propongo esto:
Hoy tienes dos opciones muy claras:
- Seguir posponiendo, hasta que la culpa o la comunidad te “obliguen” a sacrificar otro domingo entero.
- Tener CleanForce en casa, dividir el trabajo en pequeñas batallas de minutos y recuperar tus fines de semana.
Yo ya he elegido.
Cuando llega el domingo y puedo decir “hoy es solo para nosotros”,
miro el jardín y pienso:
“Por fin, mi tiempo libre vuelve a ser mío.”

Luis Ortega (Ingeniero químico especializado en superficies)
Cuando probé CleanForce lo primero que me sorprendió fue el equilibrio entre potencia y cuidado. Muchas máquinas domésticas se quedan cortas y otras, por exceso de presión, acaban dañando pintura, juntas o baldosas. CleanForce trabaja en un rango muy seguro: elimina verdín, grasa y suciedad incrustada con facilidad, pero bien utilizada mantiene intactos los materiales. Desde un punto de vista técnico, es mucho más sensato invertir en una herramienta así, que permite un mantenimiento frecuente y suave, que seguir pagando lavados rápidos y agresivos que solo limpian por encima y acortan la vida útil de las superficies de tu casa y de tu coche
PREGUNTAS FRECUENTES
¿Y si al final CleanForce acaba guardada en un trastero como todo lo demás?
¿Y si al final CleanForce acaba guardada en un trastero como todo lo demás?
La pregunta de fondo aquí es: “¿la voy a usar de verdad?”. CleanForce no es un trasto más, porque no está pensada para “el gran día de limpieza”, sino para micro sesiones de 5–15 minutos. Cada vez que veas una mancha que te molesta, puedes salir, apuntar, apretar el gatillo y ver el antes y después al momento. Esa recompensa visual tan rápida hace que el cerebro la quiera usar, porque siente progreso inmediato sin matarse a fregar. No compras una máquina, compras una forma de cerrar tareas pendientes sin perder el fin de semana.
¿Puede dañar la pintura del coche o las baldosas si me paso con la presión?
¿Puede dañar la pintura del coche o las baldosas si me paso con la presión?
Es normal tener miedo a “cargarme algo”. CleanForce está pensada para uso doméstico responsable: tiene boquillas ajustables y un chorro que puedes controlar con la distancia y la apertura. No es una hidrolimpiadora industrial que arranca todo a lo bruto, sino una herramienta pensada para cuidar, no destruir. Siguiendo las indicaciones (no pegar el chorro a centímetros en zonas delicadas, usar abanico en el coche, etc.) consigues suciedad fuera y superficies intactas, justo lo que quieres: limpiar sin arrepentirte después.
No tengo jardín ni chalet, ¿me compensa si vivo en un piso?
No tengo jardín ni chalet, ¿me compensa si vivo en un piso?
Aunque vivas en un piso, seguro que tienes alguna de estas zonas: balcón, terraza, galería, rellano, garaje comunitario, coche, moto, bicicletas, mobiliario de exterior… Todas esas superficies acumulan negro, verdín y manchas que con fregona no salen. CleanForce está pensada justo para eso: espacios pequeños, suelos de terrazo, baldosas, barandillas, rejillas, llantas. No hace falta un gran jardín para notar el cambio; basta con tener uno o dos rincones que ahora mismo te dan apuro enseñar.
¿Y si no tengo tiempo? Llego reventado del trabajo como para ponerme a limpiar…
¿Y si no tengo tiempo? Llego reventado del trabajo como para ponerme a limpiar…
Esta duda esconde algo muy real: tu energía al final del día es limitada. Con métodos clásicos, limpiar fuera significa medio día perdido, y por eso lo vas posponiendo. CleanForce cambia el juego: está pensada para que puedas hacer pequeños “ataques” de 10 minutos que se notan. Sales, limpias un tramo de entrada, un trozo de patio o el frontal del coche y vuelves al sofá con una sensación clara de “hoy he arreglado algo que llevaba meses pendiente”. No es un segundo trabajo, es una forma rápida de quitarte peso mental.
¿De verdad sale más barato que seguir yendo al lavadero y llamando a alguien para que limpie?
¿De verdad sale más barato que seguir yendo al lavadero y llamando a alguien para que limpie?
Si sumas lo que pagas al año entre lavados de coche, “lavados completos” y alguna limpieza puntual de entrada o patio, lo normal es que salga mucho más caro que tener CleanForce en casa. Con CleanForce pagas una vez y la usas para entrada, patio, escaleras, coche, moto, muebles de jardín… tantas veces como quieras. Cada lavado que haces tú mismo es dinero que no pagas fuera, y además cuidas mejor las superficies, evitando gastos mayores por desgaste o daños.
Me preocupa el ruido y molestar a los vecinos, ¿hace mucho escándalo?
Me preocupa el ruido y molestar a los vecinos, ¿hace mucho escándalo?
No estás comprando una máquina de obra, sino una herramienta doméstica. CleanForce hace ruido, sí, pero un ruido moderado y puntual, parecido al de otros aparatos de casa, no al de una obra en la calle. Y como las sesiones son cortas y concretas, no pasas una mañana entera dando guerra. Es muy distinto media hora de limpieza efectiva con CleanForce que horas arrastrando muebles, arrastrando cubos y golpeando cepillos contra el suelo.
¿Y si la batería se queda corta y me deja a medias?
¿Y si la batería se queda corta y me deja a medias?
Una de las mayores frustraciones es sentir que por fin te pones… y la máquina muere. Por eso CleanForce incluye dos baterías recargables: mientras usas una, puedes tener la otra cargando o lista de reserva. El objetivo no es que limpies un estadio, sino la zona de casa que enseñas, y con dos baterías tienes margen de sobra para terminar lo que empiezas: entrada, tramo de escaleras, balcón, o lavado completo del coche sin ese miedo constante a quedarte a medias.
¿Es complicada de montar y usar si no soy muy “manitas”?
¿Es complicada de montar y usar si no soy muy “manitas”?
CleanForce está pensada para gente que no quiere complicarse la vida. No hay que montar media ingeniería: batería, manguera, boquilla y gatillo. Eso es todo. No necesitas leer un manual de 30 páginas ni ser experto en bricolaje. La curva de aprendizaje es muy corta: en los primeros minutos ya estás viendo franjas limpias allí donde antes había manchas. Esa simplicidad hace que no dé pereza sacarla: en vez de pensarlo tres veces, la coges y en un par de minutos estás limpiando.
¿Y si luego no queda tan limpio como en las fotos y me decepciono?
¿Y si luego no queda tan limpio como en las fotos y me decepciono?
Esta es la gran duda de fondo: miedo a que sea “otra cosa más” que promete y no cumple. La diferencia está en el tipo de suciedad que ataca CleanForce: verdín, grasa, polvo incrustado y mugre en juntas y poros, justo lo que los métodos normales no sacan. Cuando apuntas a una zona que lleva meses igual y ves aparecer una franja clara y nítida, tu cerebro entiende que no era el suelo el problema, era la herramienta. No prometemos magia en superficies destruidas, pero sí un cambio brutal en todo lo que está sucio por acumulación.
Tengo miedo de comprar, arrepentirme y haber tirado el dinero, ¿qué pasa si no me convence?
Tengo miedo de comprar, arrepentirme y haber tirado el dinero, ¿qué pasa si no me convence?
Detrás de esta pregunta está el miedo a equivocarse. Por eso CleanForce se acompaña de una garantía de devolución: si la pruebas y no notas la diferencia, o no se adapta a tu casa, puedes echarte atrás. Lo que estás comprando no es solo una pistola de agua, es la posibilidad de dejar de sentir vergüenza, culpa y estrés cada vez que miras ciertas zonas de tu casa o tu coche. La pregunta real es: ¿cuánto tiempo más quieres seguir evitando mirar esos suelos… teniendo la opción de cambiarlos con una sola herramienta?
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