Me moría de ganas de que mi amigo pensara que ese patio no era mío.
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Vergüenza en las baldosas de la puerta de mi casa
Nunca olvidaré aquella noche.
Estaba acompañando a mi amigo Luis hasta la salida.
Bajamos al patio de la entrada.
Las baldosas estaban verdes, resbaladizas, con una película babosa.
Tropezó un poco, se agarró a la barandilla y dijo medio en broma:
“Como siga así, un día alguien se mata en estas escaleras.”
Yo me reí, solté lo típico:
“Ya ves… la comunidad nunca cuida nada.”
Pero por dentro sabía la verdad.
Esa parte era mía.
Era mi puerta.
Mis baldosas.
Mi responsabilidad.
En ese momento sentí que había perdido el control de la entrada de mi propia casa.
Si alguna vez has:
- Sentido vergüenza al sacar a alguien por un patio lleno de verdín
- Pensado “como alguien se caiga aquí, me buscan las cosquillas”
- Fingido que esa zona “no es tuya”, aunque sabes que sí lo es
Entonces lo que voy a contarte puede devolverte:
- Un patio seguro y limpio en una sola tarde
- Tu tranquilidad cada vez que alguien entra o sale
- Y la sensación de orgullo al mirar tu puerta, en vez de apartar la vista
Todo por un cambio simple que nadie nos había explicado.
No soy un dejado… estoy agotado
Vivo en un piso con un pequeño rellano y unas escaleras de baldosa antes de llegar a la calle.
Trabajo todo el día.
Tengo dos hijos.
Cuando llego a casa, vengo fundido.
Como casi todo el mundo, he probado de todo:
- Fregona y cubo con lejía
- Cepillo de cerdas duras
- Esos limpiadores “milagro” que prometen quitar el moho en minutos
Siempre igual.
Una hora frotando.
La espalda destrozada.
Las manos oliendo a lejía.
Y las baldosas seguían igual de verdes, quizá un poco menos pegajosas.
Cada vez que venía alguien pensaba:
“Ya lo arreglaré el fin de semana que viene.”
Ese fin de semana nunca llegaba.
Cuanto peor lo veía, más vergüenza me daba.
Cuanta más vergüenza, más lo evitaba.
Hasta que pasó lo de Luis y su frase de “como siga así, alguien se mata”.
Esa noche casi no dormí.
Me imaginé:
- Mi madre resbalando al bajar
- Mis hijos cayéndose jugando
- Algún vecino haciendo fotos para enseñárselas al administrador
Y pensé:
“No puedo seguir fingiendo que este patio no es cosa mía.”
Tenía que entender por qué, por mucho que frotara, aquello seguía siendo una pista de patinaje.
La verdad fea: no es suciedad normal, es un “bocadillo” pegado
Buscando en foros y vídeos, encontré algo que nadie me había contado.
Lo que tienes en el patio no es solo suciedad.
Es un “bocadillo” pegado a la baldosa, con tres capas que se agarran entre sí:
- Capa 1: minerales y polvo
La lluvia y el sol cuecen una mezcla de polvo, cal y tierra.
Eso crea una base rugosa. - Capa 2: vida verde
Encima se agarra el verdín, el moho, las algas.
Como una alfombra viva pegada a esa base. - Capa 3: grasa y porquería del aire
Humo, aceites, contaminación…
Todo eso forma una película que sella las otras dos capas.
¿Y qué hacen la fregona, el cepillo y el limpiador normal?
Solo tocan la parte de arriba.
Mueves la porquería un poco, pero las tres capas siguen soldadas a la baldosa.
Por eso:
- Frotas una hora y casi no ves cambio
- El suelo sigue resbalando
- El verde vuelve a salir en pocos días
No es que seas un guarro.
Es un problema físico.
Intentas arrancar un bloque pegado con pegamento fuerte usando solo un trapo mojado.
Cuando entendí esto, muchas cosas de mi patio empezaron a cuadrar.
Pero faltaba lo más importante:
Si el problema es un monstruo de tres capas…
¿Qué puede cortarlo de verdad?
El día que vi un chorro de agua “cortar” el verdín
En un vídeo de un hombre que se dedicaba a limpiar terrazas, vi algo distinto.
No llevaba la típica máquina enorme con ruedas.
Tenía una pistola de agua a presión, del tamaño de un taladro grande.
La conectaba a una manguera y el chorro parecía una cuchilla.
Pasaba una vez por la baldosa negra y dejaba una línea clara detrás.
El nombre del aparato era CleanForce.
No hablaban de una máquina industrial, sino de una pistola de alta presión con dos baterías recargables, pensada para usar en casa.
Lo que más me llamó la atención fue cómo explicaban el chorro:
- Un chorro muy fino, como un “corte de agua”, para romper las tres capas
- Una opción de abanico ancho para arrastrar todo lo que se suelta y enjuagar
Y sobre todo, la frase de un usuario:
“Con esto he recuperado un patio que daba asco en una tarde.”
Me picó la curiosidad.
Encajaba con lo que había leído:
Si el problema son capas pegadas, no necesito más lejía.
Necesito algo que las corte y las levante.
Así que hice lo que cualquier vecino ya desesperado haría.
Entré en la página oficial, vi que tenían una oferta y pulsé “Aplicar descuento y ver disponibilidad”.
Probando CleanForce en “la zona de la vergüenza”
Unos días después llegó una caja más pequeña de lo que esperaba.
Dentro venían:
- La pistola CleanForce
- Dos baterías recargables
- Varios cabezales de chorro
- El adaptador para la manguera del jardín
Cargué las baterías, conecté la manguera y puse la boquilla más fina.
Fui directo al peldaño más asqueroso.
Ese que siempre miraba de reojo cuando entraba alguien.
Era una mezcla de negro, verde y brillo resbaladizo.
Apunté.
Pulsé el gatillo.
Y vi la baldosa original salir, como si estuviera borrando con una goma.
El chorro cortaba la capa pegajosa y la levantaba en tiras.
No la movía.
No la hacía “un poco menos verde”.
La arrancaba.
En tres minutos, tenía medio escalón como nuevo.
Cambié a una boquilla en abanico y empecé a enjuagar todo lo que se había soltado.
El agua arrastraba la porquería hacia el desagüe.
En media hora:
- Escaleras
- Rellano
- Y el trozo de acera delante de mi puerta
Estaban tan claros que parecía otro portal.
Sin frotar con cepillo.
Sin rodillas en el suelo.
Sin dolor de espalda.
Solo yo, una pistola, y un montón de líneas limpias que daba gustazo mirar.
Por primera vez en mucho tiempo pensé:
“Este patio sí es mío. Y me alegra que se note.”
Por qué CleanForce funciona cuando la fregona no puede
Después de usar CleanForce varias veces, lo tengo claro.
Funciona porque ataca las tres capas a la vez:
- La velocidad del agua y la boquilla fina cortan la costra de minerales, verdín y grasa
- Ese corte levanta el “bocadillo” completo de suciedad, no solo la parte de arriba
- El modo abanico permite empujar todo fuera y dejar la baldosa “limpia de fábrica”
Y hay dos detalles que cambian el juego:
- Recompensa inmediata
Cada pasada deja un camino limpio perfecto.
Lo ves al instante.
Tu cerebro siente: “merece la pena seguir”. - Dos baterías, sin miedo a quedarse a medias
Si ves que con una no terminas, cambias a la otra y sigues.
Esa excusa de “ya continuaré otro día” desaparece.
Así, en vez de tener un patio que te susurra “qué desastre” cada vez que lo ves…
Tienes una esquina de la casa que te arranca una sonrisa.
A quién puede ayudar de verdad
Si te ves en alguna de estas situaciones, yo le daría una oportunidad:
- Tienes un patio, entrada o escalera con verdín y manchas
- Temes que alguien pueda resbalar y hacerse daño
- Te da vergüenza sacar a visitas por ahí
- Has probado fregona, cepillo y lejía… y sigue casi igual
- Vives en comunidad, en alquiler o con un casero que se fija en todo
También va de maravilla para:
- Azulejos de terraza
- Bordes de piscina
- Paredes con manchas negras
- Muebles de jardín castigados por el tiempo
En resumen: zonas de fuera que hoy te dan repelús, y mañana podrían darte orgullo.
Por qué, para mí, sale a cuenta
Que venga alguien con máquina grande a limpiarte el patio puede costar entre 150 y 250 euros cada vez.
Y no van a venir cada mes.
CleanForce cuesta menos que una de esas visitas, y te queda para años.
Además, la empresa que lo vende lo respalda con una garantía de devolución del 100 %.
Si en 30 días no te convence, lo devuelves y te reembolsan el dinero.
Para mí la elección es sencilla:
- Seguir fingiendo que ese patio “no es cosa mía”, rezando para que nadie se caiga…
- O dedicar una tarde, arrancar el verdín de raíz y volver a sentir que mando yo.
Cómo ver si aún hay unidades con descuento
Cuando yo lo compré, en la página oficial de CleanForce tenían un descuento especial por pedido a través de internet.
Suele agotarse, porque hay gente que compra más de una unidad
(para otra vivienda o para regalar a sus padres).
Para ver si CleanForce sigue disponible y aprovechar el descuento, pulsa aquí:
Yo pasé demasiado tiempo haciendo como que mi patio no era mi problema.
Hasta que una broma de un amigo me hizo ver la verdad.
Por suerte, ahora:
- Mis escaleras ya no parecen una trampa
- Mis hijos pueden correr sin miedo
- Y, cuando acompaño a alguien a la puerta, por fin pienso:
“Sí, esta entrada es mía. Y me encanta que se note.”

Luis Ortega (Ingeniero químico especializado en superficies)
Cuando probé CleanForce lo primero que me sorprendió fue el equilibrio entre potencia y cuidado. Muchas máquinas domésticas se quedan cortas y otras, por exceso de presión, acaban dañando pintura, juntas o baldosas. CleanForce trabaja en un rango muy seguro: elimina verdín, grasa y suciedad incrustada con facilidad, pero bien utilizada mantiene intactos los materiales. Desde un punto de vista técnico, es mucho más sensato invertir en una herramienta así, que permite un mantenimiento frecuente y suave, que seguir pagando lavados rápidos y agresivos que solo limpian por encima y acortan la vida útil de las superficies de tu casa y de tu coche
PREGUNTAS FRECUENTES
¿Y si al final CleanForce acaba guardada en un trastero como todo lo demás?
¿Y si al final CleanForce acaba guardada en un trastero como todo lo demás?
La pregunta de fondo aquí es: “¿la voy a usar de verdad?”. CleanForce no es un trasto más, porque no está pensada para “el gran día de limpieza”, sino para micro sesiones de 5–15 minutos. Cada vez que veas una mancha que te molesta, puedes salir, apuntar, apretar el gatillo y ver el antes y después al momento. Esa recompensa visual tan rápida hace que el cerebro la quiera usar, porque siente progreso inmediato sin matarse a fregar. No compras una máquina, compras una forma de cerrar tareas pendientes sin perder el fin de semana.
¿Puede dañar la pintura del coche o las baldosas si me paso con la presión?
¿Puede dañar la pintura del coche o las baldosas si me paso con la presión?
Es normal tener miedo a “cargarme algo”. CleanForce está pensada para uso doméstico responsable: tiene boquillas ajustables y un chorro que puedes controlar con la distancia y la apertura. No es una hidrolimpiadora industrial que arranca todo a lo bruto, sino una herramienta pensada para cuidar, no destruir. Siguiendo las indicaciones (no pegar el chorro a centímetros en zonas delicadas, usar abanico en el coche, etc.) consigues suciedad fuera y superficies intactas, justo lo que quieres: limpiar sin arrepentirte después.
No tengo jardín ni chalet, ¿me compensa si vivo en un piso?
No tengo jardín ni chalet, ¿me compensa si vivo en un piso?
Aunque vivas en un piso, seguro que tienes alguna de estas zonas: balcón, terraza, galería, rellano, garaje comunitario, coche, moto, bicicletas, mobiliario de exterior… Todas esas superficies acumulan negro, verdín y manchas que con fregona no salen. CleanForce está pensada justo para eso: espacios pequeños, suelos de terrazo, baldosas, barandillas, rejillas, llantas. No hace falta un gran jardín para notar el cambio; basta con tener uno o dos rincones que ahora mismo te dan apuro enseñar.
¿Y si no tengo tiempo? Llego reventado del trabajo como para ponerme a limpiar…
¿Y si no tengo tiempo? Llego reventado del trabajo como para ponerme a limpiar…
Esta duda esconde algo muy real: tu energía al final del día es limitada. Con métodos clásicos, limpiar fuera significa medio día perdido, y por eso lo vas posponiendo. CleanForce cambia el juego: está pensada para que puedas hacer pequeños “ataques” de 10 minutos que se notan. Sales, limpias un tramo de entrada, un trozo de patio o el frontal del coche y vuelves al sofá con una sensación clara de “hoy he arreglado algo que llevaba meses pendiente”. No es un segundo trabajo, es una forma rápida de quitarte peso mental.
¿De verdad sale más barato que seguir yendo al lavadero y llamando a alguien para que limpie?
¿De verdad sale más barato que seguir yendo al lavadero y llamando a alguien para que limpie?
Si sumas lo que pagas al año entre lavados de coche, “lavados completos” y alguna limpieza puntual de entrada o patio, lo normal es que salga mucho más caro que tener CleanForce en casa. Con CleanForce pagas una vez y la usas para entrada, patio, escaleras, coche, moto, muebles de jardín… tantas veces como quieras. Cada lavado que haces tú mismo es dinero que no pagas fuera, y además cuidas mejor las superficies, evitando gastos mayores por desgaste o daños.
Me preocupa el ruido y molestar a los vecinos, ¿hace mucho escándalo?
Me preocupa el ruido y molestar a los vecinos, ¿hace mucho escándalo?
No estás comprando una máquina de obra, sino una herramienta doméstica. CleanForce hace ruido, sí, pero un ruido moderado y puntual, parecido al de otros aparatos de casa, no al de una obra en la calle. Y como las sesiones son cortas y concretas, no pasas una mañana entera dando guerra. Es muy distinto media hora de limpieza efectiva con CleanForce que horas arrastrando muebles, arrastrando cubos y golpeando cepillos contra el suelo.
¿Y si la batería se queda corta y me deja a medias?
¿Y si la batería se queda corta y me deja a medias?
Una de las mayores frustraciones es sentir que por fin te pones… y la máquina muere. Por eso CleanForce incluye dos baterías recargables: mientras usas una, puedes tener la otra cargando o lista de reserva. El objetivo no es que limpies un estadio, sino la zona de casa que enseñas, y con dos baterías tienes margen de sobra para terminar lo que empiezas: entrada, tramo de escaleras, balcón, o lavado completo del coche sin ese miedo constante a quedarte a medias.
¿Es complicada de montar y usar si no soy muy “manitas”?
¿Es complicada de montar y usar si no soy muy “manitas”?
CleanForce está pensada para gente que no quiere complicarse la vida. No hay que montar media ingeniería: batería, manguera, boquilla y gatillo. Eso es todo. No necesitas leer un manual de 30 páginas ni ser experto en bricolaje. La curva de aprendizaje es muy corta: en los primeros minutos ya estás viendo franjas limpias allí donde antes había manchas. Esa simplicidad hace que no dé pereza sacarla: en vez de pensarlo tres veces, la coges y en un par de minutos estás limpiando.
¿Y si luego no queda tan limpio como en las fotos y me decepciono?
¿Y si luego no queda tan limpio como en las fotos y me decepciono?
Esta es la gran duda de fondo: miedo a que sea “otra cosa más” que promete y no cumple. La diferencia está en el tipo de suciedad que ataca CleanForce: verdín, grasa, polvo incrustado y mugre en juntas y poros, justo lo que los métodos normales no sacan. Cuando apuntas a una zona que lleva meses igual y ves aparecer una franja clara y nítida, tu cerebro entiende que no era el suelo el problema, era la herramienta. No prometemos magia en superficies destruidas, pero sí un cambio brutal en todo lo que está sucio por acumulación.
Tengo miedo de comprar, arrepentirme y haber tirado el dinero, ¿qué pasa si no me convence?
Tengo miedo de comprar, arrepentirme y haber tirado el dinero, ¿qué pasa si no me convence?
Detrás de esta pregunta está el miedo a equivocarse. Por eso CleanForce se acompaña de una garantía de devolución: si la pruebas y no notas la diferencia, o no se adapta a tu casa, puedes echarte atrás. Lo que estás comprando no es solo una pistola de agua, es la posibilidad de dejar de sentir vergüenza, culpa y estrés cada vez que miras ciertas zonas de tu casa o tu coche. La pregunta real es: ¿cuánto tiempo más quieres seguir evitando mirar esos suelos… teniendo la opción de cambiarlos con una sola herramienta?
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